11.4.08

TAMPOCO, TAMPOCO



Domingo 6 de abril de 2008
Por Antonio Gil
Peso Pluma
Que Piñera se lave bien las manos (*)
El ex senador Sebastián Piñera, muy orondo y sintiéndose ya Primer Mandatario de Chile, se ha hecho fotografiar estrechando la mano del Presidente peruano, Alan García.
Esa mismísima mano que, en el primer Gobierno alanista de 1985 a 1990, se hundió hasta el codo en las arcas fiscales del Perú, pueblo sin memoria, que fue expoliado por García y sus amigos, los llamados “doce apóstoles”, como no había ocurrido jamás en la historia.
Piñera estrecha efusivamente la mano que se birló los fondos multimillonarios de un tren eléctrico que jamás funcionó, mientras los flashes registran tan magno evento “histórico” con que Piñera quiso “ponerse en la esfera internacional” en momentos de serias diferencias territoriales con el vecino país. ¿En qué habrá estado pensando? La de García, señor Piñera, es la misma zarpita manicurada que agarró, a puñados, las millonarias coimas por la compra de los Mirage.
La misma manito que recibió lo suyo, y más, por la venta irregular de acciones de la deuda externa. La que se untó de oro y carroña con las importaciones de carne podrida. La misma mano, del mismo Alan García Pérez de ayer, que se manchó con la sangre de unos 10 mil muertos masacrados en una brutal e inútil política antiinsurgente mediante la creación del siniestro y clandestino grupo paramilitar Escorpio.
¿Alguien puede imaginar de buena fe que el ilustrado Piñera no sabía qué mano estaba acariciando tan tiernamente con la suya? En 1991, cuando ya Alan García había dejado el Gobierno, el Parlamento lo encausó por un sinnúmero de delitos: enriquecimiento ilícito, coimas en la compra de aviones y otras acusaciones más propias de un gánster de Las Vegas que de un ex Presidente.
¿Qué hizo García? Sencillamente huyó a refugiarse en casa de su amigo y compadre, el cleptócrata venezolano Carlos Andrés Pérez. Sólo así esquivó el cuerpo a lo que le esperaba. Esa mano que con tanta unción estrecha el presidenciable Piñera es la misma que en 1985, con un gesto del pulgar, hizo quemar vivos a 34 prisioneros encerrados en una prisión de Lima.
La misma tierna manecita que levantó el teléfono para ordenar la cobarde matanza de 300 prisioneros en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara. La misma mano que usted aprieta, Piñera, fue responsable de centenares de asesinatos a sangre fría, mientras el joven Presidente se iba de putas por semanas, tieso como pata de perro envenenado.
Y mientras el bueno y folclórico de García tocaba marineras en la guitarra, cosa que hace bien, con esas manos que Piñera no afloja hasta que se apague el último fogonazo fotográfico, fueron asesinados, entre muchos, el abogado Manuel Febres y Saúl Cantoral, inolvidable dirigente de la Federación Minera del Perú.
¿Conocerá don Sebastián Piñera ese proverbio peruano que reza: “Gallina que come huevos aunque le quemen el pico”, refiriéndose a que alguien, ya cebado como García, jamás dejará de ser García?
El desquiciado afán de protagonismo de nuestro ex senador lo lleva a cometer errores como éste. Sus compulsivas estrategias, con mucho de delirio de grandeza, llevaron al candidato en ciernes a tocar con las suyas las manos de un ser aborrecible, pese a sus innumerables reinvenciones.
Lástima que no exista una vacuna contra el afán de latrocinio, contra esa cleptomanía que no tardará en reaparecer.
Le recomendamos a Piñera que, en cualquier caso, se lave las manos con alcohol. No puede ser saludable el contacto con tanto dólar mal habido, con tanta sangre derramada en vano.

(*) Aparecido en el diario chileno La Nación


La razón de la sinrazón por César Lévano (*)
Por calles, plazas y correos electrónicos circula una diatriba publicada por La Nación, el diario oficial de Chile, contra el presidente del Perú, Alan García.El texto lleva la firma del columnista Antonio Gil y, conforme a principios de ética periodística, no podía ser censurado por la dirección del periódico.Pero el hecho de que aparezca en un órgano que expresa la ­opinión del gobierno de Chile y de que esto ocurra en momentos en que se procesa un diferendo entre nuestros dos países, lleva a pensar que las injurias contra García fueron inspiradas o ­alentadas por la dirección política del cotidiano, es decir, el gobierno de Chile.Hay, además, como luego veremos, una razón –o sinrazón– coyuntural: la reciente visita al Perú de Sebastián Piñera, líder de la oposición derechista chilena, al cual el oficialismo de su país considera un rival de alto riesgo, al cual hay que enlodar.Prueba de esto es el título mismo de la columna bajo observación: “Que Piñera se lave las manos”.Dice el columnista Gil que Piñera debería lavarse las manos con alcohol después de haber estrechado la diestra del mandatario que “se hundió hasta el codo en las arcas fiscales del Perú, pueblo sin memoria”.“Piñera estrecha efusivamente la mano que se birló los fondos multimillonarios de un tren ­eléctrico que jamás funcionó” y que “agarró, a puñados, las millonarias coimas por la compra de los Mirage”, agrega Gil.Reprocha Gil a Piñera haber estrechado “la misma tierna manecita que levantó el teléfono para ordenar la cobarde matanza de 300 prisioneros en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara”.Ninguno de los cargos enumerados contra García es novedad. Lo novedoso es que un vocero gubernamental extranjero se permita formularlos. Es como si en el diario oficial El Peruano se publicara una invectiva contra la presidenta Michelle Bachelet por haber ultrajado la memoria de Salvador Allende, al aplicar una política neoliberal. Las autoridades, reiteramos, las autoridades chilenas debe­rían dejar que los peruanos ventilemos en casa los problemas peruanos. Les aconsejamos, además, que no nos crean tan desmemoriados. En el diario santiaguino El Mercurio del martes último encontramos una explicación del ataque contra García: el blanco directo es Piñera, previsible candidato presidencial.Joaquín Fernándois, columnista del cotidiano, escribe: “el fuego graneado contra Piñera se adivina fácilmente como ­una estrategia de marcación al hombre, hasta provocarle una lesión que lo dañe irreparablemente en la contienda.”La Nación ha disparado contra el político peruano más genuflexo ante Chile. En el fondo, quería matar de un tiro dos pájaros de alto vuelo. Uno de ­ellos, el peruano, está ya bastante alicaído.

(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera.

Por más mal que nos caiga el Tobi local tampoco podemos dejar que cualquier hijo de vecino lo trate tan mal por el juego político de ensuciar al derechista Piñeira. Eso nos sacamos por ser tan mansos con los guasos piratas del sur y en eso es precisamente nuestro primer ciudadano el que ha sido y es, condescendientemente servil con el gobierno chileno. Que de los predios del caviar se le tenga que defender es parte del absurdo cotidiano de esta hermosa tierra del sol. Al Señor Gil que firma este artículo lesivo, le aconsejamos con toda serenidad que se ocupe de la escondida miseria de su país, y que revise su historia nacional, tan alucinante y mentirosa como sus glorias peloteras o su aparente bienestar. Andaaa, Gil, gil.

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