Logran predecir cuando alguien está por cometer un error
Científicos noruegos descubrieron que monitoreando una parte del cerebro es posible advertir el momento en que las personas podemos cometer un error.
Finalmente, resulta que las tareas aburridas sí adormecen el cerebro: investigadores descubrieron que cuando la gente realiza tareas monótonas, su cerebro se coloca en un modo de descanso, lo quieran o no.
Y al monitorear esa área del cerebro, pudieron predecir cuándo alguien estaba por cometer un error antes de cometerlo, revela un estudio publicado el lunes en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
"Hay algo probablemente intrínseco en el que su cerebro indica 'necesito tomarme un pequeño descanso ahora' y no se puede hacer nada contra eso", indicó el autor del estudio Tom Eichele, de la Universidad de Bergen en Noruega.
"Probablemente todos conocen ese sentimiento de que a veces el cebrero no está tan receptivo o funcionando tan bien y uno no hizo nada para inducir eso", explicó.
Cuando eso pasa, la sangre fluye a la parte del cerebro que está más activa en momentos de descanso. Y como este estado comienza unos 30 segundos antes de que se cometa un error, podría ser posible diseñar un sistema de advertencia que avise a las personas que deben concentrarse más o ser más cuidadosos, dijo Eichele.
Eso podría mejorar significativamente la seguridad en el lugar de trabajo y también mejorar el desempeño en tareas clave, como la seguridad en los aeropuertos.
"Podríamos construir un artefacto (que podría ser colocado) en las cabezas de las personas que realizan estas decisiones sencillas", dijo a la AFP.
"Podemos medir la señal e indicarle al usuario cuándo el cerebro está en un estado en el que las decisiones no serán las correctas", añadió.
Eichele y sus colegas en Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania pudieron detectar estos patrones cerebrales con escaneos de resonancia magnética, que no son precisamente portátiles.
El próximo paso es ver si se pueden lograr artefactos más móviles para detectar el fenómeno.
Este descubrimiento podría cambiar el curso de la historia de la humanidad. Porque no nos vamos a creer el cuento de que nosotros aprendemos de nuestros errores.
Imagínense que a la hora de ir a votar en las elecciones generales le coloquen su aparatito en la cabeza para evitar el error del cerebro cuando realiza actividades monótonas (nada más tedioso que el sagrado deber de ir a cumplir con nuestras focking obligaciones ciudadanas) y usted no pueda caer en el error. Definitivamente personajillos como el Zeús Tobi, el Cholo sagrado, el Ponja ladrón; jamás hubiesen gobernado esta hermosa tierra del sol. Y ni que se diga de los congresistas, fulanos como el Paparazzi Torres Caro o Mapache Raffo seguirían viviendo de esquilmar incautos particularmente y jamás del erario nacional. Toda una revolución sin largar un puto balazo. Y cuantos evitarían soltar el fácil sí en el altar y en el registro municipal y cuanta mala sangre se ahorrarían por sus uniones alocadas y calientes. Muchos grupos económicos de poder saldrían pitando o terminarían en el cobijo penitenciario. Creo que nos podríamos ofrecer para ser un páis piloto en este experimento noruego y así, sin cometer los mismos errores de siempre, podríamos ser una nación coherente y lógica en vez de continuar en el sadomasoquismo de nuestras malas decisiones. Que se cuiden todos que ya llega la revolución silenciosa del no error. Y sin errores algunos, francamente, no existen.
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