17.4.08

PRENSA PARA UNA SOLITARIA AMBICIÓN





Los desvaríos del Wall Street Journal por Guillermo Giacosa (*)
Limpiar la PC suele ser una aventura inspiradora. Uno está obligado a releer viejos artículos sobre temas de lo que otrora fuera actualidad y encuentra en ellos no solo una repetición de la historia sino, también, en mi caso al menos, una saludable confirmación sobre las mentiras que produce la prensa en defensa de los intereses de los grandes sectores de la economía y las finanzas. El mundo, por ejemplo, visto desde Wall Street nada tiene que ver con el mundo que vivimos y padecemos quienes nunca hemos estado entre ese grupo de alienados que aplaude al final de cada jornada bursátil. Aplauden -sin saberlo y seguramente sin que les importe- la destrucción de bosques, la contaminación del aire, la explotación del trabajo infantil, la mano de obra barata, la desocupación creciente -que es lo que genera la mano de obra barata-, etc. Aplauden, en nombre de otros papeles, el papel que nunca se animarán a asumir, el de transitorios depositarios de la vida cuya obligación es entregarla de la mejor forma posible a las generaciones venideras. Celebran los números y vomitan sobre la vida. Crean fortunas para disfrutar en un planeta que ya no existirá cuando, por fin, decidan dejar de sumar y restar para honrar la vida.
Ese mundo de Wall Street o de la City londinense tiene su propia prensa que es leída con ojos ávidos por quienes buscan reproducir sus grandes fortunas o sus pequeños haberes. Esa prensa, como la otra, es una encarnizada defensora de un estilo de vida que conduce inevitablemente a la catástrofe total y, por ello, sea por decepción inconsciente, irresponsabilidad, fe en el darwinismo social, cinismo o alguna otra razón, dicen en sus pasquines mediáticos solo lo que conviene a sus propios intereses. No informan, propagandizan. O, mejor dicho, hacen propaganda disfrazada de información seria y consistente.
Veamos un número del 'prestigioso' (siempre la otra prensa lo califica así) Wall Street Journal (WSJ) del año 2003. Allí se afirma, a raíz del regreso de Chávez al poder, que "América Latina va de mal en peor" y que lo de Venezuela es solo un recordatorio del estado de tumulto y deterioro en esta parte del mundo. Desde esa óptica, ningún inversionista medianamente sensato, que crea en las sabias orientaciones del Wall Street Journal, podría permitirse pensar en hacer una inversión en esta región y, si vive en ella, lo más prudente sería mudarse. Curiosamente, ese "mal en peor" del periódico de la bolsa neoyorquina se ha visto desmentido por las cifras de crecimiento de todos los países sudamericanos en los últimos cinco años. Argentina, por ejemplo, si este año crece, como lo indican los pronósticos, a más del 7%, habrá cumplido el periodo de crecimiento más amplio de toda su historia. Sobre el Perú sabemos que también está en una fase expansiva, al igual que Brasil, Uruguay, etc. Es decir, no estamos en el "peor" anunciado en 2003 por el WSJ sino en la antípoda. Solo estoy hablando de crecimiento, no de justicia social. Ese es otro tema. Y, sobre eso, en Wall Street no se habla.


(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

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