31.7.11

DIARIO DE LA DESOCUPACIÓN



Diario de la desocupación
Página 7: Retrato de una reflexión

Soy de los que no escarmientan con facilidad. A menudo, tropiezo con la misma piedra.
Me equivoco al crédito y mis culpas las pago al contado.
Como la mayoría de seres humanos fui hecho de miseria y bajos instintos porque ellos se anteponen a la conciencia, al espíritu; a la necesaria evolución que nos acerca a la posibilidad del amor y del equilibrio, o al menos del equilibrio en el amor al que se aspira buscando una mirada que nos refleje al caer la tarde. 
Me doy cuenta (digo esto como si me liberara de un secreto que me atormenta) que puedo ser bastante dañino en mis obsesiones. Que casi siempre vivo al compás del remordimiento que me produce la insensatez. Que sin ser un mal tipo puedo ser atrapado por una ira feroz que me hace decir cosas hirientes y devastadoras, de las que me arrepiento después.
Que pegarlas de sabiondo te hace parecer petulante y que eso te distancia de los otros.
Y que estoy como estoy por mis propias decisiones. Por que me ganaron la pulseada, el aburrimiento cotidiano y el acre sinsabor de la rutina. Porque no supe, ni se, valorar lo que tengo: las maravillosas claves que se me entregaron en forma de sonrisas.
Y porque el único camino que conozco y que puedo atravesar (y que debo cruzar si deseo encontrar mi propia respuesta) es oscuro y soledoso, con una pequeña lucecita en el fondo (se ve lejos, pero la distingo) que pareciera ser mi inexorable destino, el cual elegí una noche en que mi ser desvariaba en el cielo de las cosas locas. Es cuando somos capaces de proponernos realizar las doce tareas de Hércules.
Nada es gratis (apunten, amigos de la rápida desilusión) lo que es verdadero, cuesta lágrimas de sangre y  pedazos del alma. Ni días ni años, poco menos que centurias.
La vida con discernimiento, te cobrará tus días y sobre todo tus noches.
Dormirás con la Soledad entre tus brazos y despertarás acompañado de la Autocompasión (como cuenta Elizabeth Gilbert en su novela).
Jugarás a los dados por la posibilidad de sucumbir entregando tus musas más tiernas y más puras a las galeras de la nave de los Vicios, atraído por el fuego de la autodestrucción.
Y si te repones -te reconstruyes un poco a las patadas- podrás acercarte al espejo y verte por primera vez, como lo que eres, como lo que nunca dejaste de ser mientras andabas dormido (pero de parranda) en este sueño que nos pintan como si fuera una extraordinaria realidad cuando nada en el mundo es real según canta Fito Páez.
¿Hubiera preferido la ignorancia que casi es la dicha? Definitivamente no.
Soy mi propósito. Soy mi lista de deberes y tareas pendientes. Soy mi meta. Yo soy.
No se puede negar el concepto que te define y te explica, así eso te convierta en uno de esos sujetos que -como decía- no aprenden fácilmente la lección. Remember now?

H.D.P.

22.7.11

DIARIO DE LA DESOCUPACIÓN


Diario de la desocupación
Página 6: Los adioses de mis fantasmas

Aunque (mi) la página suelta de éste diario (que aparece como referencia en este blog) es un texto muy bien logrado y casi redondo, con cierta cercanía al Bienvenido Bob de Onetti, (como bien señaló mi primo Alfredo Portal) creo que hay un aroma escondido en el mismo, que impregna el ambiente con un poco de mi desilusión personal.
Pero desde que lo escribí empecé sin querer a reconciliarme conmigo mismo para poder más tarde limar unas muy duras asperezas con un evidentemente enfuruñado entorno.
Me recuerdo en una de mis tantas noches insomnes sin poder concentrarme frente a la película que veía, que por lo demás era una comedieta bastante ligera.
Entonces recordé alguna lección de mi ahora lejano Sensei de metafísica, el flaco G.C. sobre el inconciente colectivo y la posibilidad de una comunicación diferente con la esencia extraordinaria de cada ser.
Prendí un cigarro y convoqué (suena loquísimo, pero lo hice) a las entidades que habitaban en los cuerpos de mi ex-mujer y su familia y esgrimí con mis mejores palabras, el pañuelo blanco de la paz.
Hubo algunas resistencias, (a veces los resentimientos ajenos pueden ser muy fuertes pese a estar basados en boberas que a menudo sirven únicamente para justificar nuestras mas odiosas bellaquerías) pero al final me invadió una tranquilidad extraña y un cansancio que me durmió por más de diez horas.
Al día siguiente fue otro hombre el que se levantó de la cama y fue también otro el que pudo mirarse en el espejo y reconocer que tras las hilachas (esas que el desencanto cultiva con un dañino entusiasmo) estaba el mismo tipo de siempre.
Aquel que tenía una visión distinta de las cosas, el que gustaba del cine con pasión, el que leía sin parar y que escribía sin ambages y al que la vida feliz le daba tanta coba que parecía gozar de alguna celestial consideración. Entonces volví.
Primero recuperé mi verdadera identidad. Luego la forma se fue amoldando a su correspondencia. Y ahora en definitiva soy mas el de antes del paréntesis que me tocó trazar en la cotidianidad  (Todos hacemos un paréntesis en los anhelos que guardamos, como un secreto tesoro, para amoldarnos al momento que afrontamos y sin darnos cuenta nos convertimos en una expresión de conducta encerrada entre símbolos gramaticales)
La amargura se fue haciendo música por las cañerías. Me hice de pequeñas disciplinas que pude cumplir y me encontré pensando en diferente sintonía que unas semanas atrás.
Debo reconocer que se encargaron de mandarme instrucciones por interpósitas personas. Amigos que me dieron claridad con sus palabras precisas como Pedro, Jorge, Iván, Alma, Gianna, mi prima Rocío (mi hermana) y mi hijo Gonzalo (que es un sabio de verdad) que hace justificable y hasta buena, cualquier pellejería que se me cruce en el día a día, a lo largo de mil caminos que recorro con absoluta confianza en el destino.
Le debo parte importante de esta esmerada recuperación a Lito Nebbia, Joan Manuel Serrat, Fito Páez, Andrés Calamaro y en especial a mi propio eco personal, Joaquín Sabina.
Mi soledad sabe de los buenos dúos que hemos compartido entre vinos y rosas. Yo no quiero contigo, ni sin ti es mi voz.
Gracias también a Juan José Campanella por el cine que hace. Gracias Ricardo Darin por interpretarlo tan bien y por putear con tanta clase. Gracias, películas piratas.
No me he olvidado de ti. Tú sabes que no voy a poner ni las iniciales de tu nombre. Cada día te respeto más (ya te lo he dicho) y en tu presencia a cada momento comprendo que las tareas que uno pospone, evade, evita o cabrea, suelen regresar con inusitada fuerza para hacer pedazos el inventario de la experiencia, y sacudirte con una sonrisa, estremecerte con una mirada, matarte con una entrega, y  al final devolverte a la existencia en la que con equilibrio suspiras y le das los adioses a los fantasmas.
H.D.P.

19.7.11

DIARIO DE LA DESOCUPACIÓN-PÁGINA SUELTA


Diario de la desocupación
Yo soy (a la fuente no le interesa tu sed, le importa la razón de la misma)

"Y entonces me dije: chan-chán. Se acabo el tango. La vida tiene que seguir."
(El hijo de la novia)


La semana pasada, de regreso a mi casa, en el mismo focking carro de siempre y con los mismos focking proletarios de siempre, tuve una visión o como decimos los iluminados medio malcriados: una puta epifanía.
En una esquina, primer paradero entre la Av Bolivar y la Universitaria, esperando el transporte público -seguramente- divisé a mi ex-cuñado, J.C. en el medio del tumulto de los laburantes y otros tan anónimos como el.
Lo observé y comprendí que estaba mas viejo (aunque igual de extraño) y me sentí sacudido por la sensación que decía que la dictadura de la vejez nos estaba acechando sin piedad. Siempre pienso en esas cosas cuando veo gente al tiempo. Me parece como una idea reflejo: cuando veo a alguien que la vida se ha encargado de dar con palo y finalmente cagar, yo -solidario- me estremezco.
Recorde también algunos momentos compartidos. Las trancas de vodka con néctar de piña (que yo pagaba naturalmente) y los porritos de marihuana (que el compraba generosamente) en la mezcla fatal por la que terminabamos hablando de metafísica en onanistas analogías con la Guerra de las Galaxias: "Como puedes volar el Halcón Milenario de Han Solo si no puedes ni con una pequeña nave caza" es una de esas frases que me genera un desatado buen humor y un inigualable estado de ánimo, como un oleaje de sonrisas.
Un día en el juego de la inconciencia casi terminamos todos en la Estrella de la muerte y los muy cobardes, el y su hermana, P, mi ex-compañera, dejaron que yo cargue la culpa para proteger sus bastante pequeñas y endebles enterezas.
Hoy lo puedo contar, a la distancia, con cierta alegría e indiferencia, porque todo aquello que no me fue, ni me es, ni me será, afín de verdad, porque ha querido el tiempo, que la evolución y la involución, que nuestras dramaticas metamorfosis personales nos separen en definitivo (y para lo que les quede de vida, en las nimias expectativas de conocimiento que nos queden) nos revelan que juntos jamas fuimos hechos para nada que sea realmente expectácular.
Que nuestra misión fue procrear el hijo extraordinario que tenemos y que -la sabiduría de la jerarquía celestial- ha convertido en un ser maravilloso dotado de la una belleza espiritual y personal, ahora inalcanzable para la obscuridad de su progenitora y la de su parentela en su entorno. Es una lástima. Pero es y uno debe saber aceptar estas cosas y a estos seres para liberarlos.
Mi homenaje a ellos será éste acto de silenciosa aceptación por el cual los libero, les abro la puerta final para que -en otra vida quizás- sean luz.
Ni siquiera voy a responder la mezquindad de la que hace gala P cuando pretende provocarme alguna molestia tratando de criticarme vanamente (lo que para ella debe ser como una especie de justificación barata ante el clan) y de ahora en adelante sólo rebatiré sus agravios recordando en silencio, algún momento en que trascendieron su limitación natural y genética y fueron por breves instantes ligeramente buenos, cordiales, llevaderos.
Como seres humanos sabemos que cuando partimos a nuestra realización personal o cuando volvemos al monte en busca del pasado (en el que encontramos amigas quebrantadas por una vejez fatua o amigos a los que traicionamos sin asco con la primera billetera con plata que se nos cruzó por el camino) nos espera algo así como la pelea definitiva, brutal, en la lluvia, entre Neo y el agente Smith en la reveladora Matrix Revolutions.
Esa búsqueda se llama tentativa de redención y es válida cuando es sincera.
Invoco -para el propio beneficio, de quien lea estas líneas- una atrevida y final mirada al espejo. Eso somos. Más lo de adentro. Menuda chamba nos espera.
Buen a viaje a todos. Chan-chán.
H.D.P.

13 Abril 2011