Racismo a la boliviana por Guillermo Giacosa (*)
La tolerancia de los sectores privilegiados volvió a ponerse de manifiesto el sábado pasado, en Bolivia. Un grupo de homínidos, disfrazados de seres humanos, como tantos otros menos feroces pero igualmente peligrosos, obligó a un grupo de campesinos de origen quechua a desnudarse y a arrodillarse en una plaza céntrica de Sucre.
Si con un gobierno presidido por un indígena osan comportarse de ese modo, podemos imaginar cuáles han sido sus comportamientos y modales para con las mayorías bolivianas (más del 60% son indígenas) estando en el poder. Desde ese acto salvaje podemos comprender el proceso de ingobernabilidad que terminó con la elección de Evo Morales y que los sectores de la derecha santacruceña y otros quieren resucitar con el respaldo internacional, relativamente solapado aún, de los de siempre.
Morales y, felizmente, la Iglesia Católica denunciaron y condenaron los ataques en los que también fueron agredidos algunos soldados y en los que una periodista estuvo a punto de ser quemada viva. Los campesinos de Chuquisaca se declararon en emergencia, amenazan con bloqueos contra el racismo y exigen, además de la destitución del rector de la histórica Universidad de San Francisco Xavier, donde estudió Mariano Moreno, uno de los inspiradores más lúcidos de la independencia argentina, la identificación de los autores materiales del atropello y la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Conductas como las de estos adolescentes imbéciles tienen, en un país donde las heridas no están cicatrizadas, un contenido explosivo. Ya el secretario ejecutivo de la federación que agrupa a los campesinos advirtió que podrían tomar represalias y pidió abstenerse de ir al interior de Chuquisaca, "porque nosotros no nos responsabilizamos de las consecuencias". Por su parte, un dirigente campesino del Chaco chuquisaqueño afirmó que junto con representantes guaraníes decidieron iniciar bloqueos de rutas y cerrar las válvulas de gas del campo Vuelta Grande.
¿Se trata de la irresponsabilidad de un grupo de jóvenes idiotizados por el complejo de pertenecer a un grupo superior o hay más? Ambas cosas. La conducta de los jóvenes tiene que ver con el ambiente racista en que viven y que ha sido una constante en Bolivia. También puede ser un acto más de provocación destinado a demostrar que, aun con un indígena aymara en la presidencia, ellos pueden hacer lo que les viene en gana.
Según la última encuesta de Gallup, Evo cuenta con el apoyo del 64% de la población pobre y de la clase trabajadora y del 40% de las clases media y alta. "Esto significa que la imagen de una Bolivia quebrada por las políticas indigenistas o populistas del actual gobierno es muy poco cierta en sus líneas generales. De hecho, el último Latinobarómetro del 2007 mostraba que el 60% de la población apoyaba la gestión del gobierno actual". Otro dato: Bolivia es el país de América Latina donde más creció el apoyo a la democracia: del 49% en el 2005 al 67% en 2007. Lo suficiente como para que la extrema derecha se alarme.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21. ¿ Qué nos pasa ? ¿ El mundo se está volviendo loco ?. Quienes incitan estos crimenes de odio buscan balcanizar a Bolivia para devorarla con facilidad. Recapaciten hermanos bolivianos, que tras estas situaciones de discrimación racial para desunirlos se encuentran los mas obscuros intereses. Este tiempo no tiene regreso.
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