¿Y los 8,200 millones de dólares que faltan? por Guillermo Giacosa (*)
El diario Le Monde de París informa que una auditoría de la Inspección General del Departamento de Defensa de los EE.UU., realizada bajo el nombre de 'Control interno de las sumas abonadas en Irak, Kuwait y Egipto', ha revelado que quienes deben justificar gastos son incapaces de hacerlo respecto a 8,200 millones de dólares pagados a contratistas estadounidenses y subcontratistas iraquíes. La suma representa el 1.5% de los gastos realizados por el Pentágono desde el comienzo de la guerra. La suma total invertida en esta aventura bélica también es borrosa. Unos afirman que se eleva a 540,000 millones de dólares, y otros, a 800,000 millones de la misma moneda.
Todo indica que la suma que carece de justificación (más o menos un tercio del total de las exportaciones peruanas en 2007) no podrá ser hallada pues no hay trazos ciertos sobre el destino de esos dineros debido a que, en la mayoría de los casos, fueron pagados sin factura. Un contratista de los EE.UU., IAP Worldwide Service, por ejemplo, percibió, en una ocasión, 11.1 millones de dólares contra la sola presentación de una boleta, sin que la naturaleza del servicio prestado fuera explicada.
El informe revela, asimismo, que 1,800 millones de dólares de los iraquíes congelados luego de la conquista de Bagdad han desaparecido. Tampoco se ha hallado rastros de 134.8 millones entregados a los aliados británicos, polacos y surcoreanos en Irak.
Dada la gigantesca cantidad de documentos a verificar, los auditores han seleccionado 702 contratos representativos del conjunto.
El caso más resaltante es el pago de 320.8 millones bajo la simple mención de "pago de salarios a iraquíes", sin ninguna identificación sobre la identidad de los receptores y sin ninguna explicación sobre los servicios ofrecidos. Como en la columna siguiente aparece la cifra "1,000", un congresista preguntó si se trataba del número de personas que habían recibido la remuneración. De ser así, cada uno de ellos se hubiera llevado 320,800 dólares (después dicen que los gringos no pagan bien a sus mercenarios).
Interrogada por los parlamentarios estadounidenses sobre el destino de las inquietantes sumas mencionadas, la señora Mary Ugone, directora adjunta de la Inspección General del Pentágono, dijo algo así como "no tenemos la menor idea".
Imaginarán, supongo, que parte importante de ese dinero ha sido robado. Ese era el Pentágono que dirigía Donald Rumsfeld y que, según revela Naomi Klein, en una extraordinaria investigación llamada El capitalismo del desastre, lo hizo guiándose, principalmente, por su larga y exitosa experiencia en la empresa privada, a pesar de que no era la primera vez que cumplía funciones públicas.
¿Qué se podía esperar si el propio Rumsfeld, a pesar del conflicto de intereses, se negó a desprenderse de acciones que pertenecían a empresas que eran proveedoras del Pentágono, organismo que él controlaba?
Como experiencia privatizadora, la guerra de Irak ha sido escandalosamente decepcionante.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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