ESQUELETOS EN EL ARMARIO por Hugo Del Portal

CUMBRES... ¿A MIKI?

Quisiera -como si fuera un niño de 8 años- que alguien me explique para qué carajo sirven estas focking cumbres. Amén de haber convertido la ciudad en una especie de Bagdad de mogollón y ahora redecorarla con tantas rejas como las que su afiebrada imaginación pueda vislumbrar no logro captar cúal es la etapa de prosperidad que esta reunión internacional de burócratas nos va a traer. Supongo -con la buena fe y la casi candidez que me caracteriza- que después de recibir a tantos mandatarios y sus asesores y ayayeros y a la plaga de periodistas -sesudos analistas de una buena mierda- vamos a llegar como diría Don Saravá, al pico mas alto de la popularidad (extender el ad final: aaaaaad) . Dice el Tobi local -que nos parece no esta tomando su pastillita, por sus últimas declaraciones al decáno- que seremos una estrella en el firmamento mundial (¿por recibir a estos camarones y llenarlos de paterías digestivas, artesanícas y chupísticas?) y lógico, no nos cuenta si alguna de las antiguas conclusiones de las anteriores cumbres se han cumplido, o si se han monitoreado los beneficios de la seguidilla de buenas intenciones con la que se suelen llenar los documentos finales de estas patéticas reuniones. Al final todo va a seguir igual y todos seguiremos igual de jodidos y si alguien va salir tiza y bollante de este cónclave son los pendexos de siempre que arman grandes negociados a costillas de una mayoría silenciosa, aplastada y resignadamente pelotuda.

Lo que si les podría contar -como si fueran niños de 8 años- es que se han tirado al suelo, (a la lona), a los pequeños comerciantes ( a aquellos a los que un verdadero as del acomodo como "escobillón de iglesia" Vega LLona) les pide comprensión y paciencia prometiéndoles el inalcanzable (y ya algo gastado) futuro mejor. Los que perderán con estas payasadas son como siempre los que verán su pequeño negocito mas vacío que cerebro de ministro y que en la quincena van a tener que ajustar el forro para poder pagar sus obligaciones, entiendase servicios, planillas, proveedores; nimiedades que a los tagarotes de las grandes empresas ni siquiera pagan. Si, porque sacarles plata es mas difícil que quitarle un hueso a un pitbull o a un rotwailler hambriento y carretonamente asado.

Estas cumbres no son para nosotros muchachos. Tampoco para quienes aprovecharán el tiro de esquina para ver si anotan de rebote como los restauranteros achimbobados o los hoteleros angurrientos, todos de cinco, estrellas o cubiertos. Estas juntas de sujetos desconsiderados, histéricos negociantes, ejecutivos de película y oportunistas asociados sirven tan sólo para acrecentar las grandes diferencias, así los pobres seguirán siendo pobres (mas pobres) y los ricos se harán la pajita pensando en las infinitas posibilidades de ser mas ricos. Al medio los gobernantes (reyes de la comisión) cobrando el peaje de saber hacerse los de la vista gorda. El mundo no va a cambiar por un par de cumbres, sólo cuando despierten su conciencia entenderán que la evolución empieza por casa (internamente quiero decir) y que el argumento mas lúcido y mil veces craneado sobre la utilidad del dinero, de la platita, de los bienecitos materiales no tiene nada que ver con la definitiva superioridad que implica la inteligencia totalizadora de quienes lográn levantarle, sin ningún miedo, la falda a la verdad.

Mesas de trabajo o conversatorios, sean América Latinay el Caribe, Union Europea, Asia Pacífico son como dicen los zambos en Chincha, cuando se pelean los patrones, cosa de blancos, familia. Cumbres...las de amarillo.