De proletarios a capitalistas por Rosa María Palacios (*)
El archivo del proyecto de ley que permitía a los trabajadores repartirse el íntegro del porcentaje que se les asigna por utilidades ha generado la inmediata amenaza de un paro nacional minero para el 16 de junio próximo.
¿Por qué los trabajadores mineros están en esta situación? La Constitución otorga a quien trabaja el derecho a participar en las utilidades de la empresa.
Existen diferentes porcentajes de participación (5%, 8% y 10%) de acuerdo con el giro del negocio. El total de esa ganancia es, en teoría, de propiedad de los trabajadores. Sin embargo, en el camino, el Estado los "expropió" o, para algunos, les cobró un tributo encubierto. Así, desde los años noventa, el monto recibido por cada trabajador no puede pasar de 18 remuneraciones.
El excedente, hasta 2200 UIT, va a un fondo de empleo, y el remanente, si lo hay, se entrega a los gobiernos regionales para vialidad. Es decir, sin ser tributo, el saldo se lo lleva el Estado.
En los años de vacas flacas, cuando las empresas formales tenían poca o ninguna ganancia, esto no tuvo importancia. Sin embargo, en el último año y con las extraordinarias utilidades de la minería, los trabajadores han caído en la cuenta de que el Estado les está quitando un dinero que les pertenece con el argumento de que "ganan mucho" o que tienen "sobreganancias", como diría Humala.
Los trabajadores saben que los años de vacas gordas no duran para siempre, y no están dispuestos a perder lo que es, en esencia, suyo.
Los ha respaldado el primer ministro, pero el presidente regional de Áncash argumenta que le van a quitar "el remanente minero" (el nombrecito confuso que parece un canon), impidiéndole realizar carreteras que benefician a muchos más que a un grupo de trabajadores.
El asunto, además, se complica. La Federación Minera ha ofrecido compartir los beneficios con los trabajadores tercerizados a través de una fórmula que no es del agrado de los trabajadores formales de otras actividades que no tienen tan fabulosos beneficios y que verían reducidos sus ingresos ante tanta solidaridad.
Qué cambios los de estos tiempos. Los trabajadores mineros no están luchando, como tradicionalmente ocurría, contra la empresa, sino a favor de que esta genere la mayor cantidad de ganancia posible para su propio beneficio. Están peleando, del modo más liberal, por sacarse al Estado de encima que los expolia inconstitucionalmente. Ya no creen en la socialización de la ganancia (la suya) porque la socialización de la pérdida no existe en la empresa privada.
Así, parece que el moderno capitalismo los ha ganado, y para bien. Aunque no se hayan dado cuenta.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
Esta visión es la manera en que nuestro "darkly right side" ve los justos reclamos de los trabajadores que tan solo aprovechan el "espacio/tiempo histórico" (o histérico) de las exigencias del TLC yanqui para poder aumentarle unas papitas al caldo. Lo demas es puro eufemismo, muy pertinente a la formación de Doña Rosa María.
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