¿Quién dice la verdad? por Guillermo Giacosa (*)
He leído en la prensa local tres artículos sobre las PC que, presumiblemente, pertenecían a 'Raúl Reyes'. Los tres artículos dan por bueno el informe de Interpol y auguran días oscuros para quienes emergerían como colaboradores del terrorismo de las FARC. En general, en política, como alguna vez dijo el presidente García, no se puede pecar de inocente. Parto de la convicción absoluta de que, en el crítico ajedrez de la actual lucha por los recursos naturales y por la aceptación de un modelo de sociedad que deja muchos excluidos, las fuerzas en pugna no escatiman esfuerzos, honestos y de los otros, para asegurar el triunfo de sus posturas. En lo personal, estoy convencido de que el modelo actual beneficia a unos pocos y es, a la larga, responsable de una fatal depredación de la naturaleza. No obstante ello, también creo que las FARC emplean métodos terroristas que les quitan validez a las objeciones que formulan a la sociedad que combaten. No debemos olvidar tampoco que, en Colombia, el Gobierno también ha sido acusado de prácticas terroristas y, por tal motivo, el Congreso de EE.UU. se niega a aceptar un TLC con dicho país. Más aún, colaboradores directos del presidente Uribe han sido señalados como ligados al narcoterrorismo y 30 de ellos ya están en la cárcel, lo que nos llevaría a pensar que la división de poderes funciona correctamente en Colombia y, al mismo tiempo, a sospechar que, si el Estado está infiltrado hasta ese extremo, estamos ante una suerte de metástasis que no nos permite saber con certeza qué órganos están enfermos y cuáles no. En suma, simplificar una situación tan compleja es un error inadmisible.
Agregaré algunos datos o dudas: ¿Por qué Interpol, cuyos estatutos le impiden involucrarse en asuntos políticos o militares, aceptó esta tarea? Podrán aducir que los actores son delincuentes, pero saben perfectamente que la esencia del conflicto es política y que cualquier opinión, como de hecho está ocurriendo, se va a manifestar en ese campo. ¿Cómo le consta a Interpol, además, que las pruebas que les entregaron son las que, efectivamente, sobrevivieron al bombardeo? De no contar con esa certeza, estaríamos ante un vicio irreparable en el origen de la prueba. El informe de Interpol reconoce que "el acceso a los datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de la ley" y que "los sistemas operativos de los tres ordenadores decomisados mostraban que habían sido apagados el 3/3/08 (a diferentes horas, pero todos antes de las 11:45, hora en que fueron entregados a los investigadores en informática forense de la policía judicial colombiana). Los dos discos duros externos y las tres llaves USB habían sido conectados a un ordenador entre el 1 y el 3/3/08 sin que se hubieran obtenido, previamente, copias forenses de su contenido y sin emplearse dispositivos de bloqueo de escritura (write-blockers)".
Hay más información que alimenta las dudas que otros no tienen.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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