El espectáculo de la miseria
Tontamente pensé que habíamos superado su perversa etapa. Hubo serias acusaciones contra ella por su evidente vinculación a Fujimori y Montesinos. Aún la recuerdo enviándole -en vivo y en directo- besitos a quienes confesaba admirar por sus logros políticos. Tras de esos gestos se escondía la mafiosa vinculación de la dictadura con ella y con los dueños del canal. Los videos probaron hasta el hartazgo este hecho cuando los Crousillat (unas joyitas de colección) aparecieron recibiendo esos vulgares maletines de dolares en una demostración evidente que nos decía que hasta para ser un gansters hay -por lo menos- que tener un poquito de buen gusto. Naturalmente que quienes servían con fervor a esta dinastía decadente eran catapultados entre los mismos mecanismos de corrupción. Algunos candelejones llegaron a hablar de un supuesto romance entre la compulsiva animadora y el dueño de la comunidad de inteligencia (como a el le gustaba llamar a esa recua de asesinos, soplones y difamadores) ignorando que para esta gente aviesa el gusto le daba en la ambición por el dinero y sus matices materiales. Gracias al juego, la doctora de los pobres (de espíritu) cruzó internacionalmente las ondas hertzianas y nos degradó como país y como nación mostrándonos al mundo entero como un pueblo ignorante, desdentado, adicto a las polladas y lleno de carritos sangucheros manipulados por hirsutos personajes que clamaban chillonamente: señorita Laura, señorita Laura. La mujer en cuestión se consiguió un marchante más jovén, (argentino para variar), se compró una casa en los yunaites y tras varias e inútiles travesías por el quirófano cambió su apariencia pasando a ser el reflejo de lo que es una mujer horrorosa, con plata y sin alma. Digamos que antes era igual de fea pero todavía no lucía tan contaminada y tan impostada, es decir tan falsa.
Con la caida de el fujimorato le llego la hora pero con esa suerte que suelen tener los maleados populares no fue a dar al Penal de Chorrillos sino a un estudio de televisión -propiedad de otra lindura como Papa Upa- en donde estubo presa (¿?) algunos años y desde donde despachaba su programa televisivo y algunas entrevistas en las que pretendía pasar por víctima de una persecución del poder político. Siempre me pregunté el porque nadie protestaba esta carcelería dorada teniendo en cuenta que en el penal de mujeres ya habían reclusas con algo de celebridad como la ex-fiscal de la nación o la ricotona Jackie Beltrán, ex-trampa del doc. Al final la soltaron -realmente no sé si la consideraron inocente o culpable- y desde entonces ha rebotado en diferentes cadenas televisivas hasta regresar al Perú -vía ATV- y con el mismo formato de siempre: el espectáculo de la miseria.
Ahí sigue siendo la estrella la vulgaridad rampante de su discurso. Sus falsas cámaras escondidas. Sus miserables participántes repitiendo -otra vez como en una pesadilla del día de la marmota- lo que dice el libreto y por lo que reciben unos cuantos soles de menestra. La misma producción. Las mismas peleas. Las mismas historias. La misma basura. Que pase el sinverguenza y fuera de aquí o largo que te meto preso. Un cuadro que mas que hablar de ella habla de lo que somos los peruanos como seres humanos de tragicomedia que por plata agarran hasta candela. Hay que señalar que esas actuaciones con lágrimas y golpes, esos gritos y gestos destemplados son como la marca registrada del pueblo peruano. Sino acerquémonos al cotidiano acontecer y comparemos los incesantes mendigos y vendedores ambulantes que en el transporte público nos cargan con su discurso elemental para sacarnos diez céntimos de caridad (o por un caramelo) porque son madre y padre para sus hijos, porque son delincuentes o viciosos que se estan rehabilitando o porque tienen a alguien en un hóspital y necesitan para los medicamentos o para el análisis. Todos hablan como esos actores del reallity-show de la doctora de los pobres (de espíritu) y algunos son captados por la producción de este circo con el objeto de confesar por veinte mangos que tienen relaciones sexuales -digamos- con su lorita o con el fantasma de Felipe Pinglo. Algo así como una orgía de criollismo.
Son cosas de la situación económica (la calle esta dura pues varón) y de lo infinitamente parecidos que son el fujimorismo y el aprismo que necesitan generar este tipo de bombardeo mental vía televisión (que es una perfecta caja boba para tener imbecilizada a la gente) y poder levantarse el país con tranquilidad y despreocupación. El sabado por ejemplo, salieron unos decretos ínfames. Pero la principal ha de referirse a lo somos como personas. No somos parte de las mercancías que se alquilan o venden, se nos ha dado como don y gracia, la posibilidad de razonar y valoranos como seres únicos que merecen la libertad de su conciencia que significa la unica y verdadera libertad. No cambiemos nuestra luz por un plato de lentejas y boicotiemos activamente este tipo de exhiciones lamentables y patéticas, no comprando productos de quienes se atrevan a ser sus auspiciadores y borrando del control remoto casero la señal de esa emisora que nos quiere reducir a la condición denigrante de objetos de diversión lastimosa. Usted decide.