Despolitización empresarial por Raúl Wiener (*)
La Confiep ha dicho, en tono de decir cosas importantes, que no se debe politizar la controversia de límites con Chile y el proceso que se abre en la Corte de La Haya, lo que en su lenguaje quiere decir que pueden seguir vendiendo empresas peruanas a capitales del sur y produciendo “asociaciones estratégicas”, como las de Romero para quedarse con los puertos y seguir de lo más bien. Anteriormente la Confiep dijo que no debía politizarse la reconstrucción del sur chico después del terremoto y gracias a ello se constituyó el Forsur, encabezado por notorios “empresarios exitosos”, que venían de tener éxito en la época de Fujimori, y que han logrado un récord imbatible de pasar cinco meses revisando planes sin que ninguna reconstrucción haya comenzado todavía. También había que despolitizar el TLC, pero una vez aprobado los más entusiastas de la Confiep afirman que lo mejor de este tratado es que impide que cualquier loco, o caballo loco, venga a experimentar modificando la política económica. O sea que hay que despolitizar para que se quede la misma política. A la ley del trabajo también hay que despolitizarla, de acuerdo a Confiep, como si el régimen laboral actual dependiera de un criterio ajeno a las intenciones políticas y no estuviéramos sometidos a la política de la parte ancha para la inversión y la estrecha para los trabajadores. Debe ser que la Confiep cree que cuando su ex presidente Jorge Camet ejerce la cartera de Economía se despolitiza la política. Y cuando otro ex presidente, el pollero Luis Favre, se convierte en zar de la reconstrucción, por nombramiento del político García, se logra superar los riegos de la politización. Vega Llona debe haber pensado lo mismo antes de su fracaso en ProInversión y Devida, que eran el antecedente de gestión de organismos descentralizados por líderes de los gremios empresariales, que no se tomó en cuenta para el terremoto. Yo me imagino que en esos almuerzos del actual gobernante con Roque Benavides, Jaime Cáceres Sayán, Chlimper y otros, cada semana, debe regir una norma para hacer que las conversaciones no se desvíen al oscuro campo de la política que tanto desagrada a la empresa. Y lo mismo en las tertulias con Dionisio, con el hijo, como dice Alan, porque el viejo ya inició el retiro. ¿Quién despolitiza a la Confiep y a los gremios empresariales?
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera (*)
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