24.1.08

PASTILLITAS PARA ELIMINAR LA MORAL





El Propanolol y el robot perfecto por Guillermo Giacosa (*)
El premiado escritor y periodista argentino Juan Gelman ha publicado en Página 12 un conmovedor artículo que, como tantas otras publicaciones de la prensa que asume su deber crítico, difiere con el coro de quienes se dedican a alabar el orden establecido y a ocultar verdades tan evidentes como vergonzosas.
El artículo, que resumiré, se llama 'De la lobotomía moral', y se inicia con este contundente juicio: "No es el mero lavado de cerebros, del que se ocupan gobiernos como el de la Casa Blanca donde asientan sus traseros -única materia pensante que, al parecer, poseen- los autores de guerras infinitas, o ciertos medios, ciertas audiciones de radio, ciertas cadenas de TV. Es algo más. Es la mutilación de sentimientos morales como el arrepentimiento, la culpa, la memoria del horror, la solidaridad, la compasión, la repugnancia de matar a otros seres humanos y hasta la dignidad del combate".
Luego, relata cómo el Pentágono prepara a sus soldados, con la venia del Congreso de Estados Unidos, para que no padezcan lo que cualquier ser humano normal sufre cuando, por cualquier razón, se comporta con una crueldad y un desinterés por el prójimo para el que no está preparado. En síntesis, cuando asesina, tortura o degrada a otros seres humanos.
En términos que buscan volver invisible el horror se le llama estrés postraumático (EPT), así como a matar civiles se le llama 'daños colaterales'.
Se ha creado, para felicidad de estos carniceros, una sustancia llamada Propanolol, que es como una pastilla del día siguiente, atenúa o apaga la memoria de los horrores vistos y cometidos. Maravilla de maravillas: asesinas niños, mujeres, inocentes y una simple pastilla logra el milagro de borrar tu conciencia las acciones cometidas. Te convierte, en suma, en una bestia al servicio de los intereses de quienes manejan el poder económico.
Se trata de una preocupación razonable: hasta ahora, el 40% de los soldados, un tercio de los marines y la mitad de los guardias nacionales que han luchado en Irak sufren graves trastornos mentales. Aumentan los suicidios (6,250 solo en 2005), crecen las violaciones al interior de las fuerzas armadas, se acentúan el maltrato familiar y las separaciones matrimoniales. En suma, cada individuo se transforma en una bomba de tiempo para el resto de la sociedad y por lo tanto hay que someterlo a lo que Juan Gelman llama apropiadamente "una lobotomía moral".
Qué queda de ese ser humano luego de esta experiencia es algo que ni siquiera puedo imaginar, pero sí estoy seguro de que el Propanolol, si realmente es tan efectivo como lo cree el Pentágono, cierra el círculo para transformarnos en una sociedad de monstruos destructivos sin ninguna clase de frenos morales. ¡Asesino y olvido, qué maravilla, el robot perfecto!
La ley que autoriza esta experiencia se fundamenta sencillamente, según afirma Juan Gelman en su artículo: "Si los chalecos antibalas protegen el físico de los militares estadounidenses ¿por qué no emplear drogas para proteger su subjetividad?".
Desde Rosario, Argentina.

(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

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