El cinismo neoconservador gringo por Guillermo Giacosa (*)
Paul Krugman, columnista del New York Times y profesor en Yale, Princeton, etc., es, además de un brillante y didáctico economista, un crítico honesto del mundo que lo rodea. Él cree que las columnas de opinión deben generar inquietud al leerlas y afirma que, si no es así, el autor está malgastando su espacio. "Esto -dice- es particularmente cierto en economía, donde todos tienen fuertes puntos de vista, pero pocos se detienen a reflexionar sobre ellos".
Sus artículos, que usted puede leer en Internet con solo escribir Paul Krugman en Google, suelen ser tan dramáticamente veraces que cuesta creer que su lucidez no sea suficiente para iluminar las mentes perversamente oscuras y siniestras del neoconservadurismo estadounidense. Si opina que exagero, lea solo el inicio de esta nota de Krugman sobre la pobreza en los Estados Unidos.
"En 1960, John F. Kennedy, conmocionado por el hambre que vio en Virginia Occidental, hizo de la lucha contra este flagelo un tema prioritario de su campaña presidencial. Tras su elección, creó el programa de vales de comida moderno que, actualmente, ayuda a millones de estadounidenses a tener lo suficiente para comer.
Sin embargo, a Ronald Reagan le pareció que el problema del hambre en el país más rico del mundo no era más que una gran broma. Esto es lo que Reagan dijo en su famoso discurso de 1964, 'Momento de elegir', que lo convirtió en figura política nacional: "Hace cuatro años nos dijeron que 17 millones de personas se iban a la cama con hambre cada noche. Bueno, quizá era verdad: todos estaban a dieta".
Los líderes conservadores actuales son herederos de Reagan. Si eres pobre, si no tienes seguro médico, si estás enfermo... bueno, no les parecen problemas serios. De hecho, creen que es gracioso. Bush (en la misma línea de desinterés por la gente que Reagan) vetó una legislación que hubiera expandido el llamado S-chip, el Programa de Seguro Médico Infantil del Estado, que brinda servicios de salud a un estimado de 3.8 millones de niños que de otra manera no tendrían cobertura. A él (Bush) no le molesta el hecho de que casi 9 millones de niños en Estados Unidos carezcan de seguro médico. No le parece que sea un problema. "Digo, la gente tiene acceso a los servicios de salud en Estados Unidos -afirmó el presidente-. Después de todo, solo tiene que ir a una sala de emergencias". Y el día del veto, Bush restó importancia al problema de los niños sin seguro al calificarlo como un mito de los medios. Aludiendo al gasto destinado al programa Medicaid, que no cubre a muchos niños, declaró: "Cuando dicen, 'bueno, los pobres niños no están recibiendo cobertura en Estados Unidos...'. Si eso es lo que están escuchando en sus televisiones, les aseguro que hay 35 mil 500 millones de razones para no creerlo". Pero no solo las tribulaciones de los pobres son minimizadas y objeto de burla; los enfermos reciben el mismo trato".
Si le cuesta creerlo y quiere disfrutar de cinismo grotesco, lea lo que agregaré mañana a esta nota.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21. Mañana continuamos con esta interesantísima nota de Guille (disculpándonos con los yanquifílicos) que promete.
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