19.1.08

FREE DADDY





Keiko en fuga por Rosa María Palacios (*)
El domingo pasado, con escaso aviso aun para su propia bancada, la congresista Keiko Fujimori anunció que lanzaba un nuevo partido (por no hacer mudanza en su costumbre, como el poema) para las elecciones del 2011 y que, para ello, recolectarían un millón de firmas. Ahora bien, si hay algo que pone en seria desventaja a la congresista es que entre el cerebro y la boca de su hermano Kenji no hay filtro alguno. Con sinceridad, que hay que agradecerle, arengaba a sus seguidores días después con las siguientes palabras: "El millón de firmas que estamos buscando es el pasaporte a la libertad de Alberto Fujimori". Más claro, ni sus adversarios. A los minutos, una preocupada Keiko traducía a su hermano rogando a la prensa que no tomaran sus palabras de forma literal. El tiro había salido mas rápido de lo planificado.
Alberto Fujimori quiere recolectar firmas para presentarse ante los demás grupos políticos con algo más que ofrecer que el 6% que obtuvo a nivel nacional la candidatura de Martha Chavez. Quiere además, de forma ilegal, hacer presión política en el lugar donde toda presión política esta prohibida: el juzgado. Decirle a los jueces -mucho ojo- que este millón de personas nos respaldan, es una carta que cree que puede darle algunas ventajas.
El desliz de Kenji, sin embargo, deja en claro para cualquier potencial firmante el carácter plebiscitario que se le dará a su firma. No está firmando para que la dulce Keiko postule a la Presidencia. Esta firmando para hacer presión para que se declare inocente a Fujimori o, en el peor de lo casos, para que el fujimorismo negocie el indulto de su líder con el próximo presidente del Perú.
¿Tienen posibilidad de éxito? Lo primero es que recolectar esta cantidad de firmas de forma legal (ya no hay fábrica) es muy difícil. Una reportera que conozco conversó con los manifestantes en este último mitin y muchos confesaron que fueron traídos de Cerro de Pasco, lo que demuestra que el fujimorismo tiene recursos económicos importantes pero que no tiene bases en Lima ni para llenar un mercado. Lo segundo es que Keiko puede ser muy astuta dándole publicidad a su perrito, a su embarazo o al ingenuo esposo, pero no tiene excusa alguna ante sus electores para largarse a estudiar seis meses fuera del país. Sin ella trabajando al frente de la campaña no veo cómo Carlos Raffo y Kenji Fujimori puedan lograr esa meta. Lo tercero, no creo que una, mil o un millón de firmas le mueva un pelo al tribunal que juzga a Fujimori.
Todo parece indicar que este nuevo episodio de la saga terminará como la candidatura de Fujimori ante el Senado japonés. Un papelonazo.


(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

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