Temidas por los hombres por Fernando Maestre (*)
Nadie puede poner en duda que la sexualidad en la adolescencia se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los varones. Da la impresión de que tienen grandes dificultades para lograr la conquista amorosa, que es uno de los grandes retos de los adolescentes: enamorarse y sellar la difícil ruta de la conquista de una chica.
Mientras el sexo rápido se ha convertido en algo muy fácil, amar, tener una pareja, conseguir que alguien se comprometa con un varón joven, puede ser sumamente difícil. Al encontrar cerrados los caminos del avance de sus sentimientos y amores, escapan por distintos caminos para resolver sus tensiones sexuales, producidas en gran parte porque las actuales mujeres adolescentes se han vuelto directas y han desarrollado personalidades que son extremadamente complicadas para el joven.
La lucha de la mujer por encontrar un lugar respetado en el mundo y por tener las mismas oportunidades que el varón ha venido dando sus frutos. Hoy, ocupa un sitial al punto de poder decir que las distancias entre hombres y mujeres cada día se van acercando más. Ellas se sienten seguras cuando comprenden que ahora pueden manejar los métodos anticonceptivos, pueden ser madres solteras y organizar hogares sin necesidad de los hombres y, cada vez más, ellas saben cómo expresarse sexualmente sin necesidad de esperar (como antes) sentadas en una silla a que el hombre venga a sacarlas a bailar.
Pero estos magníficos avances de la mujer han creado una reacción de miedo y de desconocimiento en los varones, al no tener claro cuál ruta deben seguir para conquistarlas en el campo amoroso (ojo, no en el sexo rápido). No se trata de conseguir mujeres con quienes tener relaciones sexuales. Esto puede resultar fácil, lo difícil es tener pareja para enamorarse, que responda a un mutuo compromiso, puesto que las jóvenes de hoy en día no dan señales claras de si aceptan o no la conquista del hombre, como tampoco si ellas quieren o no entrar en un vínculo duradero.
Frente a esta situación, y ante la necesidad de resolver tensiones sexuales intensas, los varones pueden encontrar una salida fácil, como tener sexo con hombres, que es lo que ha estado sucediendo en los últimos años. Esto se pone en evidencia al constatar los elevados indicadores estadísticos de una supuesta bisexualidad entre gente joven. Ello no es más que el resultado de la fuga frente a lo difícil que les resulta entender los mensajes de las mujeres, pues ellas silencian los indicadores que le permiten al hombre avanzar hacia un vínculo comprometido.
Resolver este dilema masculino no es fácil. Con la desaparición de los rituales de iniciación, el padre del adolescente deberá tener en cuenta que su hijo lo necesita desesperadamente, quedándole solo el camino de ejercer la función de "consejero de iniciación".
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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