El Canal 7 y la discriminación ideológica por Guillermo Giacosa (*)
Los 'mails' y las llamadas recibidas desde el sábado pasado a raíz de mi salida de canal 7 me obligan a volver al tema. Creo que una empresa o una entidad del Estado está en su derecho cuando elige lo que más le cree convenir. En este caso concreto, yo debo agradecer a quienes se han solidarizado conmigo, pero también debo agradecer, como ya lo he hecho en el primer artículo, al canal del Estado por haberme permitido ocho años de trabajo periodístico ejercido con plena y absoluta libertad, tal como ocurre en la actualidad con Perú.21.
Debo sí insistir en que, para mí, trabajar en el canal del Estado no significó nunca trabajar en el canal del Gobierno. Jamás he sido oficialista, tampoco crítico implacable, ese no es mi estilo. Mi praxis periodística pasa por el campo pedagógico. Trato de explicarme a mí mismo y de explicar a quienes me leen o escuchan las razones que existen detrás de los hechos que se producen y, si es posible, cómo estos hechos repercuten en nuestra vida cotidiana. Estoy convencido de que no hay democracia que pueda funcionar como tal dentro de un país cuya población se deja guiar por los titulares de la prensa. Las interpretaciones ligeras a las que son afectos muchos colegas impiden el desarrollo de una conciencia crítica, que es la palanca indispensable para que los ciudadanos de una nación democrática crezcan como tales. La democracia es una cultura, un estilo de vida. No llega solo de las urnas, llega de una práctica que incluye permanentemente al prójimo como sujeto de los mismos derechos, respetos y posibilidades que gozamos nosotros. Es cierto que en un mundo donde la política ha sido transformada en espectáculo, mi estilo carece de espectacularidad. Y no lo voy a cambiar, simplemente, porque no puedo y porque no corresponde a los principios que sustentan mi existencia y mi labor profesional.
En la televisión estatal he dedicado mis esfuerzos a despertar conciencia sobre las catástrofes naturales que se avecinan debido al cambio climático. Se trata de un tema científico del que vengo hablando hace 30 años que, indudablemente, tiene un fuerte contenido político. Los TLC y las leyes pueden acelerar o disminuir su velocidad.
El crecimiento económico, alegremente entregado a la sabiduría del mercado, es una variable que también jugará un papel importante en la prolongación de la vida sobre el planeta. Anticipar las consecuencias o simplemente explicar el fenómeno es poner en duda el saber oficial que se engola hablando de crecimiento. Es poner en duda, sin necesidad de expresarlo, el valor de la dirección adoptada.
Nada de eso, a mi entender, es considerado inocente o gratuito por quienes hoy dirigen el canal del Estado. Por ello señalo mi apartamiento como una expresión de discriminación ideológica que nada tiene que ver con el costo de producción de dicho programa que, tengo las cifras, debe ser uno de los más baratos de la TV.
Mi caso es solo uno más frente a la vocación antidemocrática de instalar la unanimidad coral que caracteriza hoy a gran parte de la prensa nacional.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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