ONAnismo por Jorge Bruce (*)
Decir que la lucha anticorrupción no es una prioridad del Gobierno es un eufemismo. Si alguien quisiera darle el beneficio de la duda, tendría que ponerse unas gruesas anteojeras para evitar mirar al Ministerio del Interior, cuyo titular (que -ojo Caretas- cada vez se parece más a Mao) sigue en el puesto como si no se hicieran compras escandalosas y murieran manifestantes y policías. Mientras tanto, la ex jueza Carolina Lizárraga, jefa de la ONA, tiene que acudir al Parlamento a explicar cómo trabaja en condiciones limitadísimas, pese a disponer de un buen equipo y la voluntad de hacer bien las cosas. El contralor Matute, designado en otra época, pero con la misma voluntad de que no pase nada por su amigo Toledo, celebra porque gana puntos en la competencia, pero esto no disminuye un ápice la corrupción, que descorcha champán con estas querellas intestinas que la dejan operar en el silencio y la oscuridad que le son propicios. Ya está claro que la ONA ha sido otro de los inventos del presidente, o de sus asesores, para no solo adormecer a la opinión pública, sino, lo que es más grave, fomentar entidades públicas redundantes y asegurarse que todo permanezca en el terreno declarativo e ineficiente que nos arrulla cada noche.Al mismo tiempo, la revista Latin Finance elige a Alan García como el hombre del año por los logros financieros del país, lo que es una buena noticia para la imagen internacional del Perú, pero no arregla las cosas puertas adentro. Lo propio puede afirmarse de un espaldarazo tan significativo como el de Mario Vargas Llosa. Al otorgarle un reconocimiento sin matices ni asomo de crítica, nos complica la vida a quienes queremos el éxito del régimen por el bien de la democracia y el futuro del Perú, pero no teniendo al crecimiento económico como valor supremo, tal como lo acaba de evidenciar el mandatario peruano con sus penosas declaraciones respecto de la China y el Tíbet. Esas distinciones refuerzan en la mente del presidente la convicción de que todo aquello que ralentice su marcha en pos de los gráficos macroeconómicos hacia arriba, tales como lucha anticorrupción, derechos humanos o calidad del servicio estatal a los más pobres, provienen de los ladridos de los perros de chacra (es decir del hortelano) que hemos sido hábilmente catapultados al lugar metafórico antes ocupado por el congresista Mulder. Todo esto constituye un peligroso error estratégico. Mientras el Gobierno se siga amparando en el aplauso del sector VIP del gran teatro nacional, descalificando los silbidos y el pataleo de la cazuela, a la que se procura distraer con nombramientos vistosos, pero ineficaces como Forsur, Pacto Social, Juntos, Crecer, ONA o incluso el Acuerdo Nacional y los sortilegios que ya vendrán, se ahonda la brecha del descontento social, la vivencia de abandono y el resentimiento personal. El fantasma persecutorio que obnubila al presidente parece ser este: cualquier individuo (hombre o mujer) u organización sin castrar en las inmediaciones de su poder, es una amenaza para su papel estelar de macho dominante.
Si no hubiera embalado su formación humanista para convertirse en un derechista recalcitrante, y releyera Tótem y Tabú, de Freud, se angustiaría más -pero acaso entendería- al recordar lo que los hijos desplazados y hartos del maltrato hicieron con el padre despótico y acaparador. Después vinieron el remordimiento y los monumentos, pero esa es una vieja historia de cuando los libros tenían importancia.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21. La inteligente foto de la barbie anticorrupción pertenece al blog pepitas.com
No estamos de acuerdo con el Dr Bruce. El Ministro de los Interiores no se parece a Mao, yo creo que está igualito a Melcochita, pero más tierno, como de ambiente. También habría que acotar que la Barbie Carolina debe saber que de buenas intenciones está construído el camino del infierno y el aceptar -tan graciosamente- un cargo de ese nivel de un gobierno con evidente estilo mafiosón la hace insoportablemente cándida. Ya habían varias jugadas similares. ¿Valió la pena quemarse así por ser la Caperucita de la Anticorrupción?. ¿Y con un lobo tan gordo?. En cuanto al free lance del Latin Finance de proponer al Tobi local como "hombre del año" nos parece de un humor negro insuperable. De hecho que este publi-cherry lo pagan los que se la están llevando boba con el incondicional manipuleo de este, su gobierno de turno. Lo de Mario Vargas LLosa no merece ni siquiera una ojeda de atención. Ultimadamente se nos ha puesto tan terriblemente reaccionario que es algo así como el Isaac Humala de la derecha nativa. Algunos comentarios de su libro El pez en el agua confirman la tésis de esta analogía de las declaraciones raras que estos tíos (que alguna vez coincidieron políticamente, allá por la epoca del rey Pepino) suelen aplicarnos bañados en su casi inimputabilidad.
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