Los tres shocks de Eric Le Boucher (I) por Guillermo Giacosa (*)
Eric Le Boucher, columnista de temas económicos del diario Le Monde (París), ha publicado un artículo que tituló 'Triple shock sobre la economía mundial', que trataré de resumir. Se pregunta Le Boucher: ¿hasta dónde caerá el dólar?, ¿cuándo se detendrá la crisis financiera?, ¿llegó la recesión de los Estados Unidos a Francia? Y afirma que una noria mecánica de crisis está en marcha y parece imposible detenerla. Sufrimos un triple shock cuya amplitud y consecuencias son aún difíciles de precisar pero que, de todos modos, transformarán en profundidad el actual sistema mundial. El primer shock es la inclinación del mundo del Oeste hacia el Este. El motor único que representaba Estados Unidos está agotado y la China y el Asia toman su lugar. El segundo shock son las consecuencias: la sed china de materias primas ha hecho estallar sus precios y ha generado un retorno a la inflación. El tercer shock es la crisis financiera que se prolonga, se amplifica y que desemboca en la desaparición del crédito fácil.
El primer shock solo podría compararse al tránsito de la supremacía europea a Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. El segundo se aproxima a la crisis del petróleo de los años 70 y, en el tercero, la comparación oscila entre la Gran Depresión de los años 30 y las crisis más limitadas que se produjeron antes y después. En esta oportunidad, los tres shocks vienen juntos y tienen una amplitud inédita. La Reserva Federal (FED) es culpable de haber bajado las tasas de interés para estimular el crecimiento. Así, los hogares estadounidenses aumentaron su endeudamiento, crecieron las importaciones, se ahondó el déficit comercial y el dólar comenzó a debilitarse. El endeudamiento familiar creció en el sector inmobiliario. Apenas adquirida, la casa aumentaba su valor, lo que permitía refinanciarla y solicitar nuevos préstamos.
Los organismos de créditos inventaron, además, un tentador sistema para convencer a hogares de recursos medios a convertirse en propietarios cuyo resultado final está a la vista: centenares de miles de familias quebradas pues no pudieron enfrentar el aumento de las tasas de interés.
Estados Unidos deberá cambiar el modelo de crecimiento: el retorno al ahorro ahogará el consumo y la baja del dólar estimulará las exportaciones. "¿Cómo y en qué amplitud?" -se pregunta Le Boucher-. "Demasiado pronto para saberlo", se responde.
Por otra parte, el tamaño de las economías en desarrollo ha crecido notablemente, llegando a constituir el 50% del PBI mundial. Y el ascenso continúa. Por ello, los alimentos y la energía van a encarecerse durante un largo tiempo, después de haber pasado 30 años de tendencia a la baja.
¿Renace el fantasma de la inflación? Quizá no. pero, en todo caso, los precios elevados van a disminuir el poder de compra y desacelerar el consumo y el crecimiento.
¿En qué medida los países en desarrollo podrán resistir la caída de la economía de Estados Unidos? Esa situación constituye una de las mayores incertidumbres.
Eric Le Boucher, columnista de temas económicos del diario Le Monde (París), ha publicado un artículo que tituló 'Triple shock sobre la economía mundial', que trataré de resumir. Se pregunta Le Boucher: ¿hasta dónde caerá el dólar?, ¿cuándo se detendrá la crisis financiera?, ¿llegó la recesión de los Estados Unidos a Francia? Y afirma que una noria mecánica de crisis está en marcha y parece imposible detenerla. Sufrimos un triple shock cuya amplitud y consecuencias son aún difíciles de precisar pero que, de todos modos, transformarán en profundidad el actual sistema mundial. El primer shock es la inclinación del mundo del Oeste hacia el Este. El motor único que representaba Estados Unidos está agotado y la China y el Asia toman su lugar. El segundo shock son las consecuencias: la sed china de materias primas ha hecho estallar sus precios y ha generado un retorno a la inflación. El tercer shock es la crisis financiera que se prolonga, se amplifica y que desemboca en la desaparición del crédito fácil.
El primer shock solo podría compararse al tránsito de la supremacía europea a Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. El segundo se aproxima a la crisis del petróleo de los años 70 y, en el tercero, la comparación oscila entre la Gran Depresión de los años 30 y las crisis más limitadas que se produjeron antes y después. En esta oportunidad, los tres shocks vienen juntos y tienen una amplitud inédita. La Reserva Federal (FED) es culpable de haber bajado las tasas de interés para estimular el crecimiento. Así, los hogares estadounidenses aumentaron su endeudamiento, crecieron las importaciones, se ahondó el déficit comercial y el dólar comenzó a debilitarse. El endeudamiento familiar creció en el sector inmobiliario. Apenas adquirida, la casa aumentaba su valor, lo que permitía refinanciarla y solicitar nuevos préstamos.
Los organismos de créditos inventaron, además, un tentador sistema para convencer a hogares de recursos medios a convertirse en propietarios cuyo resultado final está a la vista: centenares de miles de familias quebradas pues no pudieron enfrentar el aumento de las tasas de interés.
Estados Unidos deberá cambiar el modelo de crecimiento: el retorno al ahorro ahogará el consumo y la baja del dólar estimulará las exportaciones. "¿Cómo y en qué amplitud?" -se pregunta Le Boucher-. "Demasiado pronto para saberlo", se responde.
Por otra parte, el tamaño de las economías en desarrollo ha crecido notablemente, llegando a constituir el 50% del PBI mundial. Y el ascenso continúa. Por ello, los alimentos y la energía van a encarecerse durante un largo tiempo, después de haber pasado 30 años de tendencia a la baja.
¿Renace el fantasma de la inflación? Quizá no. pero, en todo caso, los precios elevados van a disminuir el poder de compra y desacelerar el consumo y el crecimiento.
¿En qué medida los países en desarrollo podrán resistir la caída de la economía de Estados Unidos? Esa situación constituye una de las mayores incertidumbres.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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