16.3.08

LA CONTRADICCION CHINA




Protestas en Tíbet deslucen reelección del presidente Hu Jintao como jefe de Estado de China.
Triunfo opacado
Pekín.- El jefe del Partido Comunista Chino, Hu Jintao, de 65 años, ayer fue reelegido jefe de Estado por otros cinco años, pero su victoria triunfal se vio enturbiada por los tumultos en Tíbet.Después de ser confirmado en octubre al frente del partido, Hu recibió el beneplácito del 99,7% de los delegados, es decir 2.956 de un total de 2.965 presentes en la Asamblea Nacional Popular (ANP, Parlamento) y reunidos desde el 5 de marzo en Pekín en sesión anual.Cuando faltan cinco meses para que el país reciba los Juegos Olímpicos, un acontecimiento que llena de orgullo a Pekín, la reelección del presidente Hu Jintao se vio ensombrecida por la crisis tibetana. Al menos diez personas han muerto en los enfrentamientos registrados el viernes entre manifestantes tibetanos hostiles al dominio chino y fuerzas del orden en el centro histórico de Lhasa, la capital del Tíbet.Pekín dio plazo hasta el lunes a la medianoche para poner fin a las protestas pro independentistas en Lhasa, y confirmó que durante los incidentes del viernes murieron diez personas “calcinadas”. Lhasa sigue en estado de sitio con cientos de soldados y vehículos blindados desplazados en diferentes puntos de la ciudad. Hace pocos días, el presidente chino, Hu Jintao, se reunió con una delegación del Tíbet y les pidió a los asistentes que siguieran trabajando para mejorar el nivel de vida de sus habitantes y lograr la paz y estabilidad en la región. El gobierno chino y el Dalai Lama han intentado sostener conversaciones para dar más autonomía a la región.
DATO
El gobierno chino enfrenta un dilema. No quiere un baño de sangre, pero no desea permitir que los monjes tengan espacio para desahogarse, por temor a que esto se interprete como una señal de debilidad.

Cuando la muerte de seres humanos no logra desvirtuar nuestro concepto de normalidad es que estamos -realmente- tocando fondo. China, con toda la fuerza de su desarrollo económico, sigue siendo una nación paradójica atrapada entre insuperables contradicciones. El Tibet debe ser libre, sin importar si China parece débil por actuar civilizadamente y sin este salvajismo cotidiano en donde la mas insondable inhumanidad nos hace ver la desaparación de los otros, los que están en desacuerdo con nosotros, como algo normal. La tarea de China sigue siendo su riña con la convivencia pacífica, con la tolerancia y sobre todo con la aceptación del contrario. Cuando lo logren, entonces hablaremos de la evolución de China.

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