Contrafácticos fujimoristas por Martín Tanaka (*)
¿Qué es un contrafáctico? Una manera de verlo es preguntarse ¿qué hubiera pasado si...? En las ciencias sociales se consideraba que esto solo podía llevar a una especulación sin ningún rigor. Sin embargo, los contrafácticos empiezan a ser revalorados, en la medida en que ayudan a entender no tanto qué hubiera pasado si los actores tomaban otras decisiones, sino por qué hicieron lo que hicieron, a pesar de tener otras opciones, incluso mejores, disponibles. En otras palabras, es una herramienta que permite entender mejor la racionalidad de los actores.
Viendo el juicio al ex presidente Fujimori, vienen a mi mente dos contrafácticos, que surgen de la lectura de dos libros que he comentado aquí antes, La era del Chino, de Yusuke Murakami, y Apuntes de madurez, de Felipe Ortiz de Zevallos. Murakami relata que Santiago Fujimori aconsejó a su hermano Alberto no ser candidato en 1995, y prepararse bien para candidatear en 2000.
Su razonamiento fue que el fujimorismo había sido bueno para terminar una etapa en el país, pero que le faltaba preparación para construir una nueva, y esa era la clave del quinquenio 1995-2000. Ortiz de Zevallos, por su parte, en una carta abierta de junio de 1997, exhortaba al presidente a que se olvidara de la reelección en el 2000, que evitara la polarización política y el daño a las instituciones. En este caso, ¿podría Fujimori haber ganado las elecciones de 2005 y ser ahora mismo presidente?
Considerando que ahora Alberto Fujimori enfrenta, muy probablemente, una sentencia de muchos años en prisión, es obvio que le habría ido mejor siguiendo los consejos reseñados. ¿Por qué no lo hizo? Murakami tiene una hipótesis muy indulgente: Fujimori "no entendía" la importancia de la institucionalidad democrática, se veía a sí mismo como un hombre viviendo permanentemente una situación de excepción.
Alguien como Fernando Rospigliosi haría un argumento mucho más duro: Fujimori, muy temprano en su gobierno, estaba ya dentro de un camino de no retorno, dada su participación y compromiso con redes de corrupción y de violación de los derechos humanos.
Cuán acertada es la hipótesis de Rospigliosi se verá en los próximos meses, conforme se desarrolle el juicio. Yo pienso que Fujimori se sentía también en un camino de no retorno porque él nunca fue parte de la institucionalidad política, y construyó su identidad política en confrontación con ella.
Retirarse del poder lo llevaba a un terreno en el que no sabía moverse (la política democrática), en el que sentía que perdería. Creo que esto ayuda a entender tanto la lógica que llevó a la decisión del autogolpe de 1992 como por qué no siguió los consejos mencionados; y, también, por qué terminó tolerando o siendo cómplice de las tropelías ocurridas durante su gobierno.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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