Cinismo blindado por Raúl Wiener (*)
Nakasaki sabe que si todo el mundo concluye que Santiago Martin Rivas miente cuando niega la existencia del Grupo Colina, también pudo haber mentido cuando lo confirmó ante Umberto Jara. Es decir, si lo establecido es que este hombre es un mitómano profesional, que todo lo ensaya, y que está más que convencido que pertenecer al servicio de inteligencia lo autoriza a no decir la verdad, entonces ninguno de sus testimonios será válido y se destruirá una prueba decisiva contra Fujimori. Para mentir diciendo que mentía ante la cámara que lo filmaba en el año 2002, Martin Rivas ha encontrado, hace tiempo, una referencia objetiva que explique de dónde vendrían los argumentos que él presentaba coherentemente al hacer la historia de los crímenes de los 90, en un libro mío publicado en 1998 y actualizado en el 2000 (“El Reeleccionista”, “Bandido Fujimori”) y en otro de Sally Bowen (“El Espía Imperfecto”) del año 2003. Lo que significaría que esos trabajos habrían sido su pauta para hacer una representación sin trascendencia. Es pura coartada, porque el relato que contienen ambos materiales sobre los hechos de “La Cantuta” y “Barrios Altos”, basado en la información que había a la época en que cada uno fue escrito y las reflexiones de los autores, no conducen a lo medular de la declaración ante Jara que sostenía: a) Que hubo una doctrina militar en ejecución que consistía en utilizar la información de inteligencia para identificar objetivos del enemigo y eliminarlos, y que estaba textualmente expresada en manuales oficiales; b) Que un mayor o un capitán del Ejército no podía tomar decisiones de este tipo y que el grupo a su cargo respondía a directivas del más alto nivel y que la decisión política correspondía al presidente como jefe supremo de las Fuerzas Armadas y conductor de la lucha antisubversiva; c) Que hacía estas declaraciones porque Fujimori había traicionado al país y las Fuerzas Armadas, y en lo personal había destruido su propia vida;Martin Rivas no ha leído esto en ninguna parte y si lo dijo para que quedara impreso, tal vez no en un libro, pero sí en una filmación, era por algún motivo. ¿Creía que podía ser eliminado?, ¿intentaba chantajear a Fujimori y a su entorno?, ¿era un mensaje para los jefes militares?, ¿una carta de negociación con el gobierno de Toledo?, ¿qué papel cumplía Jara al entrevistarlo? Lo cierto es que el mayor en retiro estaba construyendo un arma de muchos megatones cuando fue detenido, que luego se vuelve directamente contra él mismo y no tiene más remedio que negarla en bloque aunque aparezca diciendo que el día es la noche, y Nakasaki insistiendo en que siendo un testimonio contra otro, de la misma persona, ninguno vale. Si hubo algún distanciamiento (abandono) de los Colina después del Fujimori japonés del año 2000, la prisión de Montesinos y Hermoza, lo evidente es que después de la extradición se ha reconstruido el lazo entre los jefes principales. ¿Estrategia legal de separados perdemos?, ¿juntos podemos mejorar la pena?, ¿u ofrecimientos de otro tipo que no sabemos e incluye relaciones con el poder actual? En todo caso, con las intervenciones de Martin y Pichilingüe es la verdad la que está siendo acribillada y amenazada con desaparecerla.
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera
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