La voz del amo por Jorge Bruce (*)
Esta semana se supo que la ONG Calandria ha enviado una carta firmada por organizaciones y personalidades, exigiendo que el Canal 7 -que pertenece al Estado y no al Gobierno de turno- transmita, o por lo menos sintetice sistemáticamente, el juicio a Fujimori, cuya importancia en términos de pedagogía cívica es imposible exagerar. Como sabemos, el premier Del Castillo ha respondido que evaluará el 'rating' del juicio, y entonces decidirá si se transmite el proceso histórico. Mientras tanto, podemos entretenernos con los discursos, inauguraciones y toda suerte de actos insignificantes y soporíferos, pero protagonizados por los altos dignatarios del régimen. Hasta aquí, historia conocida. El visir del sultán hace malabares para negar lo -literalmente- evidente: Canal 7 ha sido tomado por el Apra con tal descaro que todo el mundo, comenzando por los propios empleados del canal que me lo han comentado, extraña la administración de la época de Toledo (casi lamento que el principal responsable de ese período haya sido un pariente mío, Eduardo Bruce, porque eso podría tender un manto de sospecha sobre mi punto de vista, pero, como dice un comercial: las cosas como son). Así, recientemente fui entrevistado por un programa del 7. Era una entrevista de peso, no porque me la hicieran a mí, sino por el tema y los otros entrevistados. Se trataba del racismo en el Perú y se había pedido la opinión a intelectuales con tanto que decir sobre un asunto central para nuestra convivencia como Nelson Manrique, Martín Tanaka -con quien estamos polemizando al respecto- o Gonzalo Portocarrero. Todos ellos de altísimo nivel y con análisis y propuestas esenciales sobre algo que nos atañe en nuestro fuero íntimo y en el seno de nuestra cultura. El 21 de este mes, por lo demás, se conmemoró la jornada contra la discriminación. Sin embargo, las personas (del canal) que acudieron a mi consultorio me respondieron, cuando se los pregunté, que no podían precisarme el horario ni el día en que saldría al aire el reportaje porque dependía de las actividades de los líderes políticos del régimen. Quisiera dejar bien claro que el reclamo no es de entrevistadores o camarógrafos sino mío. Lamentaría sobremanera perjudicarlos al relatar esta anécdota, pero eso añadiría más escándalo al asunto de marras. Si bien Calandria y los firmantes tienen razón en su pedido (de haberme llegado el comunicado lo habría firmado), me parece que el núcleo del problema es la ocupación de un medio que nos pertenece a todos, no al Apra ni al Gobierno. Esto es comparable a la expropiación de los diarios de la época de Velasco y, salvando las distancias, al copamiento montesinista. Las consecuencias de esa ocupación ilegal están -otra vez de manera literal- a la vista. Marco Aurelio Denegri, con quien es un placer discrepar, pero es innegable el magisterio de su palabra en el páramo de Magalys y Lauras -la expulsión de la Bozzo, por inmundo que fuera su 'show', tiene mucho de hipocresía y búsqueda de chivo expiatorio- de nuestra TV, me entrevistó y su programa fue propalado el viernes a las 11 y media de la noche del viernes, sin repeticiones, como era antes. Parafraseando a Goebbels: "Cuando escucho la palabra cultura, saco las declaraciones insulsas de cualquier dirigente del partido". El programa parece ser: embrutece y adoctrina. Los que nos oponemos a esta ocupación ilegal, tenemos que reaccionar con energía y consistencia o seremos cómplices de esa expropiación (no tan) solapa.
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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