31.3.08

CESAR HILDEBRANDT POR DOS






50 años de “Gente”
Ahora resulta que algunos celebran los 50 años de la revista “Gente”, “la revista de la gente inteligente”. Y pretenden esos algunos que “todo el mundo” se sume a la fiesta.En este país donde lo que más acaece es el olvido, ya no se recuerda lo que hizo “Gente” en la época en que era el mingitorio de Montesinos, la uretra del SIN y el conducto seminal de Fujimori.Bueno, “Gente” siempre había sido una revista que arrendaba sus páginas y vendía lo que podía vender de su contenido (o sea, todo, desde la carátula hasta sus sociales que hablaban de fiestas siempre ­inolvidables y damitas invariablemente bellas y matronas queridísimas y caballeros sin tacha y niñitos que eran el vivo retrato de su padre). Más que revista, “Gente” era una industria transformadora: no había hijo de la guayaba que no apareciese en sus páginas mutado en padre ejemplar y empresario del año ni había jugadoraza de alto vuelo que no brillase, sobreentintada, luciendo la última moda de South Beach y con cara de monógama con candado. Tampoco había idiota que dejase de aparecer en sus cuchés diciendo con solemnidad lo que hubiera tenido que callar por consideración al cerebro ajeno. Y no hubo peluquero desparramado que no pagase sus publis con el sudor de sus secadoras. Todo lindo.Y al frente de esa industria de la adulación viciosa, el columnismo leporino y la desvergüenza engrapada, estuvo y está, cómo no, Enrique Escardó Vallejo-Gallo, que se puso el guión porque creía que era nobiliario y debutó, con su primera mermelada, a la temprana edad de siete añitos, poniendo en su diario personal que los cromos de Fulanito eran una maravilla y cobrándole al aludido dos figuritas por tan valiosa mención.Escardó habría sido encantador si hubiese sido gratis. Lo que pasa es que, con los años, adquirió un volumen tan florentinamente papal que se creyó el Papa de la burundanga y se dedicó a vender indulgencias. Y de allí a tarifar insultos, licitarse de cuerpo presente, calumniar por encargo, “descubrir” documentos notoriamente falsos por orden de Montesinos, prestarse a contratar comunicados de doce minutos para la TV fujimorista, jugar a la pega con Oscar Dufour, al parchís con Bressani y al toma y daca al vuelo con Fernando Zevallos, había un solo paso.Un solo paso de león marino que Enriquito Escardó dio sin moverse, que era una de sus especialidades. La otra era lustrar todo tipo de calzado, como lo demostró durante el gobierno militar, cuando inventó la escupidita milagrosa sobre el trapo y el escobillazo al duco y a pulso redoblado. Y la tercera era hablar con voz quebrada del cáncer que tenía en la boca y que estaba a punto de matarlo, prólogo perfecto para llegar al tanto por ciento de las cobranzas sin factura y los premios del año que se repartían con matrícula. Felizmente, el cáncer no lo mató –más bien pareció huir de su boca– y la única enfermedad de la que no pudo librarse fue la que contrajo en África, con ocasión de uno de sus safaris por canje. Pero ese mal, que zumba en las moscas Tse Tse, fue una bendición para su santa y bellísima esposa, Morena, y sobre todo para sus contertulios, que sabían que cualquier monólogo de Escardó duraría tan sólo cinco minutos.“Gente”, esa “Amauta” de Eisha, esa “Amaru” del Pigalle, esa “Colónida” de los Trocas, cumple 50 años de trayectoria. ¿Y hay que celebrarlo?¿Qué pensarán los estudiantes de periodismo de los que festejan a “Gente”?Quizás piensan lo que muchos –empezando por los fujimoristas– quisieran convertir en la primera norma de un Perú supurado: que ­aquí ser decente o ser una basura da lo mismo. ¡Happy birthday!


Achorado Castañeda Lossio
¿Ese matón que gritaba, histérico, era el alcalde de Lima? -Sí, era él. Y les gritaba a Juan Paredes Castro, es decir a Nadie, y a Raúl Vargas, que cada día cocina mejor. ¡En plena “Ampliación de los sábados”!¿Y qué gritaba? Porque no tuve tiempo de acercarme al receptor. Sólo capté sus gritos de achorado. Lo que gritan los farsantes, así de sencillo. Casi todas, puras mentiras. Gritaba, por ejemplo, que sus críticos eran “parásitos de la política que se cuelgan de Castañeda para figurar”.¿O sea que Castañeda Lossio ya habla de Castañeda Lossio así, en tercera persona, como acostumbra hablar un entrenador de “fúlbol” apellidado Uribe?Sí, ya habla como Julio César Uribe. Dice, por ejemplo, que “Castañeda Lossio sí enfrenta los problemas medulares”.¿Cómo el del transporte público?Sí. Y pone como ejemplo de su buena gestión la suspensión de la buena pro en relación al transporte público de la Vía Expresa.¿Es tan sinvergüenza que dice que eso, que es una muestra de incompetencia y mañas dinerarias, es un ejemplo a seguir?Sí, lo es. Y dice además que no ha habido alza del presupuesto original en las obras físicas del Zanjón, como si alguien pudiera creerle, y que la anulación de la licitación defectuosa (que él mismo convocó) “no retrasará el proyecto”. No sólo eso. Con un tono de carnicero déspota, de verdulero andropáusico y de engreído capaz de todo, Castañeda Lossio tuvo el desparpajo de alabarse por el resultado en el proceso de revisiones técnicas.¿Qué? ¡Pero si no hay revisiones técnicas gracias a otra de sus licitaciones defectuosas!Eso a él no le importa. Y como exigió tener a Paredes y a Vargas como “interlocutores” principales, su conchudez quedó impune. Ni Paredes, desde la ultratumba donde reina, ni Vargas, desde la comodidad en la que se jubila en vivo y en directo, le dijeron una pizca de esta verdad monda y lironda:¿Cuál de ellas?a) Que Castañeda hizo un contrato con una empresa que no tenía experiencia internacional (Lidercón), lo que se probó hasta la saciedad. ¿Cuánto dinero se trasegó? Algún día se sabrá. b) Que Castañeda admitió un monopolio ilegal, un cronograma de trabajo incumplible, unas condiciones de trabajo que jamás debieron ser avaladas y una capacidad inspectiva que habría significado que las revisiones técnicas del 2008 hubiesen terminado a finales del 2009. c) Que Castañeda permitió que todo se hiciera tan mal que no hubo parámetros nacionales para el sistema. Lo que significó que un auto aprobado para circular en Lima no hubiera podido hacerlo en Ica. d) Que Castañeda se burló o calló cuando alguien propuso que otros talleres, debidamente calificados, se sumaran a Lidercón. Parece que el asunto era mantener el monopolio. Y por último, e) Que sólo cuando la gente empezó a rebelarse y las colas de madrugada fueron noticia hasta para RPP, Castañeda Lossio decidió cancelar, después de decenas de miles de revisiones ya pagadas, la concesión que irresponsablemente había entregado.Bueno, además todo indica que el arbitraje internacional al que Castañeda aceptó someterse fallará a favor de Lidercón, lo que se convertirá en una millonaria indemnización para la empresa española. ¿Algún día se sabrá cómo se concibió esta repartija?Ojalá. Lo que da escalofríos es cómo habla ahora Castañeda. “¿Quién solucionó los problemas del Seguro Social? ¡Castañeda Lossio! Porque él sí va al centro de los problemas”, dijo Castañeda Lossio.¿Está usted seguro de que eso no lo dijo Marco Parra, el segundo de Castañeda, el que se compró un BMW de 60,000 dólares con su sueldo de cinco mil ochocientos soles, el que tuvo que esconder el BMW y usar un utilitario coreano color rata?Estoy seguro, hombre. ¿No lee usted los periódicos ni escucha la radio? Eso no lo dijo Marco Parra, que esta vez no fue el que se “enfrentó” al ingrávido Paredes y al apanado Vargas.¡Fue Castañeda Lossio el que habló maravillas de Castañeda Lossio!Así es. Se remontó hasta sus orígenes como funcionario nombrado por Fujimori y dijo que, después de su gestión, los asegurados tuvieron por fin de todo. Y en relación a la actualidad dijo que gracias a él Lima ya es otra y que sólo los parásitos no lo quieren reconocer.¿Y este psicópata en progreso, este desdobladito gramatical, será el candidato con mayor opción en el 2011?Así es. Ya tiene la bendición de Alan García. Aunque García no habla de sí mismo en tercera persona, todavía.Todavía.


(*) Aparecidos en su columna del diario La Primera

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