Arroz con pollo... sin pollo por César Lévano (*)
El presidente Alan García aconsejó ayer a las amas de casa que no compren pollo si se lo quieren vender a siete soles el kilo. Lo cual hace recordar que Ismael Benavides, ministro de Agricultura, nos recomendó, días atrás, que, puesto que el arroz está caro, no compremos arroz.Santo remedio. Digno de ser difundido a gran escala. Como el pan está caro, no coman pan. Puesto que el pescado también ha subido, comer pescado es un pecado. Un arroz con pato sin pato puede resultar sabroso.El remedio radical para el alza de precios sería privarse de comer. Después de todo, el ayuno es bueno para cuidar la silueta. La anorexia no tiene por qué ser exclusividad de las modelos de París o Nueva York.Como alguien ha escrito, en el mundo de la moda la tentación de la carne ya no existe, por falta de materia prima. Ahora reina la tentación del hueso.De modo que, si seguimos los consejos de García y Benavides, los peruanos –y sobre todo las peruanas– podremos ceñirnos al dernier cri (último grito o chillido) de la moda.Hueso y pellejo. Ése es el modelo estético que recomiendan nuestros gobernantes (aunque ellos son dobleancho).Bueno, hasta aquí el humor. O el malhumor. Difficile est satiram non scrivere (= Difícil es no escribir sátiras) estampó Juvenal, el poeta latino, en tiempos de abuso y corrupción de la Roma clásica.Lo serio de la carestía que hoy castiga a los peruanos es que se puede, si no evitar, por lo menos aliviar. García traslada al público la responsabilidad de hacerlo. Cierto es que el alza del costo de vida tiene un componente internacional, que escapa al control doméstico. Pero culpa grave tiene el gobierno de García. Su política arancelaria y agraria pesa en el abastecimiento y los precios del país.Sabido es que en setiembre último, el ministro de Economía rebajó aranceles para la importación de alimentos y prometió que gracias a eso éstos bajarían de precio. Eso no ha ocurrido. Pero los importadores han engordado sus utilidades. Culpa aún mayor tiene el régimen actual por su indiferencia, cuando no hostilidad, frente al sector agrario (salvo el agroexportador).La mejor prueba de la ineficacia es que el actual ministro de Agricultura no se ha reunido ni una sola vez con los gremios rurales, salvo cuando hubo amenaza de paro agrario.Y, sin embargo, dichos gremios tienen propuestas viables y fértiles que pueden incrementar la producción alimentaria y, por lo tanto, rebajar los precios.El gobierno de García no puede, ciertamente, evitar las alzas provenientes del exterior. Su falta, su crimen, es no atender y estimular el agro nacional que nutre nuestra despensa. Ahora se viene el huaico de las alzas y la escasez. Como diría Alejandro Romualdo, el país se va a quedar sin pan ni circo. Exceptuando los discursos de García.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera
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