EL SABIO USO DE LA FUERZA
por Obi-Wan Kenobi
En estos días, al ingresar a cualquier portal de noticias en la web encontramos al mundo en una situación convulsa y a todos nosotros como si estuviéramos conteniendo el aire con desesperación para evitar inhalar un gas letal.
Imaginense que vivieran en un variopinto conjunto habitacional y en cada casa de ese lugar hubiera un situación de desencuentro, una discordia, un pleito, gritos y agresiones brutales: la materialización de los mas arraigados temores que nos llevan a actuar en una creciente espiral de violencia. En cada país, detrás de las líneas de las fronteras hay una lucha de fuerzas, de grupos de presión actuando sobre los que detentan el poder. Es la naturaleza humana mostrando la codicia.
Hay problemas graves en la Argentina, Colombia, Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil para mencionar tan solo a los que tenemos cerca. Y en Europa acaba de finalizar la pifiada gira de George W. Bush en Londres, Inglaterra junto con un Gordon Brown amenazante y hoztil contra el gobierno de Irán prometiendo sanciones que ya han empezado a tomar cuerpo en la confiscación y congelamiento de los activos de algunos de sus bancos.
El petróleo en alza. La carestía de los alimentos. El desplazamiento mafioso de los grandes capitales de especulación financiera sobre estos sectores: En Estados unidos se compran las cosechas de tres o cuatro años por adelantado y nunca ha subido tanto el precio del petróleo pese a que su producción sigue creciendo.
Se puede deducir que el dinero de los bancos a los que el estado (mentirosamente llamado liberal) ha rescatado de la caída, en el juego errado de las apuestas de inversión en el área inmobiliaria hasta los extremos de nacionalizar un banco en el Reino Unido, se ha dirigido hacía estos rubros. Ese debe ser el verdadero poder del dinero manejado por fuerzas capaces de mutar por su sobrenatural sobrevivencia y que arrastra a la humanidad en este libramiento de las pasiones cotidiano en que se ha convertido la vida del hombre. Porque la convulsión del planeta a la que me refería en principio también entra y sale de nosotros, ha encontrado la manera de manifestarse en la protesta y en la desesperación de los eternos olvidados, de los discriminados del sistema que la fuerza obscura ha comenzado a manipular a su antojo desde que le pudo vender la idea de su absoluta soledad y de la futilidad de la esperanza de una civilización que esta siendo incapacitada para creer, porque la han convencido a la perfección, que en la totalidad virtual de la matriz en que vivimos no hay lugar para la fe que enseña el uso sabio de la fuerza. A la que se arriba con disciplina, equilibrio y armonía y con la decisión que poseen los que pueden creer sin ninguna duda.
Lo que sucede, en este momento, en el departamento de Moquegua, es una prolongación del desquiciamiento de los valores a los cuales acaba de derrotar la necesidad material bien administrada por la constante incapacidad humana.
Es perfectamente justo el reclamo de los pueblos por sus derechos y es absurdo que quienes gobiernan dejen que la situación llegue a estos limites, por dejadez (lo cual sería perfectamente oligofrénico) o por interés personal (lo que nos regresa al punto del dinero como encauzador de conciencias). Es obvio también, que hay tras la sombra otro tipo de oposiciones escondidas que promueven y facilitan estas luchas tumultuosas (Grupos de presión, ambiciones extranjeras, etc) y para nosotros es comprensible que la gente pueda ser conducida en estas pendencias o desmanes por sus mas bajas pasiones, ya que los llevaron -como a los agricultores en Argentina o a los palestinos en el Medio Oriente- al punto en donde es posible llegar al inexorable desconcierto del no retorno. Es entendible mas no justificable. No podemos pasar por alto -pese a encontrarnos en las antípodas del actual gobierno y de sus socios de la derecha poco ilustrada que los cobija- que jamas estaremos de acuerdo con la destrucción del bien público porque nos parece el primer paso al inconsciente suicidio colectivo, con la toma de carreteras en donde los perjudicados son otras personas del mismo nivel de quienes lideran y ejecutan la protesta, y menos aun con la toma de rehenes ya que estos hechos -tarde o temprano- le servirán de excusa a la fuerza represora para llenar las prisiones con conciencias.
La pelea nunca estuvo en el puente, ni en la carretera, ni contra la policía -por mas alienada que esta se encuentre- la lucha real esta en conocer el sabio uso de la fuerza, a la que solo se podrá acceder con la correspondiente expansión del pensamiento elevado y con el trabajo anónimo, y silencioso de quienes buscan la armonía general en vez de la confrontación de los egos. Cuando uno cumple con el papel de contrincante -muy en el fondo se intuye naturalmente- que esa lucha es totalmente inútil, que no tiene enemigos reales, que el juego definitivo y final del encuentro de los afinados es lo que en verdad se nos está presentando.
La fuerza que cargan las emociones desatadas es brutal y puede arrasar con uno mismo en poco tiempo. Sin embargo quienes aceptan este desafío, en contrapeso con la inseguridad que provee la desesperanza y pueden abrir los ojos y ver, en verdad ver, serán los que construyan con firmeza la única igualdad que necesitamos: la del hombre libre de las cadenas mentales y de los velos de la siempre tentadora irreflexión. Wake up, el camino espera.
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