3.11.07

SI DECIDEN INVESTIGAR ESTO, YO SOY CHAYANNE





La pista del dinero por Cesar Hildebrandt (*)
¿Cuánto costó sepultar el escándalo del BBVA y su muy verosímil soborno de 112 millones de dólares a Alberto Fujimori y a su carnal Montesinos?Lo cierto es que en el año 2002 el equipo de investigación del diario catalán La Vanguardia llegó a Puerto Rico siguiéndole los pasos al juez Baltasar Garzón, quien a su vez seguía el rastro dejado por una operación bancaria que implicaba directamente al Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, conocido en el Perú como Banco Continental.La fuente de la información era un alto funcionario del BBVA en Puerto Rico, el que formuló su primera declaración al FBI y, casi de inmediato, fue puesto bajo protección por órdenes del juez Baltasar Garzón, empeñado en husmear, dentro de una pesquisa de mayor calado, cómo le había sido tan fácil y barato al BBVA hacerse con el segundo banco más importante del Perú.En efecto, en 1995, en plena podredumbre fujimorista, el gobierno anti caviar pero pro choro que tanto le gusta a La Razón le entregó en subasta pública al BBVA y a la familia Brescia el 60 por cien de las acciones del Banco Continental. Los españoles y los Brescia se presentaron al “concurso” que habrían de ganar sin mayores apuros bajo el nombre de “Holding Continental”. Y, como lo narró la investigación de La Vanguardia, rebotada en Lima por La República, al poco tiempo el BBVA y los Brescia se compraron el 8,7 por ciento que debieron comprar los ex trabajadores del Continental, llegando, de ese modo, al control absoluto de la entidad.Ahora bien, según el testigo protegido que cantó todo en Puerto Rico, la baratura de la subasta tuvo una contraprestación clandestina: 112 millones de dólares que fueron a parar a cuentas gemelas y cifradas de Fujimori y Montesinos –cuentas de empresas fantasmas ad hoc y sin rastro aun en el mundo offshore, un mundo que no está en el Caribe, como creen muchos, sino en refugios como Andorra o Mónaco–. Esto explicaría el amistoso silencio de Montesinos en torno a su secuaz: espera salir de prisión lo suficientemente activo todavía como para disfrutar de esos millones a buen recaudo; él sabe lo de Fujimori y Fujimori sabe lo de él. Eso explicaría también el tren de vida absolutamente fastuoso de Fujimori en estos últimos cinco años. Y eso explicaría la brillante coartada de pintar a su actual pareja como una potentada (cuando en realidad es una empresaria perseguida por el fisco, dueña de un patrimonio inmobiliario bastante disminuido). Esto, en realidad, explicaría casi todo.La operación soborno se habría hecho a través de la filial del BBVA en San Juan, Puerto Rico. La primera transferencia, de 99 millones de dólares, habría ido a manos de la sociedad “Platón”, que los Brescia tenían en Panamá y cuyo gerente, para escándalo de todos, era un conserje a su servicio en Lima. El 17 de diciembre de 1997 se depositó en Puerto Rico una suma de cinco millones y ochocientos mil dólares con la modalidad de un falso crédito a nombre de “Holding Continental”. En representación de ese holding –señaló La Vanguardia– actuó el español Carlos Plá Royo. Y por parte de la filial del BBVA en San Juan firmó José Antonio Colomer, quien, dos años después, oh casualidad, ocuparía la gerencia general del BBVA en Lima. En el caso de esta transferencia el “préstamo” se inventó con una justificación muy bien pensada: la compra de acciones de “Financiera San Pedro” y “Contidata”, dos suburbios financieros del Continental de Lima. Y quien estaba detrás de esas entidades era Juan Silvio Valencia Rosas, el archiconocido “Pelayo”, testaferro de Montesinos. Según pudo demostrar, con documentos, aquel testigo de oro de Garzón, el hombre que firmó lo del falso préstamo no fue Valencia sino Giorgio Bernasconi, “otro hombre de paja de la mafia” según descripción del diario La República.Otros seis millones seiscientos mil dólares se derivaron a “Platón”, la sociedad de los Brescia en Panamá. El dinero debía salir con el pretexto de financiar la compra de acciones de la AFP Horizonte. El testigo de Garzón declaró bajo juramento que en una ocasión en que se reunió con un emisario de Montesinos –un tal Tomás Herrera– “el sujeto (Montesinos) llamó a alguien en Lima para decirle: el BBVA ha cumplido”. Fue cuando el gerente del BBVA en Puerto Rico, Salvador Millán, aprobó la transferencia de fondos con la que se habría cerrado la operación de 112 millones de dólares.¿Cómo hizo el BBVA, el banco español más rico de España y uno de los más grandes del mundo, para enterrar todo esto? La pregunta puede ser extremadamente estúpida si recordamos qué poderoso caballero es el dinero. ¿Por qué el sistema anticorrupción no siguió esa pista tan pletórica de detalles? Esa quizás no sea una pregunta tan estúpida si tenemos en cuenta quiénes habían infectado ese sistema en el año 2002. ¿Y a qué gaveta helada fue a parar todo lo hecho por Garzón? ¿O es que la judicatura española de ese entonces, controlada por la banda franquista de Aznar, hizo funcionar la maquinaria que actúa en nombre de “las razones de Estado”?¿No es un tema fascinante para la prensa de investigación de la tele?

(*) De su columna del diario La Primera.

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