¿ Michelle y su mamá? No. Es la misma Michell Pfeiffer que ahora frisa los 49 pirulos y demuestra que sólo las piramides son inmunes al tiempo. Además que la belleza es tan efimera como la promesa de un político en campaña, como el amor a la camiseta de un fútbolista o como el juramento de los novios enamorados antes de descubrir en el matrimonio que ella es una histerica manipuladora y que el es un borracho de lo mas sucio que se suena los mocos con el mantel de la abuelita. La verdadera belleza radica -indiscutiblemente- en el alma.Y aunque suene trillado y hasta cursi, lo mas hermoso de las personas no se ve con los ojos, sino con el corazón. Sólo así, beautiful forever.
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