Ya va a venir el día por Cesar Lévano (*)
A medida que se acerca la jornada de lucha del 8 de noviembre acordada por la CGTP, las relaciones de la derecha gobernante y de la propia ministra de Trabajo indican el acierto de la medida.La ministra Susana Pinilla ha acogido, sin reconocerlo, una de las denuncias de la CGTP sobre la ola de despidos en masa contra trabajadores que quieren organizar o defender sus sindicatos: la que se refiere a la fábrica textil San Cristóbal, especializada en despedir a dirigentes sindicales y a decenas de sindicalistas. El problema es que estos gestos de la ministra se repiten, con el resultado de que las empresas siguen con los abusos.San Cristóbal es sólo uno de los casos con dos mil despidos antisindicales que la CGTP ha denunciado y que en nuestra columna del 20 de octubre enjuiciamos severamente.Para agravar la situación, resulta que desde el terremoto del 15 de agosto, hace dos meses y medio, el Tribunal de Trabajo de Lima, así como diez juzgados laborales de este mismo distrito judicial, no funcionan. Defensa Civil declaró inhabitables sus oficinas. “Por ello”, denuncia la Asociación de Abogados Laboralistas - Sede Perú, “el servicio prestado a miles de trabajadores ha quedado en franco receso, sin que a nadie le interese esta bizarra situación”.Hay que precisar que, además de los despidos en el sector privado, hay abusos de igual o peor entraña en el aparato estatal. En muchos casos, los despidos allí son a la vez una agresión contra la entidad sindical, y un parapeto para la corrupción. La impunidad que favorece a los corruptos arrancó esta frase a un funcionario: “¡estos apristas sólo entran para robar!”.La calificación es extrema, y probablemente injusta, en la medida en que hay que suponer que debe de haber empleados públicos recién ingresados que sí son eficientes y honrados, además de apristas. Pero el anatema está allí, circulando y creciendo.El texto del presidente Alan García publicado el domingo último en El Comercio ha tenido la virtud de ahondar descontentos y de arrancar elogios de la ultraderecha peruana, la cual afirma que García lanza ahora propuestas que son “las de un estadista con visión del desarrollo”.Del desarrollo de las transnacionales querrán decir. Porque lo que García propone es dejar la Amazonía en manos de los grandes depredadores; privar de trabajo a los pescadores artesanales; eliminar de la superficie de nuestra tierra a las comunidades campesinas; permitir que las grandes mineras hagan lo que quieren –es decir, lo que el régimen de Alan García, Jorge del Castillo y Santiago Fujimori les permitan, “en defensa de los 28 millones de peruanos”.Por todo esto, a medida que se acerca el 8 de noviembre, hay que decir con Vallejo: ¡Ya va a venir el día, ponte el alma!
(*) Columna del dia de hoy del Director del diario La Primera
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