En el 2050, seremos nueve mil millones por Guillermo Giacosa (*)
Son muchos los gritos de alerta que surgen desde distintos puntos del planeta referidos a la destrucción del mismo. Ayer lo hacíamos en esta columna y hoy insistiremos citando una afirmación de la organización WWWF/Adena, que dice:
"Los seres humanos están devastando la naturaleza a una velocidad sin precedentes. De seguir a este ritmo, en el año 2050 harán falta los recursos de dos planetas 'Tierra' para satisfacer las necesidades de los humanos".
Por su parte, la organización Living Planet señala que las poblaciones de especies animales, desde peces a mamíferos, han descendido un tercio entre 1970 y 2003, en gran parte debido a amenazas humanas como la contaminación, la deforestación y la sobrepesca. "Estamos ante un riesgo ecológico serio, y consumimos recursos más rápido de lo que la Tierra puede reponerlos", advierten.
Otro informe de la Fundación para la Vida Salvaje del Planeta afirma que estamos sumergidos en "un círculo vicioso", por el cual los países pobres producen un daño per cápita a la naturaleza mucho menor pero, a medida que se van desarrollando, ese índice se incrementa hasta niveles insostenibles para el planeta.
Sugiere que "todo el mundo tendría que cambiar su estilo de vida", reduciendo el uso de combustibles fósiles y mejorando la gestión de los sistemas productivos, desde la agricultura a la pesca. "Todos debemos hacer más", expresó la organización.
La devastación, llamada ahora 'huella ecológica' (algo así como el pisotón humano al pobre planeta Tierra) era, en 2003, un 25% superior a la capacidad que este tiene para regenerarse. En el 2001, la 'huella ecológica' era del 21%. La expresión usada por la organización es clara y habría que memorizarla para repetirla a cuanta persona conozcamos, y así sumar esfuerzos en pos de la salvación de nuestro hábitat: "La gente convierte recursos en residuos a una velocidad mayor a la que la naturaleza puede volver a convertir los residuos en recursos. Entre 1961 y 2003, la 'huella ecológica' se ha triplicado ".
Otro tema crucial es el aumento sin control de la población. Recuerdo que, en los 60, solíamos espantarnos con la posibilidad de que la población del planeta, en el entonces lejano 2000, iba a ser de más de 5,000 millones de habitantes. Hoy ya somos 6,500 millones y se estima que, para el 2050, la población habrá sobrepasado los 9,000 millones. ¿Cuántos de ellos tendrán una vida digna? Seguramente, si continuamos dilapidando recursos y concentrando la riqueza, muy pocos.
Tan pocos como para que la vida se vuelva un infierno de tensiones y peligros. Si hoy la mitad de la población vive con dos dólares diarios y el índice de pobreza, más allá de los discursos y promesas, se mantiene estable, no dudo en afirmar (con un deseo inmenso de estar equivocado) que la cantidad de marginales llegará a cifras que harán de ellos una bomba de tiempo de muchos cientos de megatones. Esa realidad pulverizará la democracia y producirá estados totalitarios peores de los que hemos conocida hasta el presente.
(*) De su columna aparecida en el diario Perú21
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