Desde el día domingo la conexión speedy de mi ordenador andaba media lenteja. Es obvio que con el cuidado paternal que uno suele darle a su computadora descubra con rapidez que algo pasa con su conexión a internet. Como era domingo decidí que mis amigos de Telefonica y -sobre todo- yo, pasaramos un domingo en paz y sin reclamos y mejor aun, sin estudiadas excusas. Pero llego el lunes y la cosa se puso peor. No entraba el messenger, ni las páginas webs y si lograba entrar a la principal de Google me largaban sin asco a "no se encuentra el servidor" como si nada. Llamé al 104 medio amoscado y luego de seguir las indicaciones de la voz de la grabadora que te manda presionar varios números para llegar a reclamo por avería ¡oh! ¡sorpresa!, al anterior monólogo seguía otra nueva grabación que me dictó unos números de reclamo, -apunté su número de reclamo- me decían con ese seseo ibérico tan pesado. Así lo hice: 108362. El martes igual. Siguió este díalogo de sordos con la dama del grabador :113131 y el miércoles una amable señorita -un ser con vida, por fin, me dije entre lágrimas de emoción- aceptó mi reclamo y me dió otro númerito para mi colección. Osea no hay forma de entender a una compañia que se desgañita ofreciendo regalos, velocidades extras, instalaciones gratis, y que no puede cumplir con sus clientes antiguos. Lo de Cablemágico ha sido un robo en despoblado. Lo de los teléfonos fijos y celulares el día del sismo, una verguenza y el servicio que brindan en la red sigue siendo como su proceso de conquista: una torpe cagada hecha por unos bribones incapaces y codiciosos. Por una manga de sinverguenzas que sólo piensan en vendernos su sebo de culebra. O en darnos espejitos y abalorios por las piedras de oro (osea por el billete, por la plata)
¿ QUÉ ESPERAMOS PARA RESCINDIRLES EL CONTRATO A ESTOS EXTRANJEROS CON AIRES DE BARBAROS ? ¿ QUE SE REQUIERE PARA DESHACERNOS DE ELLOS ?
Nada, sólo un gobierno con los pantalones bien puestos y el honor y la decencia adecuada para poner en vereda a estos gilipollas a quienes el pueblo quisiera darles un puntapie en el fundillo, que los haga cruzar el gran charco de regreso a la madre patria, convertida ahora por ellos y por su gestión desaliñada y abusiva en la nueva madrastra patria. Joder. Coño. Joder.
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