11.7.07

TAILANDIA... SENSUAL Y ASESINA





Las mujeres embarazadas ya no serán ejecutadas en Tailandia
El Congreso de la nación asiática dispuso la condena de cadena perpetua para ellas. Asimismo, solicitaron que los penales cuenten con las instalaciones necesarias para que cuiden personalmente a sus hijos.
El Parlamento de Tailandia eximió hoy a las mujeres embarazada de la pena de muerte y podrán ser condenadas sólo a la cadena perpetua, en una revisión que ha realizado del Código Penal de ese país asiático, informaron los medios locales.
Otra novedad es la obligación de las instituciones penitenciarias de contar con las instalaciones necesarias para que las madres condenadas puedan cuidar a sus hijos, al menos durante los primeros tres años de vida del menor.
Las provisiones enmendadas del Código Penal establecían que una mujer embarazada podía ser condenada a la muerte pero debía de pasar al menos un año en el corredor de la muerte antes de que se cumpliera la ejecución.
En octubre de 2003, se sustituyó el tradicional pelotón de fusilamiento por la inyección letal, método que se estrenó en diciembre de ese año con cuatro convictos, tres de ellos condenados por trafico de drogas y el cuarto por asesinato.
La pena de muerte es obligatoria en Tailandia para el asesinato premeditado, el homicidio de un funcionario durante el desempeño de su cargo, el regicidio y la producción e importación de heroína.
Y es optativa en robo, violación, secuestro, incendio provocado y colocación de bombas, insurrección, traición y espionaje, posesión de más de cien gramos de heroína o de anfetaminas y secuestro de un avión.


En otra de las particularidades del universo oriental, Tailandia que tiene tasas altísimas de prostitución -íncluso de trata de menores- y en consecuencia del mortal sida, y que es blanda y flexible con estas actividades, manda a cualquiera a dialogar con el Jéfe Supremo por quítame estas pajas. Terrible la visión de la humanidad que cree tener el derecho de segar la vida y que con cierta perversión rodea estos actos homicídas de métodos sádicos y parafernalia opresiva. No existe justificación para la pena de muerte. Nunca ha sido un elemento de disuación y jamás ha solucionado nada en relación a la disminución del crímen. El concepto asiático suele ser muy mental y frío y sólo nos revela los infinitos temores del continente de la raza amarilla: la contención sólo se dará por el miedo. La idea de personas sometidas así es la de un hombre atrapado en las limitaciones de la represión y sin posibilidades de una evolución conciente. Al final los efectos podrían ser devastadores porque las emociones embalsadas siempre terminan desbordándose.

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