El arte en la llaga por Jorge Bruce (*)
La censura a los dibujos de Piero Quijano revela lo que sucedería si la prensa independiente y los artistas auténticos cejaran en su labor incesante de buscar la verdad sin hacer concesiones: los poderes retrógrados inevitablemente conseguirían asfixiarnos en un clima enrarecido de pensamiento oficial y control de conciencias. Esto ocurre a diario, en todos los ámbitos de nuestra cultura, en el sentido más dilatado de ese término. Por eso, lo que a algunos puede parecerles anecdótico, es decir un pleito menor en el campo cultural, del cual se sienten alejados y por lo tanto contemplan con distraído interés, en realidad encubre un campo de batalla cultural cuya trascendencia nos afecta a todos. No se trata tan solo de quitar un par de ilustraciones para que no se ofendan los militares o el mandatario. Tampoco es cuestión de tolerancia, porque eso supondría que dependemos del humor -a menudo inexistente- o la correa de las autoridades, por lo general ancha en lo literal y anoréxica en lo figurado. Lo esencial es la ley, que debe estar por encima de la sensibilidad o la ideología de la autoridad de paso. La única ley que trasgreden los trabajos de Quijano es la de la estupidez humana, esa que lleva a matarse entre compatriotas por odio, miedo, desesperación o racismo.
La ilustración de Quijano que desató la reacción represiva del Ejército y el INC representa una variación de la célebre fotografía de la bandera de Iwo Jima en la que se basó la película de Clint Eastwood Flags of our Fathers, acerca de la Segunda Guerra Mundial. Lo que aborda Piero son los abusos cometidos por militares contra campesinos indefensos durante el periodo de la violencia política desatado por la barbarie de Sendero Luminoso. Esa imagen poderosa retoma las investigaciones de la CVR y, gracias a la reacción retrógrada y oscurantista de dos instituciones estatales, retoma una ardiente actualidad. En ese sentido, y haciendo un homenaje al paso por el Perú del gran teórico de la complejidad del pensamiento, el intelectual francés Edgar Morin, hay que señalar un hecho muy interesante -paradójicamente vinculado a la ilustración censurada- que ha sucedido al mismo tiempo que esta repudiable acción de estrechez mental.
El 19 de junio pasado, la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso aprobó por unanimidad el Informe Final de la Sub Comisión de Derechos Humanos y Cultura de Paz. De ese documento -que ha pasado desapercibido- se desprende que existen amplias posibilidades normativas y materiales para cumplir las recomendaciones de la CVR, pero que una excesiva burocracia e insensibilidad ante esa urgencia están retrasando esas acciones. Por lo cual se recomienda replantear la ley que crea el Plan Integral de Reparaciones, pues no beneficia directamente a las poblaciones afectadas por la violencia. Igualmente, asegurar presupuesto suficiente para la ejecución del proceso de reparaciones y la reorientación de la CMAN (Comisión Multisectorial de Alto Nivel creada por la PCM para dar seguimiento a las recomendaciones de la CVR), así como otras medidas de sentido común como garantizar una difusión multilingüe de dichas recomendaciones en las zonas más afectadas, e incluir a las organizaciones correspondientes en la elaboración de las medidas de reparación, las que hasta ahora se han centrado en medidas simbólicas.
La verdad se abre paso -como los dibujos de Quijano en La Culpable y las recomendaciones de la CVR en el Congreso- pero hay que pelearla.
(*) Extraído del diario Perú21.
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