30.7.07

PSICOANALIZANDO EL BURURÚ PRESIDENCIAL





Mucha cifra y pocas nueces por Jorge Bruce (*)
No fue un buen discurso. Es lamentable porque, uno, hacía gran falta y, dos, el presidente, a diferencia de quienes lo precedieron, puede hacerlo. De hecho, al inicio de la alocución parecía que nos encontrábamos en el mejor escenario. Habló de autocrítica y casi la hace. Es cierto, pidió disculpas a los maestros, pero una vez más entonó la consabida letra: "si en algo te ofendí, perdón". Cuando se ofende con insultos y frases destempladas e injustas, se reconoce el agravio y se lo repara sin atenuantes. De lo contrario, parecería que, entre líneas, se está acusando al agraviado de susceptibilidad. Esto no es un detalle. Al pedir disculpas al magisterio, metafóricamente lo hacía con todos los demás. En particular por el fracaso de no haber logrado, en este primer año, alcanzar metas que la población sintiera que van, como se dice en la sierra, en su beneficio. En otras palabras, desperdició la oportunidad de contactarse con la gente a través de los maestros, con quienes todos podemos sentirnos identificados. No obstante, algo es algo y las cosas podían mejorar en el resto de su intervención.
Máxime cuando formuló lo que sicoanalíticamente podría considerarse una interpretación del país, al referirse al "inmediatismo y la depresión de las conciencias" por parte de quienes no toleran más la postergación de sus gratificaciones. Al mismo tiempo, reconoció que a su gobierno le había faltado velocidad, anticipación y desburocratización. Hasta ese momento -serían unos ocho minutos- iba por buen camino. Estaba planteando el encuadre de su discurso y había captado el interés de la audiencia. Queríamos que el presidente nos escuche pero también que nos esperance y, aunque nos disguste, nos diga a los peruanos de toda condición en qué estábamos fallando. Eso es, en esencia, gobernar. Pero en las siguientes dos horas se engolosinó con una apabullante enumeración de metros de tubería y carretera, soles invertidos en obras tan diversas como desagües, resonancias magnéticas, puentes, letrinas, patrulleros, libros, televisores y un etcétera logístico rayano en el sadismo -pese a la importancia de esos ítems de inventario para los directamente concernidos- que nos dejó exhaustos y, paradójicamente, insatisfechos.
Para analizar este estilo discursivo, es útil reparar en dos aspectos. La poco sutil maniobra de responsabilizar a regiones y municipios de lo que suceda en su zona de aquí en adelante, por un lado y, por otro, la acusación generalizada a los medios de enfocarse solo en asuntos conflictivos o capitalinos. Lo que esto nos revela, aunado a la 'cifrorrea' que nos infligió, es que la naturaleza profunda del mensaje fue defensiva. A pesar del alarde desafiante de éxitos "invisibles" para la prensa, lo que explica esta andanada numérica es el deseo imperioso de demostrar que, uno, ahora es un Hacedor y, dos, somos los demás los que no nos damos cuenta. Si las regiones son en lo sucesivo las principales encargadas del gasto -lo cual no exime al Gobierno de sus obligaciones-, ¿por qué entonces esa abundancia de trabajos distritales en un discurso a la Nación? Por último, contrariamente a lo que el mandatario deja entrever, muchos de nosotros, en los medios, ansiamos que su gobierno tenga éxito. Por el bien de todos y por el riesgo latente de caer en el año 2011 en el abismo que evitamos con las justas al elegirlo. Pero eso no significa que le vamos a dorar la píldora, y contamos con que no nos la dore a los peruanos.


De la columna semanal que aparece el diario Perú21 los días domingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

HABLA JUGADOR