18.5.07

CODIGO CIPRIANI


Radiografía de un Cardenal

EXPRESO conversó con Federico Prieto Celi, autor del libro “El Trigo y la Cizaña. Radiografía de una conjura contra el Cardenal Cipriani”.–En su libro muestra a un Cardenal mucho más cercano a la gente y totalmente distinto de la idea mediática que se tiene de él.Sí. La figura del Cardenal ha sido construida por 5 o 6 anécdotas famosas, pero la personalidad profunda del Cardenal responde a otros parámetros. Él es un hombre de Dios, piadoso, pastoral, con espíritu sacerdotal y mentalidad laical.
–Ud. y el Cardenal se conocen desde la infancia, ¿cómo es él como amigo?Nuestros padres estudiaron juntos medicina en San Fernando. Conozco al Cardenal, y a su hermano Enrique, desde la época escolar y en todo este tiempo siempre hemos mantenido la amistad. Utilizaría una palabra para definir como él entiende la amistad: lealtad. Es un hombre leal con sus amigos y por eso le duele mucho las deslealtades que han tenido con él en cuanto su actuación pública. Hay muchas personas que deberían haber salido a defender su integridad y han preferido callarse. Pienso que hay una deuda social de muchas personas, que se dicen amigas del Cardenal, y que no han tenido la oportunidad o la decisión de defender lo que él significa para el Perú y para los peruanos.–Aparte de defender la imagen del Cardenal, su obra también indaga en algunas ideas contemporáneas que afectan a la Iglesia Católica.“El Trigo y la Cizaña” no es un libro de orden policial sino de orden ideológico. En sus primeros capítulos analiza el comportamiento de la Iglesia Católica en Latinoamérica en la segunda mitad del siglo XX, tanto sus aspectos positivos como los negativos, es decir la infiltración marxista y el materialismo hedonista.La obra también trata sobre la labor pastoral realizada por la Iglesia en Huancavelica, Ayacucho y Abancay, que son los tres territorios criticados en unos párrafos del informe final de la Comisión de la Verdad, sobre lo que refiere a la conducta de la Iglesia en la época del terrorismo, refutando esta visión sesgada de los comisionados. Finalmente, el libro analiza el “Caso de las cartas falsas”, que aún está por resolverse.–¿A qué se debe la deformación mediática de la imagen del Cardenal Cipriani?La figura del Cardenal ha sido presentada siempre como polémica porque es un prelado que no se acomoda a la figura tradicional que teníamos en el Perú. Él es ingeniero industrial y ha trabajado en empresas privadas antes de ser sacerdote y es un hombre con una mentalidad dinámica, secular y diocesana. Tiene una comunicación directa y eso llama la atención.–¿De qué sectores viene esa deformación?La caída de Fujimori trajo consigo, en algunos sectores de la opinión pública y en algunos grupos políticos, un intento de “caza de brujas”. Algunos funcionarios públicos, en especial del Poder Judicial, y algunos medios de comunicación se convirtieron en “caza recompensas” y buscaron personas vinculadas a Fujimori de alguna manera para atacarlas, entre ellos al Cardenal Cipriani.–¿Qué rol juega el Opus Dei dentro de la Iglesia?No juega ningún papel especial, sino que forma parte de ella como cualquier otra organización de la Iglesia. El Opus Dei es una prelatura personal dentro de la jerarquía ordinaria de la Iglesia y su papel es obedecer el magisterio de ella. No tiene una doctrina particular. Toda interpretación en clave política sobre la presencia del Opus Dei en la Iglesia es siempre un prejuicio basado en la ignorancia.–De otro lado, Ud. descarta todo vínculo del Cardenal con Vladimiro Montesinos.Soy testigo de excepción del cuidado que tuvo en todo momento el Cardenal de no tener ningún trato con Montesinos, de quien no tenía desde el principio un buen concepto. Él se dio cuenta tempranamente del peligro que significaba para el Perú su presencia.–¿Qué piensa de Fernando Olivera?Es un político que tuvo una buena etapa como parlamentario, pero desgraciadamente su matrimonio político con Toledo lo llevó a ese mal paso de llevar las cartas falsas al Vaticano. Ahora está jubilado en Madrid. Creo que tiene un restaurante por allá. No le doy mayor importancia. Le tengo respeto, creo que se equivocó y debió rectificarse.–¿Cree que ha muerto políticamente?Es difícil saber eso en un país como el Perú, donde los muertos resucitan


Las palabras del Sr Prieto cumplen con tratar de resucitar al Cardenal Cipriani y ponerlo a la cabeza de la opinión pública. Como todo simpatizante de la dictadura el Prelado metió la pata tantas veces que llegué a sospechar que se trataba de alguna forma de autoflagelación.
Hay videos del Cardenal dando una conferencia a un grupo de miliatres utilizando un lenguaje de camionero realmente atorrante y ofensivo a la inteligencia. Hay testimonios de su indiferencia ante la sistemática violación de los derechos humanos en los pueblos de nuestra serranía. Cipriani es más que un derechista. Es un cavernícola. No respeta los derechos de las minorías sexuales, los discrimina, los aleja de la iglesia.Jamás criticó a Fujimori, nunca dijo nada cuando se denunciaban a los paramilitares o se atacaba la libertad de prensa.
Cipriani tiene responsabilidad en la muerte -por ejecución- de los terroristas rendidos en la embajada de Japón, ya que fue un mediador mentiroso que introdujo beepers dentro de una guitarra. Las lágrimas que derramó tras el operativo Chavín de Huantar fueron la manifestación de su mala conciencia, de su sentido de culpa.
El Sr Prieto Celli puede escribir una enciclopedia en su defensa. Es su amigo, está en su derecho y nosotros respetamos su extraño amiguismo demagógico pero nosotros no vamos a comermos estos cuentos aparentemente teológicos con los que todos los infames y canallas tratan de agitar conciencias en el mundo.
Cardenal Juan Luis Cipriani, internamente muchos lo hemos perdonado. Hágase un favor, perdónese a si mismo y conviértase en el mensaje de paz y amor que nuestro país necesita. Usted ya no puede seguir siendo la voz de la derecha retrógrada que tanto ha perjudicado al Perú. Esta a tiempo,o escoge sus santos Óleos Políticos.

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