26.6.08

EL POETA DE LA DERECHA






El perro muerto del hortelano

por César Lévano (*)


Alan García está de malas: aplaude las medidas fascistas de Silvio Berlusconi contra los inmigrantes, y esas medidas, aprobadas luego por el Parlamento Europeo, provocan una tempestad de protestas.En vista de lo cual y por lo tonto, el Presidente tuvo que tragarse sus palabras. También despotrica el Mandatario contra los gobiernos regionales por la lentitud con que realizan obras, y los presidentes de éstos le aclaran que en lo que va del año no han recibido ni un céntimo por concepto de canon.García llegó al extremo de incitar a las poblaciones a pedir cuentas a los miembros de los gobiernos locales, hasta en sus propias casas. Es decir, que los ­acosen, los insulten, amenacen a sus familias y, llegado el caso, los linchen.La locura. Porque el atraso de obras regionales se debe, en el fondo, a la incuria del Poder ­Ejecutivo. A quién habría que ­exigir, entonces, es al propio García, buscándolo en Palacio o en alguna de sus elegantes residencias.Al final, García tuvo que decir que no se refería a todos los gobiernos regionales.El gobernante que propuso jornada de trabajo de 16 horas o más para los empleados públicos y que el Perú sea sede de ­olimpiadas próximas, critica la convocación de un paro para el 9 de julio. Dice García que el paro es promovido por “agrupaciones comunistas que no tienen vigencia en el mundo”. No se ha percatado de que el paro no es en el mundo, sino en el Perú. Quiso decir, quizás, que el paro es promovido por los comunistas peruanos. Eso, por supuesto, no es exacto. La CGTP, la central sindical más poderosa del país, no está conformada sólo por comunistas. En ese contexto, la ­afirmación de García equivale a un elogio inmerecido. Implica que los principales gremios laborales peruanos son adeptos de Marx, un pensador cuyas ideas resultan cada vez más vigentes en el mundo.Los gobernantes actuales no saben prever ni calcular los movimientos sociales. Recordemos que en las horas de la ira masiva de Moquegua, García afirmó que la protesta de ese pueblo era obra “de una pequeña minoría que no respeta la ley”.Hace poco, el viernes último, en la celebración de la refundación de la CGTP, me tocó disertar sobre la creación de ese organismo proletario por José Carlos Mariátegui. Recordé, con el documento publicado en el Almanaque 1931 de El Comercio en la mano, el decreto por el cual el sanguinario dictador Luis M. Sánchez Cerro clausuró la recién nacida e impetuosa central obrera.Se diría que el decreto sanchezcerrista, con su alusión a los agitadores comunistas, ha inspirado las palabras de García contra el paro próximo.Pero el paro, que abarca a gremios de la ciudad y el campo, es una acción justa que enarbola demandas que en más de una ­ocasión han sido depositadas en una mecedora.

(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera.
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