15.6.08

LENGUA VIPERINA (FARÁNDULA DE AUTOR)




INTIMIDAD ENEMIGA


por Joaquín Páez


Desde que en el Perú es posible colgar en las páginas de Internet cualquier vídeo filmado con la nueva tecnología de la telefonía celular, la vida del que frecuenta las primeras planas de los diarios de cincuenta céntimos, ha quedado francamente expuesta. Y en ese juego cruel de cierto tipo de seres humanos -a los que les gusta revelar la hilacha normal que encierra la humanidad en su genética mas descendente- se esconde todo un mundo de revanchas y desquites que nos rebajan a niveles que lindan con la psicopatía. En varias semanas se ha traído a nuestra presencia -por todos los medios posibles- la imagen de un joven cantante de ritmos populares, notorio a la prensa del espectáculo por su romance con la hija (también famosilla en estos panfletos) de una bailarina cuyo mayor logro es contar con la fama de ser una mujer extremadamente estúpida y terriblemente vulgar. Su sola imagen es desagradable. Sus palabras siempre son huecas y normalmente lanzadas en un contexto de doble sentido lamentable que a cierta gente le hace mucha gracia.

Quienes viven de este tipo de situaciones empezaron a centrar el tema (en una difusión de tinte amarillista) en el evidente amaneramiento del muchacho y en unas acusaciones que le hizo su ex-manejador (manager le dicen a estos sujetos) por acosar sexualmente a sus compañeros de trabajo( un grupete que interpreta esa música detestable y bastarda que aquí se conoce como tecno-cumbia).

El muchacho negó varias veces el hecho mientras los depredadores faranduleros llenaban sus ediciones con dimes y diretes de los implicados y con inútiles comentarios de la niña (que hacía las veces de enamorada del cantante) y de la madre de la niña (en su papel de suegra del tercer mundo). Días después comenzaron a colgarse los vídeos en la web. El chico bailando mostrando el trasero. El chico a punto de practicar un fellatio. En pocos días el muchacho copó los titulares y tuvo detractores (que aprovechan el hecho para vender) y defensores (que también aprovechaban el hecho para vender) . Buenos puntos de sintonía ganaron los programas que en cualquiera de las posiciones -defensa o ataque- usaron el tema del día para construir el itinerario del pensamiento intrascendente que se preocupaba por la salud mental o sentimental de los que participaban en el desarrollo de la trama que contaba incluso con ribetes delictivos, abogadiles y hasta policíacos, ya que la otra persona de la filmación pedía dinero al afectado.

Chantajes de por medio, recarga en la exposición, (al muchacho lo filmaban visitando su tierra natal y llorando por su pobreza material, y anunciando sus presentaciones inmediatas, cuando lo que necesitaba era un psicólogo a gritos) y luego la inevitable, paulatina y normal extinción del tema ante la presencia de otros mas interesantes y frescos. Porque en la prensa del divertimento la carne para que se venda bien debe estar sangrante, caliente y bien fresca.

Y en todo esto, se descosieron los puntos de la terrible realidad que nos habla sobre la perenne condena de los homosexuales para poder llegar al final de la frontera de sus postergados derechos civiles. Porque que haya habido una extorsión de por medio, usando el encuentro sexual, no tiene nada de extraño. Y es necesario que se resalte este tema, ya que en la mayoría (no en la totalidad, hay excepciones) las relaciones homosexuales suelen tener una carga delincuencial que va desde los travestis que asaltan a sus parroquianos hasta los que se aprovechan del ansía de pasión de un ser, que en manos de la soledad y para hacerse de un poco de amor al paso, paga los vicios y el consumo que su compañía demanda, llegando a tolerar hasta el abuso. ¿Algo nuevo bajo el sol? . Esto ha pasado toda la vida.

Lo peor es tener que aceptar que los únicos culpables, en estos casos, son las propias víctimas que tras el temor por la aventura de salir de un inexplicable y constante acto represivo sufren terribles sentimientos de culpa que los hacen fácil presa de los canallas que los roban y estafan como el que adorno esta historia.

No se trata del muchacho, ni de la enamorada y menos de la suegra. Tampoco de los periodistas -amigos y enemigos- o de la sordidez del mundo del espectáculo.

El problema sigue siendo que los grupos homosexuales organizados deben, primero que nada, librar una batalla contra sus propios fantasmas para entender que para conquistar los derechos que se les mezquinan o evitar la discriminación o las agresiones del odio, tendrán que vencerse a si mismos y aceptarse como realmente son, sin que los mate la culpa por ello y sin que tengan que explicarle nada a nadie. Esa es su chamba. Y lo que ha pasado con este muchacho no le hace mucho bien a la reivindicación de los derechos de los gays en esta sociedad tan resistente.

Yoda le ordenó a Luke que fuera a enfrentar su mas grande temor. Apareció en la cueva, frente a el, Dath Vader. Se batieron con los sables láser y al vencerlo, la mascara que cubría el rostro del Sith rodó por los suelos. Luke vió que su mayor enemigo, su peor miedo, tenía su rostro. Entonces entendió que la lucha era interna. Que tenía que ganar su batalla interior.

Nos leemos el próximo domingo, si el Viejo lo permite.


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