2.2.15

LA INEXORABLE BREVEDAD DE LO ETERNO

FLASBACK




Mientras el vehículo de transporte público se desplaza a trotes, deteniéndose, a cada instante, a recoger pasajeros en cualquier lado, miro mi reloj y maldigo: nuevamente tarde en el focking trabajo, ¿a qué hora debo de salir de mi casa para lograr esa virtud cretina que es la puntualidad?
El chofer abre su periódico populachero y lo revisa en todos los semaforos en que se detiene, pareciera estar leyendo "Cien años de soledad" en su aparente pero disipada concentración, y tan solo se esta regocijando, como un simio exarcebado, en los amplios cuartos traseros de la malcriada (una desconocida muchacha que no ha dudado en ajustar el orto en busca de la fama momentánea) que le otorga la contra caratula colorinche. De ahí a putear por 100 dólares solo hay un paso, un caficho y una desverguenza. Y una historia interminable que se repite contra quienes los dioses castigan con el magnetismo animal de los kavorkas.
Pienso, sin tristeza: Veinte años de matrimonio para terminar odiando a quien pretendió anularme (con mi complicidad) y convertirme en lo que el mundo cree que soy, un dejado, un talento desperdiciado, en el mejor de los casos, un pringado como dirían en España.
Cuando llego a mi oficina comprendo mas a Bukowski, alguna veces yo también entierro mis odios en whisky. Esta celda con computadora y vista a las secretarias mustías es mi costo de esclavo liberto. Es el tiempo en que debería estar leyendo y siendo feliz, un poco a mi manera cambiado por monedas, por servicios, por unos tragos y un par de buenos polvos a la semana.
Sin embargo, lo invierto en hacer un trabajo fácil, leer un poco de información (la que el monopolio mediático me permite) y decidir, sin lisonjas, que tanta arrogancia, si bien me hace antipático (casi como estigmatizado por los zafios de siempre), es la única forma de ser libre que conozco. Y de joder al sistema.
La vida es linda pero para mi esta llena de ascos disticosos.
La política venal, la ignorancia atrevida, el desmadre de la corrupción, que no pueden quitarte nada de lo que has conseguido porque en el fondo nunca tuviste nada real, nada que no sea la vanidad de un ego maniatico, el deseo de un animal en celo y miles de maestros convertidos en voces interiores que rescatas de algún lugar de tu memoria.
Esta es la historia de personas unidas por un hilo común, como aquel de color rojo y nudos pequeños, que cuentan los chinos nos une a todos, y es también mi último intento.
Estoy harto y mas aun, harto de estar harto de estar harto, de estar harto, de estar harto...