11.6.08

EN TORNO AL MERETRICIO





La prostituta: víctima del incesto

por Fernando Maestre (*)
Con mucha facilidad se denigra a miles de mujeres que practican la prostitución, sin pensar en las causas que existen para que este antiguo oficio siga en aumento.
Los motivos son múltiples. Van desde la absoluta miseria y la promiscuidad generalizada de toda la familia, hasta fórmulas que pasan por incursionar en esta ruta como damas de compañía de 'alto vuelo' con el fin de recibir generosas ganancias.
Pero de lo que trataremos en esta nota es del vínculo que tiene la prostitución con casos de niñas que han sido manoseadas, agredidas o violadas en escenas de incesto repetidamente.
Las estadísticas de los estudios de Welldon E. informan que hasta un 51% de las mujeres que ejerce la prostitución fue abusada por el padre, tío o abuelo. Otros datos dan cuenta de menores incidencias, tales como el 20% de abusos que llevan a la prostitución.
Pero, cualquiera sea la cifra o fuente, lo cierto es que las conductas incestuosas sobre niñas sí conducen, en un alto número de casos, a conductas alteradas de la sexualidad futura, tales como una sexualidad hiperintensa, frigidez o desórdenes para aceptar o no propuestas románticas en la adolescencia. En otros casos, el rechazo a la sexualidad puede llevar a una incapacidad de tener intimidad con sus parejas.
Ahora bien, tenemos que preguntarnos si todo incesto conduce a la niña a la prostitución.
La respuesta es un rotundo no pues muchas niñas superan, a base de su inteligencia y junto a una familia no promiscua, la posibilidad de reorganizarse mediante nuevas metáforas que expliquen de modo distinto el trauma y las experiencias vividas.
Si a esto le sumamos el acercarse a seres mejor estructurados de su familia, y al tener una fuerza psíquica, valentía, coraje y decisión para enfrentar al abusador y detener el maltrato, veremos que, aunque quede un recuerdo negativo, la futura adolescente evitará caer en la prostitución.
Finalmente, dado que muchas niñas no hablan de lo sucedido, ni van más allá del silencio, habría que pensar que, lejos de ser un problema de complicidad o de "experiencias gratificantes" del incesto, la víctima quedó en 'shock' emocional que la puede llevar a procesos psíquicos de escisión o de profunda negación como si una voz interna le dijera "aquí no pasó nada". Pese a estas negaciones, hay que saber leer todos los mensajes que estas niñas emitirán dado que no pueden hablar.
Se volverán mentirosas, muchas veces seductoras, mostrando a veces la tendencia al autosacrificio o a la autodestrucción, lo que las encamina en la ruta de atraer, en su futuro, a parejas abusadoras en la lógica que sus primeras experiencias tuvieron tales características.


(*) Aparecido en su columna del diario Perú21.

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