2.6.08

ESQUELETOS EN EL ARMARIO




VOLVER AL PASADO (NOTAS AL MÁRGEN DE UNA REUNIÓN SABATINA) por Hugo Del Portal

En el cuento "El embarcadero de la esquina" (1977) (*) se narra una reunión de Ex-Alumnos de un colegio a donde llega un invitado impensable: Ángel Devoto, el poeta, se ha vuelto loco y es alcohólico y llega al Chifa de lujo en donde sus ex-compañeros de aula escolar (los caballeros triunfadores) departen alegremente. La sorpresa es general y tras darle unas monedas -como a un mendigo- lo abandonan con cierto asco para continuar su divertimento en un lenocinio. Ángel continua su aventura siguiendo su borrachera en unos verdaderos arrabales y al final -de regreso al encierro de donde había escapado- recita un poema de veras extraordinario. Tan bueno que siempre lo tenía bajo el vidrio de mi escritorio en la oficina. "Busco en vano la máscara al revés, el embarcadero de una esquina". Releyendo al mejor cuentista de todos los tiempos en el Perú, se me movieron algunos huesos del closet interior al retomar esta historia. Esto porque desde hace un tiempo se reunen continuamente mis ex-compañeros de promoción movidos por los memoriosos nostálgicos de siempre, que se las ingenian para promover actividades deportivas que al final riegan con sendos vasos de cerveza. Como todo grupo humano tienen virtudes y -supongo, ojo sólo supongo- algunos defectos, y como en toda sociedad de consumo a algunos les va bien, a otros regular y -deseo todo lo contrario- a unos cuantos, algo mal. También se las han ingeniado para contactarse con otras personas de otros años y así las juntas se han tornado mixtas y cronológicamente variadas. (Y a veces, al presentarse en estas sesiones de liberación de fantasmas, las sorpresas de encontrar a la bonita del colegio -por la que se sentía cierta atracción- hecha una respetabilísima madre de familia emperifollada para la ocasión es un verdadero remember mirrow para uno mismo). Hay, como en la viña del señor, de todo. Un collage interesante. A la primera reunión fuí, movido por el curioso que habita en mi inconsciencia y encontré que la vida nos había zarandeado de imberbes cachorros a tigres paternalmente familiares. Podría afirmar que en los momios de mis apuestas no había grandes aciertos y que internamente somos resistentes a los cambios, nos sumergimos con facilidad en los eternos mares de la emoción, y que la música del recuerdo tiene bastantes adeptos en las añoranzas melodiosas del corazón. Desde ese día me he convertido en el marathon man de estos encuentros y sólo los sigo a través de las páginas que tienen en Internet, aunque nunca falta un buen amigo(**) que me da un telefonazo para avisarme de las actividades, por ahí entonces he derrapado un par de veces mas y he salido mas bobo de lo que normalmente soy.

El sólo pensar (yo viejo vodkero, ronero contestario) de llevar a mis labios un vaso de Pilsen o Cuzqueña me suena a sacrificio humano, sin embargo luego de varias dosis de Cristal este domingo terminé con un dolor de cabeza pero por todo el cuerpo. Doble resaca, la física y la moral.
La idea de compartir las andanzas de las borracheras (tema del cual ya coseché múltiples vivencias) con mi etapa escolar me parece estrambótico y en la danza del pensamiento viven tantas ideas extrañas en mi mente, que ahora, que pienso de otra manera, actúo guiado por sincronías en las que creo hallar la visión dorada de mi destino y mi razón de ser me lleva por otros rumbos menos rumberos (o rumbosos) en cierta búsqueda que yo mismo no entiendo. En conclusión, mi asistencia a estos conciliábulos/concilios será siempre mínima, aunque por eso tenga que recurrir al viejo material de construir con palabras la sensación de decirles que los quiero mucho a todos en verdad, que me parecen extraordinarios en su actitud y que si realmente necesitaran de mi, ahí estaría con lo que pueda aportar: Un café, unas palabras, no sé. Estas cosas suelen depender de otras voluntades del momento.
De otro lado que me disculpen. Vivo promiscuamente con mi soledad, mis cigarrillos, mis libros, mi música, estas cosas que alguien escribe por mi, y el tiempo que resulta luego de la jornada laboral es únicamente para descansarlo en casa.
Igual me parece necesario que vivan la experiencia, al final habrán de encontrarse a si mismos. Igual de esa no se escapa nadie. Igual puedo distinguir en ellos la chispa divina y el buen corazón que la evolución evalúa antes del llamado al real game de la vida.

(*) Libro Silvio en el Rosedal. La palabra del mudo tomo III. Julio Ramón Ribeyro.
(**) Una mención para mis buenos amigos, Lito (fundador de la filosofía alpinchista) Carlitos (as de los correos electrónicos, buscador de la clave mística escrita en la palma de su mano) Juan (quien desde niño me dió a su extraordinaria madre que fue mi maestra de primaria) Iván (un depredador conciente) Nancho (que ha logrado estar siempre mas loco y mas querible) al Cachorro (con el que tenemos una conversación pendiente) y a Mario, Marco, Javier, César, Eric, José Luis, mi hermano Abraham, compañeros de mi promoción del año 1976, los indomables, que hicieron -quizás- sin saberlo, algo reconfortante por este tío medio ermitaño y pesadamente reflexivo en que me he convertido: darme un buen recuerdo de los buenos tiempos en estos días de cambio del otoño al invierno (***)

(***) Quedan incluídos en este recordatorio sentimental las buenas personas de otras promociones, los profesores y mi buen amigo, el homenajeado Sr Isidro Macedo (que siempre me permitió fumarme unos cigarritos en el baño y fugar antes de la campana de salida sin ninguna condición)
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