Tasadores de “Prisa”
por
César Hildebrandt (*)
Han venido los muchachos de “Prisa”, el imperio que empezó con un señor que vendía textos escolares en combina con los ministerios de Educación de Sudamérica, para ver cómo está el mercado de la tele y en qué andan las prensas de estos reinos. Pues me cuentan que ya se han enterado de que aquí el diario más leído se llama “Trome”, que vende 400,000 copias diarias a un sexto de dólar cada una. Y es el más leído porque casi no tiene nada que leer. Es un diario de cromos perfecto para el analfabetismo funcional, que aquí es tan norma como en la España negra de la vieja Andalucía. Su modernidad consiste en que la contraportada siempre tiene una chica rolliza fotografiada desde la estética del proxenetismo, que es todo un arte que privilegia, por razones que el psicoanálisis les explicará, los cuartos traseros. Sabrán también los hijos de Jesús de Polanco (los verdaderos y los putativos, que siempre son los más) que este aporte a las letras peruanas proviene de la familia Miró Quesada, que en estos años ha prosperado como lo hicieron los industriales franceses que se alinearon con la ocupación alemana. Porque no hay que quitarle méritos a la capacidad evolutiva de los Miró Quesada. En efecto, hasta el año 1999 esta distinguida estirpe perteneció al entorno cercano de los Fujimori y los Joy Way y rompió varias marcas de utilidades brutas y netas. No digo que no mereciera el fruto de sus trabajos. Sólo describo un hecho refrendado por las cifras y los análisis financieros. Hoy los Miró Quesada son dueños de cuatro periódicos y dos canales de televisión –el único informativo que tiene el cable y el de señal abierta más importante del medio–. La última modernización de su imprenta y la inversión para comprar el 66% de acciones de América TV, el canal de los reos Crousillat rematado en el régimen de las grandes bacanales (el de Toledo), fueron fruto de un préstamo avalado por el Estado peruano bajo el paraguas del actual régimen, lo que confirma el ecumenismo omnívoro de tan distinguida familia. El problema es que la joya de la corona entre los Miró Quesada se llama, como decía, “Trome” y es al periodismo lo que Francis Drake era al honor marino, lo que Fanny Hill al recato y lo que Oliver North al juego limpio. Pero, en fin, da de comer y mantiene experimentos como el de Perú 21, un diario muy bien hecho por un puñado de funcionarios del fujimorismo que se han inoculado el virus de la autoamnesia, cepa peruana que te ahorra veinte mil dólares de exorcismos en el diván.Y por más que han hecho en “El Comercio” para dotarlo de seriedad, nadie les cree. Su Unidad de Investigación, por ejemplo, es de lo más humorística. Y es que fraguando documentos, inventando declaraciones, haciendo alusiones sin sustento (y amenazando con sus abogados, el primero de los cuales fue el procurador preferido de Fujimori) no se hace periodismo de investigación sino, más bien, prensa investigable. El otro grupo importante en la prensa escrita es el de los hermanos Agois, cuya obra mayor es “Ajá”, un periódico con figuritas surtidas que acaba de cumplir 14 años de clamorosos éxitos y que es inteligente en un dialecto de remotas raíces quizá euskeras (“Elvira mete cucú en TV”, decía uno de sus titulares menos misteriosos de su edición de ayer).Los hermanos Agois, a quienes Hacienda nunca ha comprendido, han fabricado también “El Bocón”, un prodigio de la tartamudez mental y que es el diario deportivo que lee murmurando el Puma Carranza. “El Bocón” también tiene una chica a medio vestir entre sus atractivos. La de ayer tenía un pie de foto que decía: “Esta está para ser goleada”. Toda una fineza. En fin, también se habrán enterado los de “Prisa” que la TV de señal abierta en el Perú, prescindiendo del canal que compró “El Comercio” a precio de ganga, está en manos, sucesivamente, de un señor que adora a Ehud Olmert y que le debe 54 millones de soles a Hacienda, de un anciano inmortal que le debe el sueldo hasta a los camarógrafos y de un mexicano mafioso al que le deben la vida porque si no te manda matar y al que le dicen “El fantasma”. Esto para no hablar del canal 11, que es brillante cuando no transmite, y del 13, que es el patio trasero y la caja chica de “El Fantasma”.De modo, señores de Prisa, que la situación está rebuena, como diría cualquier Azcárraga, para la aventura conjunta, la subasta invertida y el cambalache bursátil. Y ayer, al conversar con el doctor Alan García, habrán comprobado que el que ayer fuera socialdemócrata hoy es demócrata de la página de Sociales, más o menos como ustedes, distinguidísimos, que empezaron gloriosamente defendiendo los fueros del periodismo y hoy son la armada invencible de la Polanco Navigation Company. Pregúntenle a los chilenos. El Perú está barato. El tiempo de los espejitos como que ha vuelto. Y hay varios potosíes a la vuelta de la esquina.Ah, me olvidaba. Telefónica, vuestra competidora, tiene tres canales en su Cable Mágico. Uno es milagrosamente futbolero en un país donde hace años que ya no se juega fútbol sino una variante del fracaso. El otro tiene programas para idiotas (entre los que destaca “3 G”), y en el tercero, el 20, sólo penan y es como Poltergeist pero con gordos y adivinas. ¡Jauja ha regresado!
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera.
Estupendo artículo del maestro Hildebrandt que nos deja una terrible sensación en el tintero sobre la verdadera y chocante esencia del decano de la prensa peruana.
Es más, algunas cosas que se dicen en el texto me hacen percibir cierto dejavú en las costumbres financieras de El Comercio, que bien podría hacer un gran aporte a la universal historia del avorazado pertinaz.
A veces hay que forzar ligeramente los hilos de la investigación para que salten las mas impactantes revelaciones, y enterarnos por ejemplo, quién (en verdad) y a cambio de qué (en verdad) está detrás del sabroso y millonario prestamo para la reñida y disputada (con sus socios de La República) compra de las acciones del Canal Cuatro. Un hecho que podría sorprender a mas de un distraído léctor.
Aquí no le vamos a hacer el trabajo sucio a nadie pero tenemos que aclarar que en nuestros hogares esta prohíbido este diario por su evidente toxicidad y que el día en que ciertas voces se decidan a contar la biografía real del periódico mas antiguo del país, vamos a tener que cerrar definitivamente el quiosco en que se ha convertido la credibilidad de semejante compendio de publicidad vana, barata, banal y carnal.
Provecho con los dividendos de una posible venta.
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