Gisela Valcárcel invitó públicamente a mandatario peruano a bailar en su programa a favor de una causa social.
1- Gisela desafía a Alan García
En la octava edición de “Bailando por un sueño” y gracias a la consolidación que tiene en la tele audiencia, Gisela Valcárcel invitó públicamente al Presidente de la República a participar en la secuencia “El Desafío”, donde conocidas personalidades como Dina Paucar, Lucecita Ceballos y Cecilia Tait han danzando para conseguir ayuda de distintas formas. “Por qué no llamamos a nuestro presidente. Mi máximo sueño es tener al máximo líder público bailando en mi programa. Que nos de el ejemplo, ya que ningún político se han animado a bailar hasta el momento. Unámonos y llamemos todos al presidente para que participe acá”, indicó Gisela ante la sorpresa de su equipo de producción y los artistas que concursan en el referido espacio.Aún no se sabe si el gobernante peruano acudirá al llamado de la rubia animadora, pero, recordemos que desde hace años han mantenido una relación cordial y solía visitarla en sus diversos programas.No suelta a CarmonaEn otro momento, ‘La Señito’ aprovechó para mandarle una indirecta a su aún esposo Javier Carmona, al presentar a Cromwel (pareja de baile de Karina Calmet), quien había discutido con su novia Angie, motivo por el cual tuvo una complicación en su embarazo y decidieron que ella regrese a Arequipa, sin embargo, el amor de Cromwell por su pareja es mayor y su responsabilidad como futuro padre también por lo que cambiaron de idea. “Cromwell y Angie son una pareja joven y son un ejemplo para muchos, pues cuando una mujer está embarazada se le debe dar un cuidado total. Uno debe ser responsable y asumir las consecuencias”, expresó Gisela.
(Diario La Primera)
Gastón Acurio
2 - Las aventuras de ser Gastón
¿Qué hace Gastón? Abre restaurantes en todo el planeta, escribe para Larousse el primer diccionario de la cocina peruana y prepara un coffee table para exportación sobre sus productos y su experiencia. ¿Quién es Gastón? El hombre del año según IPAE, una de las próximas superestrellas de la cocina mundial según “Wine & Food” y una de las personas más importantes para la autoestima nacional según todos los peruanos. En esta entrevista, Gastón Acurio en sus propias palabras.
Piense en la ciudad de Estados Unidos donde más se valora el comer y el beber. Ahora piense en la mejor zona de esa ciudad para abrir un restaurante. Hágase la idea de que en un lugar privilegiado del Ferry Building, en San Francisco, Gastón Acurio está acondicionando un local de La Mar. Cuenta con un muelle para atender las embarcaciones de doce afortunados por vez, además de los servicios habituales.En la puerta dice “Cebichería peruana” y así la están llamando todos los medios especializados, los críticos y los bon vivants.“Es la primera inversión peruana en términos escénicos”, le ha comentado Felipe Ortiz de Zevallos, embajador del Perú en Estados Unidos, al hombre del que la prensa internacional no para de hablar. Mientras espero en una sala en la que se ponen a prueba los platos nuevos de sus distintas cartas, atiende a un redactor del “Daily News”, que todavía no ha comido un cebiche.
¿Qué hace Gastón? Abre restaurantes en todo el planeta, escribe para Larousse el primer diccionario de la cocina peruana y prepara un coffee table para exportación sobre sus productos y su experiencia. ¿Quién es Gastón? El hombre del año según IPAE, una de las próximas superestrellas de la cocina mundial según “Wine & Food” y una de las personas más importantes para la autoestima nacional según todos los peruanos. En esta entrevista, Gastón Acurio en sus propias palabras.
Piense en la ciudad de Estados Unidos donde más se valora el comer y el beber. Ahora piense en la mejor zona de esa ciudad para abrir un restaurante. Hágase la idea de que en un lugar privilegiado del Ferry Building, en San Francisco, Gastón Acurio está acondicionando un local de La Mar. Cuenta con un muelle para atender las embarcaciones de doce afortunados por vez, además de los servicios habituales.En la puerta dice “Cebichería peruana” y así la están llamando todos los medios especializados, los críticos y los bon vivants.“Es la primera inversión peruana en términos escénicos”, le ha comentado Felipe Ortiz de Zevallos, embajador del Perú en Estados Unidos, al hombre del que la prensa internacional no para de hablar. Mientras espero en una sala en la que se ponen a prueba los platos nuevos de sus distintas cartas, atiende a un redactor del “Daily News”, que todavía no ha comido un cebiche.
¡Gastón presidente!
–Hablas como un candidato. –El otro día Rosa María Palacios me comentó frente a la cámara que Felipe Ortiz de Zevallos le había dicho que yo era el candidato perfecto para el 2011. ¿Qué mal le he hecho a Felipe, que es mi amigo? –se ríe–. ¡Cómo me puede desear una cosa así! Soy cocinero y no tengo la más mínima aspiración de convertirme en un político.
–Tampoco pensabas que te ibas a convertir en empresario. Si se te ofreciera la posibilidad de candidatear… –Yo ya encontré mi camino. Sé cuál es la mejor manera que tengo para apostar por mi país. No tengo formación de estadista.
–Suena terrible, pero casi ningún estadista en el Perú la ha tenido. –Ahí está el problema: creer que sólo los políticos hacen política. Todos, en un país pobre, cada uno en su terreno, estamos obligados a hacer política. Hacer política es intentar que los campesinos vendan sus papas en el exterior o vender la cultura peruana a través de su comida y fomentar la creación de una marca país. Ahora bien, una cosa es hacer política en lo que uno hace y una muy distinta, ejercer un cargo.
–¿Tú no lo harías? –Los intelectuales en las universidades investigando, los cocineros en la cocina cocinando… todos tenemos que hacer política porque estamos en el mismo barco. Lo máximo a lo que podría aspirar, algún día, sería a ser alcalde de Pachacámac.
–¿Y lo serías?–¡Pero claro! Así lleno Pachacámac de restaurantes y de bares, y protejo la última huerta que tiene Lima de la avalancha de la ciudad que se la quiere comer.
(Extracto de la Revista Cosas)
–Hablas como un candidato. –El otro día Rosa María Palacios me comentó frente a la cámara que Felipe Ortiz de Zevallos le había dicho que yo era el candidato perfecto para el 2011. ¿Qué mal le he hecho a Felipe, que es mi amigo? –se ríe–. ¡Cómo me puede desear una cosa así! Soy cocinero y no tengo la más mínima aspiración de convertirme en un político.
–Tampoco pensabas que te ibas a convertir en empresario. Si se te ofreciera la posibilidad de candidatear… –Yo ya encontré mi camino. Sé cuál es la mejor manera que tengo para apostar por mi país. No tengo formación de estadista.
–Suena terrible, pero casi ningún estadista en el Perú la ha tenido. –Ahí está el problema: creer que sólo los políticos hacen política. Todos, en un país pobre, cada uno en su terreno, estamos obligados a hacer política. Hacer política es intentar que los campesinos vendan sus papas en el exterior o vender la cultura peruana a través de su comida y fomentar la creación de una marca país. Ahora bien, una cosa es hacer política en lo que uno hace y una muy distinta, ejercer un cargo.
–¿Tú no lo harías? –Los intelectuales en las universidades investigando, los cocineros en la cocina cocinando… todos tenemos que hacer política porque estamos en el mismo barco. Lo máximo a lo que podría aspirar, algún día, sería a ser alcalde de Pachacámac.
–¿Y lo serías?–¡Pero claro! Así lleno Pachacámac de restaurantes y de bares, y protejo la última huerta que tiene Lima de la avalancha de la ciudad que se la quiere comer.
(Extracto de la Revista Cosas)
1
Sabemos que Gisella suele hablar hasta por los codos. Esa latosería imparable que la hace derrapar en propuestas alucinantes con el cuento de la ayuda al prójimo.
Sabemos que Gisella suele hablar hasta por los codos. Esa latosería imparable que la hace derrapar en propuestas alucinantes con el cuento de la ayuda al prójimo.
Para empezar ese tipo de apoyo debería ser completamente anónimo para tener un ligero matiz de decencia (no se auxilia en cámaras y en cadena nacional) y hay que tomar en cuenta que estas situaciones se dan por que la sociedad no es justa, ni equitativa porque si lo fueran estas actuaciones de bondad en vtr no existirían.
El tema de invitar al Sr Tobi García Perez a bailar -con ese físico de sachavaca gorda- teniendo harto material fotográfico de lo horroroso que se puede poner el hombre cuando baila alocadamente sería condenarlo a un descenso en las encuestas funesto y fatal. Proponerle que baile para su tómbola de benefactora es una joda de muy mal gusto y revela que la diva sólo piensa en mantener su sintonía como sea.
Gisella tiene que entender: el mundo no gira, ni giró, ni girará jamás alrededor de sus simplonerías osadas, ni sobre el cuento de cómo se rompió los lomos chambeando para hacer el billetazo que tiene en el banco. Si tanto le interesan los pobres, le recomiendo que le done su dinero. Esto le diría el Sai Baba: cero intereses económicos, cero emociones, cero salud para alcanzar la verdadera gloria.
Lo demás es puro bururú que juega con plata sobre la mesa de por medio.
2
Ultimamente admirado por todos los inocentes credulones que le creen el cuento del niño bueno preocupado por el destino gastronómico del Perú, el Sr Gastón Acurio -otro exitoso negociante de las cacerolas- ha sido propuesto por sus amigos (supongo que en broma tipo cinco tenedores) para candidato a la presidencia del país en las elecciones del 2011. Lo que nos faltaba. Que este señor cuya máxima sabiduría es realizar menjunjes en una cocina y decir "hummmm" cada vez que prueba algún plato en los restaurantes a los que visita (y descaradamente sapea) sea una opción de gobierno, una posibilidad de outsider de fogón .
El dice que no (sinceramente no era necesario ni que lo diga) ya sabemos que es una broma media sádica. Pero si amenaza con postularse a una Alcaldía y llenar el distritro de restaurantes y bares antes de que lo urbanizen, es vendernos de contrabando ese criterio que dice: "sólo el combo y la guasca salvarán al Perú" .
No se solucionarán los problemas básicos de los miembros de una comunidad pensando de manera tan precaria y bobalicona. A Gastón le va muy bien con sus negocios, factura rico, fuerte, y exporta el ejercicio de su artesanía culinaria, pero siempre insistiremos en que se hagan informes serios y veraces sobre lo que son los restaurantes del Perú y de Lima por dentro, cómo son, su organización, su manejo financiero, su planilla, su limpieza, sus insumos, su personal y su ideosincracia. Verlo calatito cuando no se esperan las cámaras de tv ni las fotos. ¿Qué temen?.
Tal vez, el descubrir en definitiva porque hay gente que jamás come en la calle.
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