Solidaridad con Lévano
Incontables mensajes y llamadas telefónicas han llegado a esta redacción, solidarizándose con nuestro director César Lévano, frente a las perversas expresiones de Aldo Mariátegui, director de Correo, vertidas en su columna del día de ayer. “Es un pobre tipo que no tiene ni para empezar con la trayectoria política, periodística y ética de Lévano”, nos escribió un lector. “Aquí el verdadero acomplejado es aquel que ha usado un apellido de un ilustre histórico para venderse a la oligarquía contra la que luchó su abuelo. En cambio Lévano es un ejemplo de integridad y continuidad de una estirpe comprometida con las mayorías trabajadoras”.
Sobre cucarachas
Sin duda hay que estar afectado por una profunda perturbación psicológica para conducir las puyas a un terreno puramente personal y ajeno a cualquier debate de ideas: la edad de Lévano (como que Aldo M. nunca va a envejecer); la discapacidad física que don César lleva con tanta dignidad; al padre y al abuelo que moteja de sindicaleros; a la carcelería sufrida en manos de la dictadura odriísta. Y este tipo se queja que se mencione que estaba en copas cuando lo asaltaron, y que mantiene oscuras relaciones con poderosas empresas que este diario ha señalado con evidencias concretas.
Diferencia
Don César Lévano ejerce el periodismo y es director de un diario sobre los 80 años. Éste es un desafío que sólo un hombre de acción asume y eso causa admiración en mucha gente, menos en el cuarentón que se cree chiquillo y que cree que está en donde está por algún mérito. Pero Aldo M. no tiene ninguna historia, no ha escrito un solo libro, no ha formado ningún alumno, no ha hecho ninguna investigación importante, y nunca está en su puesto cuando se producen las principales noticias. Es el mastín de los dueños de los diarios que se vendieron a Montesinos, de la Suez, de las tres familias que quieren repartirse 400 millones de dólares so pretexto de los terrenos del aeropuerto, y, últimamente, de Alan García.
(*) ... lo aparecido en el panfleto chavista este domingo confirma que Edmundo (alias “César”) Lévano es una porquería como persona y un falso valor como profesional al permitir publicar eso (escrito por el pobre diablo vienés), un hipócrita que después sermonea a sus alumnos sanmarquinos con palabrería engolada y llena de citas que no practica. Bueno… ¡Qué se puede esperar de un lacayo de Chávez, de quien llegó recién de octogenario a director de… pasquín gracias a los petrodólares de Caracas (¿de qué viven sin avisos y con ese tiraje ínfimo?) y al primitivo humalismo, de un periodista que escribe “vendabal” en su columna, de un rojo acomplejado –nunca ha superado la amargura de su minusvalía– que ha usufructuado de un apellido sindicalero y de que Odría lo haya encarcelado (lo mismo que a él habría hecho con todos, porque era un comunista seguidor de Stalin, el mayor asesino de la historia)! (*)
(*) pésimo nivel de Aldo Mariategui que provoca la solidaridad con Don César Lévano. Estos chavetazos son realmente miserables.
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