'Cowboys del infierno' por Guillermo Giacosa (*)
En vísperas de Navidad, mejor que villancicos, panetones y buenos augurios, es información veraz sobre lo que está ocurriendo en el planeta. Información no politizada, información destinada a que los auténticos cristianos puedan asumir un papel más consciente y activo en la defensa del devaluado "amor al prójimo". Lo que leerá resume un libro de Jimmy Massey, ex marine de los EE.UU., que trata, relatando su historia, de expiar el sentimiento de culpa que lo posee.
El libro se llama Cowboys del infierno y, como para que nadie se quede sin ganas de deglutirlo, comienza así: "Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderles a los jóvenes la idea de enrolarse en los marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí, los civiles son despreciables, retrasados mentales, unos débiles, una manada de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el Ejército me llamaban 'Jimmy el Tiburón'."
Massey fue uno de los primeros en llegar a Irak, y la experiencia lo marcó tanto que aún padece pesadillas atroces. Rosa Miriam Elizalde, en ocasión de la publicación de su libro, le preguntó: "Antes de ir a Irak, usted reclutaba a jóvenes para el Ejército. ¿Qué significa ser un reclutador?
-Ser un mentiroso. La administración Bush ha forzado a la juventud para que se enrole en el Ejército, y lo que hace -y yo hice también- es tratar de ganar gente con incentivos económicos. Durante tres años recluté a 74 personas que nunca me dijeron que querían entrar en el Ejército para defender al país ni argumentaron razones patrióticas. Querían dinero para ir a la universidad u obtener un seguro de salud. Y yo les describía primero esas ventajas y, al final, les decía que iban a servir a la patria. Jamás recluté al hijo de un rico. Para mantener el trabajo, no podíamos tener escrúpulos.
Hoy, los estándares para el reclutamiento han descendido enormemente porque casi nadie quiere en-rolarse. Ya no es un impedimento tener problemas mentales ni antecedentes criminales. Pueden ingresar personas que han cometido felonías, es decir, que han sido sentenciadas a más de un año de cárcel, lo que se considera un delito serio. Pueden ingresar muchachos que no han terminado los estudios preuniversitarios. Si pasan la prueba mental, ingresan".
Otra pregunta: "¿Cuándo se en-teró de que lo habían engañado respecto a Irak?
-Cuando llegué, en marzo de 2003. A mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército iraquí, y vimos miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta de USA y estaban ahí desde que EE.UU. ayudaba al gobierno de Saddam en guerra contra Irán. Vi cajas con nuestra bandera y hasta tanques de EE.UU. Mis marines me preguntaban por qué había municiones de nuestro país en Irak. No entendían. Los informes de la CIA afirmaban que Salmon Pac era un campo de terroristas y que íbamos a encontrar armas químicas y biológicas. No encontramos nada. En ese momento empecé a pensar que nuestra misión realmente era el petróleo".
(*) Aparecido en su columna del diario Perú21
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