Como todos saben, ayer se hizo notar desde aquí que el Ministro de Educación no cumplío con el requisito del tercio superior en su paso por la PUCP. La denuncia ha merecido rebotes y también críticas, lo cual es bastante saludable en medio de lo monocorde que suele ser la información en el Perú. Y, quizás, como punto final sobre este tema, habría que mencionar que ello demuestra la ignorancia ministerial sobre lo que es el tercio y la diversidad en la exigencia de distintas universidades (cuestión que hasta Mercedes Cabanillas ha anotado). Sin embargo, y como bien apunta Laura Arroyo Gárate, este pasaje de la vida de José Antonio Chang no debe hacernos perder lo que está en juego en realidad: la calidad de la educación en el Perú. Ayer el gobierno tuvo que retroceder en su intento de imponer una norma inconstitucional e inconveniente. Así, en la mayor parte del país se tomará el 9 de marzo un examen único para obtener plazas de docentes nombrados y contratados. Si bien la solución no me satisface del todo - Lima, Callao y otras 4 regiones quedan fuera de esta prueba, debido a que ya aplicaron el criterio del tercio, lo que deja a las regiones de mayor número de alumnos en suspenso -, lo cierto es que esta medida puede ser un avance frente a lo que suponía un panorama gris en la educación peruana. Mis reparos contra la norma del tercio superior los he explicado antes, pero valdría la pena resumirlos en cuatro puntos centrales: 1. Es una norma que se hace dentro de una disputa contra los maestros, a los que este gobierno ha tratado con la punta del zapato. 2. No soluciona los problemas de calidad de los institutos pedagógicos o de las facultades de educación, que es donde se encuentra el problema de la calidad de los nuevos docentes. 3. Posterga la adopción de reformas como la existencia de un sistema de acreditación independiente que pueda indicarnos que facultades de educación sirven y cuales no.4. Está fuera del Proyecto Educativo Nacional, cuyos elaboradores, los miembros del Consejo Nacional de Educación, son ninguneados por el Ministro y, ahora, por el Presidente de la República. Lo peor del caso es que estos cuatro puntos reflejan claramente lo que ha sido la gestión del actual Ministro de Educación. Si el Ministro conoce que es lo que tiene que hacer para mejorar la paupérrima calidad y ha adoptado el Proyecto Educativo Nacional como su hoja de ruta, pues lo que tiene que hacer es aplicar dicho Proyecto, no adoptar medidas que no se condicen con el mismo. Una tarea de este tipo, por cierto, implica establecer alianzas con los maestros, lo cual, por cierto, no ha sido precisamente la característica del dueño de la Universidad de San Martín de Porres. Y sobre este último punto también cabe recordar la serie de favores y compromisos que este gobierno ha adquirido con la Universidad del Ministro. Cabe preguntarse, con justa razón, si es que la demora o ausencia en la toma de algunas medidas que mejoren la calidad de la educación superior están en relación directa con dicha incómoda posición de Chang, la cual representa, desde mi punto de vista, un severo conflicto de intereses.En resumen, a Chang no debe condenársele por sus notas, lo cual, a fin de cuentas, es un detalle anecdótico en medio del panorama antes descrito. Al actual Ministro de Educación debe exigírsele la renuncia no por sus omisiones o mentiras respecto de sus calificaciones en la PUCP, sino por las severas deficiencias de gestión que hemos reseñado y que siguen haciendo que la educación peruana esté en un déficit realmente espeluznante. Y si queremos que los beneficios del crecimiento lleguen a todos y, por supuesto, contar con mejores ciudadanos, es necesario seguir en la batalla por mejorar la educación en el Perú. En ese pleito ya estamos, en esa lucha seguiremos.
(*) Del Blog Desde el tercer piso. Visitar en http://desdeeltercerpiso.blogspot.com/
Es de escasa importancia, mas alla de lo ridículo, si el Ministro Chang era un buen o un mal alumno en la Universidad. El problema son sus propuestas (si es que en verdad son de el) medio fascitoides. Quisiera saber por qué su gestión lleva a esta distractiva confrontación permanente. Y me preocupan los negociados que parecieran esconder sus iniciativas de tombolas de computadoras y evaluaciones por doquier mientras los examenes vuelan con anticipación. Chang se ha saltado todas las vallas y ha tomado todos los atajos maleados. El camino se le ACABARÁ EN ALGÚN MOMENTO Y ENTONCES TENDRÁ QUE RENDIR CUENTAS como el otro chino.
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