Jugada de Canal N por Cesar Hildebrandt (*)
De pronto, una denuncia en Canal N. ¿Contra qué? Contra el Banco Azteca, del millonario Ricardo Salinas Pliego.¿Quién es Salinas Pliego? Un sujeto no menos turbulento pero sí menos exitoso que Emilio Azcárraga Jean, el dueño de Televisa y de mil cosas (incluyendo muertos y heridos).¿Qué quiere el Banco Azteca? Meterles la banca a los D y E que ya tiene enganchados con el asunto de los electrodomésticos de “Electra”.¿Eso es ilegal? No.Lo que es poco ético es no decirle a los televidentes quiénes están detrás del muñeco armado y sembrado en el programa de Jaime de Althaus.En primer lugar, están los intereses de la banca que no quiere competencia en el área chica de los D y E (y eso incluye tanto al Banco de Crédito, dispuesto a pelear por esa tajada, como a los banqueros chilenos que se han hecho con un buen nicho en ese segmento).Y en segundo lugar, está Televisa, que es el primer acreedor del Canal 4, el primer proveedor de telenovelas del Canal 4 y el mejor amigo internacional del Canal 4. ¿Quién es el dueño de Canal 4? El diario “El Comercio”. ¿Quién es el dueño de Canal N? El diario “El Comercio”.Para mí el tal Azcárraga y el tal Salinas son pichones del mismo nido. Azcárraga es peor en todo, eso sí, porque su familia ha tenido más tiempo para medrar con el PRI y embrutecer con Televisa. Pero desde que Salinas compró los canales 13 y 7 y les rompió el monopolio de la tele, los Azcárraga juraron vengarse a su estilo (o sea el de Pancho Villa con una borrachera de mezcal y nueve tronchos en el cerebelo).Así que mientras “El Comercio” juega en pared con el gobierno y Canal 4 –la TV más importante del medio– se dedica al bádminton con García (y el 9 perrea y el 2 celebra sus constantes bodas de plata junto al presidente de la República), Canal N sale como una fiera –como el tigre Azcárraga mesmamente– a denunciar al Banco Azteca y a seguir jugando también en pared con todos los demás intereses en juego. Muy valientes con Salinas. Muy dóciles con taita Gobierno, el de “la revolución capitalista”.Para competir con Azcárraga tienes que ser Salinas (porque si compites con Azcárraga como un caballero amaneces descuartizado en el callejón del Chavo). Y si te multan con nueve millones de dólares en Nueva York por no dar información suficiente a tus inversores, es que has estado haciendo las cosas bien. ¿O qué creen que es la banca sino opacidad y uñas largas? ¿Y por qué sí a los bancos de Saga y de Ripley y no al banco de “Electra”? ¿Es que “Electra” no pone avisos ni engorda el periódico con catálogos?El señor Carlos Bruce se escandaliza por el lobby de Hernán Garrido Lecca en nombre del Banco Azteca. Tiene razón. Todos queremos ver la fecha en que Garrido Lecca dejó de presionar a la Superintendencia para lograr la aprobación del Banco Azteca –es decir, la carta en la que Garrido renuncia a su asesoría pagadísima en el banco de Salinas–.Pero a mí lo que me extraña es que el señor Bruce no haya dicho una palabra cuando a este país lo gobernaban Toledo y Kuczynski, lobista éste de sí mismo ante el gobierno que él mismo encarnaba, lobista autófago, lobista y lobeado al mismo tiempo.Garrido Lecca tiene que explicarle al país quién le dio la plata para comprar los tercios accionarios que tiene en Crisol y en Alpamayo (los otros dos tercios los tienen, nominalmente, el ministro Chang, tan amante de la lectura él, y el viajero señor Carbajal, el hombre que trae honorarios al cash y en maletín). Y tendría que contarle al doctor García algunos otros negocios que su inmenso talento le permite sostener a cierta distancia. Como si no se esforzara. Esa es una buena butifarra para el hambre de investigación de los chicos de Canal n. Quise decir N.
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera
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