Combo 0 - Paraguay 0 por Cesar Hildebrandt (*)
La selección peruana de fútbol no es un equipo: es un combo sin armar. Y el Chemo del Solar es más bien del solar que se cae, como esos que le gustan a Castañeda Lossio. No sé si el combo haya venido con instrucciones para funcionar después, pero lo cierto es que, por ahora, el equipo peruano naufraga en defensa –tanto por el centro como por los costados–, se atasca en el medio y resulta por delante más inofensivo que un editorial del Walt Disney News.No basta con juntar jugadores regulares y hasta buenos. A esos jugadores hay que instalarlos en un plan que tiene elementos consistentes –para todos los partidos– y factores aleatorios –configurados para cada rival–.¿Cuál fue la táctica del buen Chemo? La que tienen los generales norteamericanos en Irak: la de ver qué pasa, a cuántos nos matan hoy, de dónde vendrá el fuego enemigo (porque el amigo lo creamos nosotros). ¡Y cómo se pasearon los paraguayos! Haedo anduvo en calesa por donde quiso, Cabañas estaba en plan de invasor impune y Cardoso no quiso entrar a la cocina porque la carapulcra le olió mal –sólo por eso–. Paraguay fue un equipo armado con inteligencia, que es algo que –aunque millones de peruanos no lo puedan creer– también se usa en el fútbol. ¿Se han puesto a pensar esos millones de incrédulos que casi todo lo mejor de la historia del fútbol peruano se debe a gente como Vides Mosquera, o Roberto Challe, o Teófilo Cubillas, o Alberto Terry, gente que fuera de la cancha no gruñía como mandril ni contestaba con interjecciones? Pizarro jugó de espaldas como si fuera Drogbá, que es el mejor jugador del mundo en la actualidad, y el Chevchenko peruano, o sea el buen Flavio Maestri (dicho sin ironías, jejejé), entró demasiado tarde. El partido fue un halloween anticipado: el señor Vílchez entró disfrazado de puerta giratoria y John Galliquio se disfrazó de hueco negro, mientras Paolo de la Haza salió a asustar al que podía disfrazado de Nadie, que eso es lo que es él para el fútbol.Y nadie sabe cómo hizo Henry Quinteros para estar en el campo sin que ni sus papis lo notaran, ni cómo es que el loco Vargas cree que todos los rivales son bolivianos, ni por qué Solano estuvo más solo que Bush cuando esté en el infierno. ¿Y es que en el Almería sólo reciben ataques rastreros y es por eso que Acasiete sufre con los pelotazos de altura y deja cabecear como si fuera gerente del difunto banco Wiese?Y, claro, al señor Farfán hay que hacerle los claros, crearle las trochas, lloverle los pasadizos para que él acompañe y dé la estocada. Una cosa es el PSV y otra es la PBC que ronda por el fútbol doméstico. Una cosa es con Holanda y otra con el cajón de Pizarro. Y una cosa es Pizarro en un equipo que es una máquina y otra cosa es Pizarro en esta máquina Singer de abuela de Chemo que cose lo que se cosía hace 50 años.Sólo Butrón, Rodríguez y Solano demostraron categoría mundial. Butrón evitó un 0-2 que hubiera sido justo, Rodríguez anduvo por lo impecable atrás (no podía, claro, disimular las patinadas de sus tres compañeros) y por lo solidario adelante y Solano era como si a Raphael lo hubieran puesto a cantar con Los Shapis.Lo dijo el entrenador de Paraguay, un argentino simplón que nos supo leer desde los vídeos: “nos pusimos encima de Solano y cubrimos a Pizarro y a Farfán”. Podría haber añadido: “Eso fue todo”. Pero dejó puntos suspensivos en el misterio y charlataneó contra los árbitros para seguir cobrando lo que cobra.Ahora los chilenos ya lo saben. Y lo saben con la rabia añadida de toda la vida. El combo peruano tiene un pensante que se apellida Solano, un chico del Chelsea que se da vacaciones neuronales en su país y un quimboso del PSV que en el partido con Paraguay tampoco mostró alegría quizás para no ofender la memoria de los muertos de Chincha.¿Y el entrenador?Bueno, el buen Chemo está para cambiar a Ninguno por Nadie, a Moe por Curly, a Sutano por Perencejo y a Moco por Baba. ¡Que si tuviéramos a Kaká, la que armaríamos!
(*) Aparecido el día de hoy en el diario La Primera
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