Los Premios "anti-Nobel" galardonaron a la "bomba gay"
Esta investigación fue premiada en la categoría de paz porque los científicos crearon algunos químicos que pueden hacer sentir a los soldados rechazo o atracción irresistible los unos por los otros.
El Viagra podría ser el nuevo remedio contra el jetlag. Al menos, a los hamsters la droga que potencia el impulso sexual les ayudó a recuperar el ritmo natural tras un cambio de horario impuesto.
Por este reconocimiento, Patricia Agostino de la Universidad de Quilmes en Argentina recibió una distinción muy especial: El premio Ig-Nobel por progresos en la aeronavegación.
El jurado de la revista humorística "Annals of improbable research" (Anales de la investigación improbable) entregó el jueves por decimoséptima vez sus "premios Nobel diferentes" en Cambridge, Estados Unidos.
La designación Ig-Nobel recuerda a la palabra inglesa "ignoble", que significa deshonroso o indigno. La idea de los premios, que distinguen investigaciones curiosas pero serias, es hacer reír pero también reflexionar.
En el abarrotado Teatro Sanders de Cambridge, muy cerca de la famosa Universidad de Harvard, volvieron a lanzarse aviones de papel cuando se anunciaron los ganadores de este año.
Los ámbitos de aplicación de algunas de las investigaciones distinguidas parecen más bien limitados: Por ejemplo, las investigaciones que Brian Whitcomb y Dan Meyer publicaron en el "British Medical Journal" sobre los efectos colaterales de tragar sables, por las que recibieron el premio en la categoría de medicina.
La mayoría de los galardonados, en cambio, se ocupa de cosas que nos rodean en la vida cotidiana. Así, el premio de biología fue para Johanna van Bronswijk de la Univerisad Técnica de Eindhoven (Holanda) que investigó insectos, arañas, ácaros, hongos y bacterias que se encuentran en las camas holandesas.
El premio de química incluso recibió de inmediato aprovechamiento económico. Fue para Mayu Yamamotu del Centro Médico Internacional de Japón por un nuevo método para obtener aroma de vainilla a partir de estiércol de vaca. Una heladería de Cambridge creó enseguida el nuevo sabor: "Yum-a-Moto Vanilla Twist".
También en el ámbito de las humanidades hubo premios. Juan Manuel Toro y su equipo de la Universidad de Barcelona detectaron que las ratas no pueden distinguir el japonés hablado al revés del holandés hablado al revés.
Junto a ese exótico estudio, las investigaciones de la galardonada en el rubro de literatura podrían revolucionar el trabajo de bibliotecarios y archivadores: Glenda Brownde de Blaxland, Australia, analizó los problemas de ubicar de forma apropiada la palabra "the" en índices y listas alfabéticas.
Casi todos los investigadores acudieron personalmente a Cambridge a recibir sus premios. Una excepción fue la de los distinguidos con el premio de la paz, que fue para un grupo de científicos del Air Force Wright Laboratory de Dayton (EEUU) por la investigación de químicos que pueden hacer sentir a los soldados rechazo o atracción irresistible los unos por los otros. El invento, que ya fue apodado por los medios "bomba gay", apuntaba a distraer al enemigo en una guerra.
Tampoco pudo viajar Kuo Cheng Hsieh de Taiwan, porque los organizadores no lograron dar con él. Iba a recibir el premio en el rubro de economía por un método patentado en 2001 para capturar a atracadores de banco con una red.
Extravange pero muy simpática ceremonia que premia los mas raros descubrimientos. La bomba gay o antigay (que se probó con exito en cierto partido político peruano cuya fachada parece una pollería de barrio). Efectos colaterales de tragar sables ( El niño-viejo terrible y sus amistades sirvieron como sujetos de experimentación). El premio de biología para quienes investigaron los insectos de las camas (como esos que hay en los hostales de ocho mangos que hay por toda nuestra ciudad) El aroma de vainilla extraido del estiercol de vaca (como el aroma de vainilla que tienen ciertas denuncias politicoides del estiercol de vaca sagrada congresal) Y los otros en humanidades que realzan el espíritu creativo del ser humano a la hora de la joda. Vale. Podríamos patentar ese de la red para capturar asaltantes y colocarlo en los despachos ministeriales donde este gobierno planea sus licitaciones. Funcionaría automáticamente.
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