SOAT político por Cesar Hildebrandt (*)
Propongo el SOAT político que nos proteja de quienes llegan al poder diciendo que van a hacer lo que no piensan hacer (sino al contrario).Esta mala praxis de la hechicería sudaca debería merecer la preocupación de Seguros Pacífico, de Seguros Rímac, de Seguros La Positiva y de la mismísima National Lloyd Insurance.Porque, ¿ante quién demanda uno un resarcimiento cuando ha sido estafado políticamente? ¿Quién paga por el jarabe de lengua? A los millones de heridos por la mentira, ¿quién los atiende y en qué emergencia de tamaño colosal? ¿Cómo es que, en suma, uno puede jurar que va a hacer A, ganar las elecciones por decir precisamente que va a ser A y, luego, tras ganar las elecciones, de inmediato, sin que pasen meses sino segundos, empezar a hacer Z en compañía de quienes habían jurado no hacer A sino hacer Z porque la Z era lo más conveniente para el país?Este dolo republicano, esta conversión de las elecciones en un meado de borracho sobre la berma, esta burla sangrienta al contrato social, esta inflamación del cinismo, este ritual asesinato de la seriedad, esta preñez por asalto de la democracia, esta cuantiosa pendejada que hizo a los perdedores ganadores y a una buena parte de los espectadores extras de la comedia, esta transfusión de sangre infectada porque el periodo de ventana (indiscreta) es enorme, ¿quién la paga? O sea que uno se va a operar con el doctor García, que atiende en el piso séptimo de la torre de la Americana.–Tenemos que quitarle la vesícula biliar –dice el doctor García con el estetoscopio colgándole hasta casi el ombligo.Y uno asiente porque, claro, el doctor García no va a hablar por gusto ni se va a parecer a ese otro doctor García, lamentablemente homónimo, que prometió liquidar los malditos services y luego convirtió la presidencia misma en un service de las mineras y las petroleras y a veces las banqueras.–¿Y cuándo debo operarme? –pregunta uno.–Pasado mañana –dice el doctor García.Un día después de la operación, sin embargo, después del enésimo dolor y la décima jeringa opiácea, uno se entera de que el doctor García se ha llevado el apéndice en vez de la vesícula, que la vesícula no necesitaba operación alguna y que a uno le han perforado el diafragma de tanto trajín quirúrgico y tanta mano santa metida en el abdomen que no correspondía.Eso es el SOAT médico, digamos.¿Y el SOAT para enyesarnos las orejas después de tantas mentiras escuchadas?No, ese no. Eso se llamaría subversión, levantamiento, turbamulta. Porque en este país pasamos de la locura homicida de Sendero a burlarnos de la democracia para que los ricos ganen en mesa lo que habían perdido en legitimidad social. Porque en el escudo de nuestro país hay un camélido obediente como símbolo.
(*) Aparecido el día de hoy en el diario La Primera
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