14.6.08

CIEN AÑOS DE CHOLEDAD


Se viene promocionando en todos los medios con esa amplitud de criterio que se manifiesta únicamente cuando se trata de temas que no afecten el bolsillo de algún poderoso el error policial y municipal de la captura de unos jóvenes del estilo étnico cobrizo sospechados de ladrones e incluso calificados como "la banda los malditos de Larcomar".

En la columna del Director de Perú21, Tuto Alvarez escribe hoy:

Malditos (cholos) de Larcomar

¿Tanto le cuesta ofrecer disculpas, alcalde Masías?
'Blanco corriendo: atleta haciendo ejercicio; cholo corriendo: ladrón escapando de la escena del crimen'. Este chiste racista que se suele escuchar es lo que parece haber ocurrido, hace poco, en un incidente lamentable durante un evento de ciclismo realizado en Larcomar.

¿Lamentable? Mas claro por favor, este es un delito (o debería ser), es un crimen de odio racial ejecutado por miembros del serenazgo y la policía (en donde no hay muchos gringos que digamos). Y que se enmarca en una sospechosa y delictiva actitud de quienes ejercen el control del orden público
Cuatro jóvenes entusiastas de ese deporte asistieron a ese centro comercial el jueves de la semana pasada pues dentro del mismo se realizaba una novedosa competencia de ciclismo. De pronto, mientras lo presenciaban, fueron detenidos, esposados y -según su propia versión- golpeados en la comisaría de Miraflores, donde no se les permitió preguntar por qué estaban ahí, y se los obligó a firmar una declaración que no les permitieron leer.
Las pruebas eran, como en el chiste racista, estar en un centro comercial de buen nivel, portar celulares, cámaras digitales y -aún más sospechoso- un MP4, así como -lo cual parece haber sido la evidencia contundente- tener aspecto de cholos. Es decir, los habían agarrado con las manos en la masa.
Peor aún. Siempre de acuerdo con su versión, ante la protesta de los detenidos, se les amenazó con sembrarles droga, con lo cual la pena a la que se exponían era mucho más severa que un hurto.

Esta práctica común en las comisarías no solo es aplicable a los cholos, también cobran los blancos y los negros, ya que se trata de sacarle plata al detenido, en eso digamos que el proceso de la coima se respeta.
Poco después, el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, y el jefe policial del distrito, Luis Flores, los presentaron ante la prensa como delincuentes peligrosos e integrantes de la temida banda 'Los Malditos de Larcomar'. A 'jamonearse', entonces, con la captura del temido grupo que anda robando carteras y propiedad privada en dicho establecimiento comercial, lo cual es cierto y, evidentemente, genera indignación en los clientes y preocupación en las autoridades.

Bueno Masías es un sujeto escapado de los comics de Tom y Jerry, cada acción que toma -por mil razones que puedan o no asistirlo- es una joya de la sinverguencería y el cinismo, amén de ser totalmente torpe para sus evidentes enjuages (¿Recuerdan su cara en el accidente de los obreros de construcción civil en Miraflores?)
El problema, como se sabe ahora, es que los muchachos detenidos no eran los integrantes de la banda 'Los Malditos de Larcomar', solo que 'se parecían a ellos'.

¿Parecían porque eran cholos? o ¿por qué con las cosas que portaban eran extorsionables? La conferencia de prensa parece querer demostrar que como eran cholos y duros, eran delincuentes. Recién me entero que el color de la piel tiene que ver -al menos en Miraflores- con la posibilidad de convertirse en uno de los sospechosos comunes de la fauna criminal nativa. Pero es, innegablemente cierto, que hay un virus instalado en el sotfware de nuestra idiosincrasia por el cual asociamos las cuestiones raciales o sexuales con estereotipos de conducta.
Una digna señora que frisa los 85 años y que vive en la zona de San Antonio en Miraflores (urbe ruidosa, vocinglera y sin alma de la cual se sienten ridículamente orgullosos escribió Julio Ramón Ribeyro sobre este distrito) temía que instalaran juegos para niños en un parque frente a su casa, -nos vamos a llenar de cholos- decía preocupada, -nos van a traer su música, su comida en ollas, su cerveza (y tiene un nieto bien choborra) y sus sopas en botella de plástico de dos litros, esos juegos no los vamos a permitir-. Cabe acotar que la dichosa área verde era una extensión que servía para que los perritos de las casas vecinas hagan sus necesidades. Uno no paga arbitrios tan caros para tener cerca a la cholitud.
Todos los indicios apuntan a que se trata de un nuevo caso de discriminación racial inaceptable que puede dar para un nuevo chiste: 'blanco con MP4, cliente; cholo con MP4, choro'.
Gente con ingenio haciendo bromas: gracioso, gente sin ingenio haciendo chistes: Tuto Alvarez, mejor, ¿no?.
Y es lamentable, finalmente, que ayer en RPP, el alcalde Masías no aceptara la invitación para ofrecerles una disculpa a los jóvenes ciclistas. ¿Tanto cuesta reconocer un error?

Masías no se va a disculpar así nomas si no lo hace rodeado de una buena cantidad de gente de los medios que tras la lluvia de flashs, sonrisas kolynosistas, pedirá rendidas excusas y regalará alguna chuchería. Y si aun no lo ha hecho es porque en el fondo la gente de Miraflores (su publico objetivo) piensa (es un decir, porque muy pensantes no son, salvo las honrosas excepciones de siempre) igual que el: que los cholos de San Juan de Lurigancho hagan vida social en su barrio porque les afean el panorama y se lo malean, porque ser racista y discriminar es una práctica que tiene ver con los etnocentristas complejos de los -citando a la Sra Karp- pituquitos miraflorinos, calabazones que viven atrapados en su ejemplar separatividad y los cuales, como en el verso de Benedetti, "tienen un aire, verdad que es un desaire, tienen la marca verdad de su comarca". Sino Masías no hubiera salido electo luego de su sinuosa y poco confiable carrera política. Osea...¿manyas choche?.

El racismo es detestable. Creo que tanto como la corrupción de quienes reciben un sueldo para proteger a los ciudadanos. Me importa un bledo si el Sr Masías se disculpa o no, (me vale verga) pero que la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo deben denunciar a los miembros de la Policía Nacional, a los empleados del serenazgo de Miraflores (yungays) y al Alcalde del susodicho distrito es de una necesidad vital para que estos hechos no se repitan nunca mas aunque haya sido nuestro propio Presidente de la República el que propusó a los policías que actúen antes de pensar. Termino la nota citando otra vez a Mario Benedetti, otra vez, "después cuando seas grande y tengas un hijo lo tomas de la mano, lo traes aquí a la rambla y sin darle importancia le dices hijo mío son éstos los pitucos".


NOTA AL MARGEN: EN LA EDICIÓN ONLINE DE HOY DE PERÚ 21 EN LA COLUMNA DE ROSA MARIA PALACIOS APARECÍA UN ARTICULO SOBRE LA FISCALIA Y (EL ARTÍCULO SOBRE HUMALA NO) EN LA PÁGINA POLÍTICA NO ENCONTRAMOS LAS DECLARACIONES DEL EX-CANCILLER RODRIGUEZ CUADROS SOBRE EL ARMAMENTISMO CHILENO. RARO. MAS AUN, CUANDO EL SOCIO DE PERÚ21, CANAL "N" SE DEDICÓ UNA HORA -MAS O MENOS- A PASAR LAS EXEQUIAS DEL DIRECTOR DE CARABINEROS DE CHILE MUERTO CON OTRAS PERSONAS EN UN TRÁGICO ACCIDENTE DE HELICÓPTERO EN PANAMÁ. NO LA HACEN ASÍ NI CON LOS PERUANOS. ¡EL DECANO PÚ, MA' ROTO NO PUE' SER!.

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1 comentario:

  1. Más sobre racismo y discriminacion...

    El especial de la difamación

    Ese debería ser el nombre del esperpento que hace Carlos Álvarez, sábado a sábado, en Canal 2. Porque, llamar humor a eso que hace allí, es pervertir la palabra "humor". ¿Humor? Lo que hace allí es difamación.

    La difamación, por definición, es hacerle mala fama a alguien. Y si esa mala fama que se le hace (a la víctima) es, además, sobre algo falso, la difamación se hace injuria, por el daño que se le hace a la imagen de la víctima; y en calumnia, pues se le atribuye (a la persona agraviada) cosas totalmente falsas.

    Un ejemplo claro de difamación es lo que ha hecho Magaly Medina con Efraín Aguilar al calificarlo como traficante de influencias y decírselo a todo el mundo (lo de "todo el mundo" se deduce de su rating). Y es difamación pues lo que dijo y dice del señor es falso, y esa difamación se agrava si es que se hace, como lo ha hecho Magaly, utilizando un medio masivo de comunicación (la televisión). El código penal así lo tipifica. El juez así lo ha sentenciado.

    Volviendo a Carlos Álvarez, éste hace lo mismo que Magaly, pero se escuda tras la excusa de que lo que hace es humor. Veamos si no el reciente caso del "Puma" Carranza que, en una previa difamación, hecha (cuándo no) por Magaly Medina, dijo que éste le pegaba a su mujer, o que su mujer le pegaba a él, o que los dos, por último, se pegaban mutuamente. El asunto del "gomeo familiar" resultó falso, mentira total. Pero, Carlos Álvarez, lejos de descartar ese incidente, que nunca ocurrió, el "humorista", añadiendo injuria al escarnio, hizo una parodia, con toda la leche ruinosa de la que es capaz, y terminó de difamar (es decir, esparcir una mala fama) contra el "Puma" Carranza, su señora, y todos sus relacionados.

    El hecho que "humorísticamente" se le atribuía al "Puma", nunca ocurrió. Las imágenes emitidas por Magaly estaban allí, pero los que patinaron fueron los "interpretadores". El "Puma" nunca incurrió en violencia familiar, y sin embargo, por lo que presentó Carlos Álvarez, el "Puma" había sido juzgado, sentenciado, y ejecutado, como un troglodita, esposo de otra troglodita. ¡Eso es difamación! ¿Que la gente se ríe? ¿Que la gente goza? ¿Que la gente le pide que lo siga haciendo? Todo eso no le quita el caracter difamatorio que encierra el mensaje que Álvarez emite, un mensaje falso de toda falsedad, pero agraviante en su totalidad, así la víctima, algunas veces diga que se ría por ello, mientras simultaneamente le va mentando la madre a Álvarez por la impotencia ante ese vejamen. El famoso dicho "tienes que tener correa" o "el que se pica, pierde", los tienen (a los difamados) agarrados de los gemelos.

    Y así, llegamos al caso de "Tulicienta". Acá el "chupo" reventó por el asunto del racismo. Sin embargo, la difamación estuvo presente en todo momento. Acusándola de arribista, manipuladora, y muerta de hambre, Carlos Álvarez, y su títere Walter "Cachito" Ramírez, hicieron escarnio de Tula. Las risotadas, mientras grababan el sketch, removieron todos los cielos; los bárbaros Atilas quedaban chicos al lado de estos "civilizados" "cómicos". Tuvo que intervenir la opinión pública (prensa, radio, televisión) para decirle a Álvarez que ya, pues, parara la mano, pues ni esa opinión pública, tan afecta a sus desmanes, podía hacerse de la vista gorda sobre el asunto. El tipo en cuestión prometió --por su "marecita" y por la mamá de Ivcher- no volver a hacerla, guardarla en el baúl de sus desafortunadas creaciones, pero --como lo puede asegurar el Padre Martín-- el tipo nunca cumple su palabra. Ayer sábado volvió a sacar a "Tulicienta" del closet, y zas, la puso a bailar, como si nada hubiera pasado. Entre honrar su palabra y el rating que se le está cayendo, "olvídate de la integridad. Pon a Tulicienta, pero cámbiale de nombre, así le sacamos la vuelta al asunto y a todos los criticones porque "pa'pendejos" nosotros".

    Y ya que hablamos de la parodia del "Baile que da sueño"; y ya que hablamos de difamación; y ya que hablamos de gente que no cumple su palabra; allí está, como prueba más que plena, la burla, escarnio, injuria, calumnia y difamación que Carlos Álvarez le sigue haciendo al Padre Martín. "¡El rating se me está cayendo, a la mierda con el Padre Martín, a la mierda con Tula Rodríguez, a la mierda con todos, yo soy Carlos Álvarez y éste, es el "Especial de la Difamación". Yuca pa'ti, platita pa'mi". Nada extraño en un montesinista que vendió sus malas artes a Vladimiro por un vil puñado de dólares.

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