Países con o sin satélite
por César Hildebrandt (*)
Como las fronteras se han abolido y el villorio global que somos es cada día más unificador y la fraternidad universal del capitalismo administrado por vía oral nos junta en una gozada de tumulto y como somos cada día más felices en este planeta que ha superado los estandartes de la tribu, entonces, por todo lo ya dicho, Chile se compra su satélite para espiar al Perú. Para espiar al Perú escudriñando la frontera con su tercer ojo estelar, vigilando qué tanque ruso reciclado sale de qué base y qué tanquista torreja va en la torreta y hasta contando los peces que los pesqueros peruanos puedan “llevarse ilegalmente” de esas aguas que, estando en litigio en La Haya, ya son chilenas sin apelación y con satélite. Y porque Chile siempre ha creído que todos los peruanos somos como “El Comercio”, o sea sus socios mercuriales, sale su ministro de Defensa, José Goñi, a decir que esa compra “no debe preocupar a ningún vecino”. Así, con una tácita sonrisita de vencedor crónico y repitente de rapiñas. El satélite le ha costado a Chile 72 millones de dólares –salidos de los mil millones de dólares que tiene como remanente del presupuesto militar del 2007- y será fabricado por el consorcio francés EADS-Astrium, que aprovechará un lanzador ruso Soyuz para ponerlo en órbita, desde la Guyana francesa, en febrero del 2010 (el año del bicentenario de la independencia de Chile).“Chile se pone los pantalones largos” –dijo Goñi-. “Este satélite nos permitirá controlar la soberanía marítima y la pesca ilegal”- añadió. Más claro ni la DINA. El costoso artilugio tiene la última tecnología y, según el subsecretario de Aviación de Chile, Raúl Vergara, pesa 130 kilos, mide un metro con cuarenta y cuenta con un telescopio hecho de carburo de silicio que le permitirá fotografiar tridimensionalmente cualquier cosa a 620 kilómetros de altura. Su resolución será mejor que la de los satélites que ya tienen Brasil y Argentina: 1,45 metros por píxel para blanco y negro y 5,8 metros por píxel para imágenes multiespectrales, es decir en color o en mapas infrarrojos. Descargará imágenes cuatro veces por día y podrá almacenar 400 fotografías examinables por los 64 expertos que están siendo capacitados con ese propósito. Y puede cubrir mil trescientos kilómetros cuadrados de superficie en 3,2 minutos, es decir a una velocidad de barrido de 6,500 metros cuadrados por segundo. El diario “El Mercurio” describió así las bondades del aparato, bautizado como SSOT (Sistema satelital de observación terrestre):“Es decir, podrá pasar sobre Santiago y obtener una imagen en la que se cubra desde la Plaza Italia hasta más allá de la plaza Los Dominicos y hasta ver nítidamente en colores los buses articulados que circulan por Apoquindo y en blanco y negro las bicicletas...”El periódico añade que, eso sí, las placas de las bicicletas no se podrán distinguir. Eso se llama sutileza. El ministro de Defensa, en cambio, va al grano y embiste con entusiasmo: “Podremos obtener información de todos los objetivos que nos planteemos”, dijo. Más claro ni Pinochet. Pero esa no es la única noticia en relación al “hermano del sur” que en Lima controla la flota de cabotaje, la aviación comercial y hasta la medición de las audiencias de televisión y, ahora, en sociedad con “El Comercio”, la “lectoría” de los periódicos. La otra noticia, difundida casi al mismo tiempo que la del satélite prodigioso, es que Chile le ha comprado a Embraer, de Brasil, una flota de doce aviones Súper-Tucano de combate. ¿El costo? Sólo 120 millones de dólares. Se trata de un modelo más avanzado que el que empleó la Fuerza Aérea colombiana para bombardear el campamento de Raúl Reyes. Embraer también anunció que ya tiene un acuerdo con la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chile (ENAER) para el desarrollo del jet regional ERJ-145. ¿Y en el Perú pasó algo? ¿Hubo alguna reacción? A las 9 y 43 de la noche las páginas virtuales de “El Comercio” no consignaban nada. Los titulares de RPP, tampoco. La agencia “Andina” no tenía una sola línea sobre lo del satélite. ¿Y el ministerio de Defensa? El ministerio de Defensa anunciaba en su página oficial que haría una campaña de acción cívica en el VRAE, que había firmado un contrato para reparar, a lo largo de los próximos tres años, 19 Migs-29 que ahora no pueden ni despegar y, por último, que habría un ahorro de 500,000 dólares por la compra corporativa de automóviles para algunos cargos militares. Y eso es porque el Perú sí cree en el nuevo mundo de la globalización que hermana y del comercio que reúne y de los TLC que componen sinfonías ecuménicas. Somos como Georgia. Seguimos siendo el país de Manuel Pardo.
(*) Aparecido en su columna del diario La Primera.
Terrible realidad que se sustenta en la debilidad de la identidad peruana eternamente socavada por los fenicios de siempre, manejando el poder económico, y una contraparte política que se excusa en el mundo global para justificar su lejanía total a lo que significamos como país.
El Comercio, en conjunto con otros medios de comunicación, ha optado por el silencio complice (una regla de la comunicación mundial en estos tiempos) en donde mas tiempo le dedican a buscar con que distraer a una población (cada día mas masificada) que a investigar y denunciar. Y es que hay mucha plata de por medio.
Y por ella no hay nacionalismos que valgan. Echarse así, es mas rico.
Ya estamos medio anexados a nuestros eternos inversores/compradores, sólo les falta legalizar el amancebamiento en que vivimos hace varias décadas.
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